5 - Diciembre. Lunes de la II semana de Adviento
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Evangelio según san Lucas 5,
17-26
Un día estaba él enseñando, y estaban sentados unos fariseos y maestros de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, Judea y Jerusalén. Y el poder del Señor estaba con él para realizar curaciones.
En esto, llegaron unos hombres que traían en una camilla a un hombre paralítico y trataban de introducirlo y colocarlo delante de él. No encontrando por donde introducirlo a causa del gentío, subieron a la azotea, lo descolgaron con la camilla a través de las tejas, y lo pusieron en medio, delante de Jesús.
Él, viendo la fe de ellos, dijo: «Hombre, tus pecados están perdonados».
Entonces se pusieron a pensar los escribas y los fariseos: «¿Quién es este que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios?».
Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, respondió y les dijo:
«¿Qué estáis pensando en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate y echa a andar”? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados —dijo al paralítico—: “A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla y vete a tu casa”».
Y, al punto, levantándose a la
vista de ellos, tomó la camilla donde había estado tendido y se marchó a su
casa dando gloria a Dios. El asombro se apoderó de todos y daban gloria a
Dios. Y, llenos de temor, decían: «Hoy hemos visto maravillas».
Comentario
¿Quién puede perdonar los pecados
más que Dios?
Bien conocido para nosotros es
este pasaje evangélico de la curación del paralitico y del otorgamiento del
perdón de sus pecados por parte de Jesús. Nos es fácil sospechar que a Jesús,
aparentemente un hombre como los demás, no le fue fácil convencer a los que le
rodeaban que también era Dios, era el Hijo de Dios.
Uno de los medios que empleó fue
realizar signos especiales, milagros, fuera del alcance de cualquier persona
humana. Antes de curar al paralítico de su dolencia corporal, le perdona sus
pecados apoyándose en su fe: “hombre, tu pecados están perdonados”. Los
letrados y fariseos, que no veían a Jesús como el Hijo de Dios, reaccionan
normal dentro de su lógica: “¿Quién es este que dice blasfemias? ¿Quién puede
perdonar los pecados más que Dios?”. Razonamiento correcto pero del que no
sacan sus verdaderas consecuencias, es decir, admitir que Jesús puede perdonar
porque es Dios, es el Hijo de Dios. El mismo Jesús para reafirmar su rango
divino, realiza la curación del paralítico, algo que solo está al alcance Dios.
Al ver este milagro “todos quedaron asombrados y daban gloria a Dios, diciendo
hemos visto cosa admirables”. Podemos sospechar que algunos empezaron a creer
en la divinidad de Jesús, pero no los letrados y fariseos… que al final
lograron condenarle a morir en una cruz.
Un día más, pidamos al Señor que
aumente nuestra fe, que aumente nuestra creencia, nuestra seguridad de que
Jesús es hombre y Dios verdadero. Y hagámosle caso.
Fuente: Dominicos