El presidente de la Fundación Madrina, Conrado Giménez, ha recibido una impactante carta de David, un bebé que rescató de la calle hace 20 años
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| Gentileza Fundación Madrina |
Año
2002. Una mujer migrante dio a luz en Madrid. Pasados dos días, salió del
hospital y no tenía adónde ir. Conrado
Giménez la encontró en la calle, a su bebé y al padre de la
criatura, y los rescató. Ahí comenzó la historia de quien hoy es el presidente
de la Fundación Madrina,
la entidad que atiende a mujeres embarazadas y bebés.
En esos momentos «estaba solo», dice
Conrado. Hacía poco que «había visto que Dios me
pedía que dejara mi trabajo en el banco y organizara la labor que hoy es
Fundación Madrina».
Lo
que menos esperaba es recibir algún día una carta de parte de uno de los bebés
rescatados a los que ayuda a salir adelante. «Nunca me había ocurrido»,
confiesa.
Conrado recibió ayer algo que es «sin duda el mejor regalo de Navidad que me podía llegar». Por eso no le faltaron «lágrimas en los ojos».
La carta de DavidEsta es la carta de David, aquel bebé:
Una serie de desafortunados acontecimientos los dejó en la calle, con un niño recién nacido en pleno mes de
diciembre. Mi madre no para de darme las gracias. Porque ese día fui
el más valiente.
Durante las 17 horas que estuvieron vagando por las calles
de Madrid me dijo que no abrí la boca ni una sola vez. Solo miraba con unos
ojos enormes a esos dos adultos que vagaban sin
rumbo y se derrumbaban en lágrimas, a ratos.
David prosigue el relato:
Admiro
a las personas sencillas como tú, ¡¡cuánta grandeza!! A las personas que tienen
palabra aunque no hablen mucho, a las personas que son faros para que las almas
perdidas en la oscuridad encuentren un camino, a las que aplauden y se alegran
del éxito de los demás.
Admiro a las personas que saben
acariciar el alma, la paciencia y el coraje de los que luchan.
Admiro a las personas que se van, pero
siempre se quedan. Porque me crié lejos de ti, pero te tuve siempre
muy presente. Gracias a ti he comprendido que la vida siempre
va a seguir girando para seguir escribiendo capítulos nuevos porque la
felicidad también está ahí y también vuelve. Vuelve para dejar que la vida nos
sorprenda porque nos lo merecemos. Porque me lo merezco y te lo mereces. Lo leo
en el rostro de mi madre cada vez que pronuncia tu nombre.
Para mí eres un superhéroe y no precisamente de los
de capa, dejándote la piel cada día para ayudar a miles de mujeres en
situaciones increíblemente jodidas. Perdón por la palabra, pero
sé que tú la entiendes mejor que nadie.
Tienes el don de saber tocar la tecla
exacta para que los corazones bombeen correctamente de ilusión y esperanza,
para que esos niños que nacen sean capaces de sonreír en situaciones que nunca
deberían haber estado. Gracias por ser mago porque practicas la ilusión con sonrisa
delicada y además con el mejor talante y empatía.
Gracias
por no desfallecer nunca, por pasar horas y horas resolviendo urgencias con
cientos y cientos de casos, sabiendo actuar y tranquilizar en cada
momento. Gracias por tantas dosis de esperanza.
David añade cómo es hoy su actitud ante la vida, conociendo cómo
fueron sus comienzos. Da las gracias a Conrado Giménez de una forma muy
especial:
Gracias a ti, hoy soy el joven que se abre camino en un mundo, no
siempre favorable, pero con la calma y la confianza que tú transmites.
Gracias a ti soy un superviviente, de
los que van despacio pero con paso firme, porque pienso llegar lejos. De los
que disfrutan cada momento y se quedan con lo mejor porque gracias a ti, todo
lo mejor siempre llevará tu nombre.
Hay 20 años en todas estas palabras
pero quedarán muchos más por escribir.
Mientras, te guardo donde todo llega,
entre el alma y el corazón.
David»
La Fundación Madrina es hoy una organización consolidada, que
lleva 22 años ayudando a mujeres embarazadas, madres y bebés en peligro.
Su madre pidió a Dios un deseo muy
especial
Conrado Giménez está emocionado de haber recibido esta carta de
agradecimiento. Ha querido contestar brevemente a las palabras de David
diciendo:
«Gracias, mi
pequeño David, vale la pena morir cada día, para dar vida, porque ‘cada niño
que nace lleva un mensaje, Dios todavía no ha perdido la esperanza en el
hombre’.
Me acuerdo que le decía a tu madre,
delante de la Virgen en la capilla, ‘por el acto de amor que has tenido
diciendo sí, Dios te concederá lo que quieras para tu hijo. Me acuerdo, Ioana,
que le
pediste a Dios que el pequeño David fuera papa‘.
Estoy convencido que ‘Dios
elige y capacita a los niños que no son queridos ni amados por el mundo, pero
que son muy queridos y amados por Dios’. Feliz Navidad.»
Precisamente hoy es 29 de diciembre, san David.
Y mientras tanto, Conrado Giménez sigue hoy a pie de calle. Acaba de
mandar un mensaje desde una de las «colas del hambre» de Madrid:
Dolors Massot
Fuente: Aleteia






