16.12.22

EVANGELIO DEL DÍA

16 – Diciembre. Viernes de la III semana de Adviento

Dominio público

Evangelio según san Juan 5, 33-36

Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio en favor de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para que vosotros os salvéis. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y vosotros quisisteis gozar un instante de su luz. Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido llevar a cabo, esas obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado.

Comentario

Las palabras del Evangelio de hoy están enmarcadas en un largo discurso en el que Jesús expone quién es y cuál es su misión: Cristo revela al Padre y recibe de Él su autoridad.

Jesús nos enseña que Él tiene un testimonio mayor que el de Juan. Esto no significa que desdiga a Juan, todo lo contrario, le alaba cuando dice “Aquel era la antorcha que ardía y alumbraba”. Ensalza a Juan por ser luz que llevó a Jesús a muchas personas, gracias a su admirable entrega a los demás. En estos términos lo explicaba el Papa Francisco “La vida sólo tiene valor al donarla, al donarla en el amor, en la verdad, al donarla a los demás, en la vida cotidiana, en la familia. Donarla siempre”[1].

Algunos judíos ponían objeciones al testimonio de Jesús, sobre todo que él fuera quien se avalara a sí mismo como testigo ya que para los judíos el testimonio de una persona en su propia causa no es suficiente. Por eso muestra que su testimonio está avalado por Juan Bautista y también por sus propias obras y milagros.

La raíz de la que emanaba esa luz es el propio Jesucristo. Nos revela que ha sido enviado por el Padre, más aún, que el Padre y Él son uno mismo (Jn 10,30) Jesús nos muestra su divinidad, en palabras de san Josemaría “El Hijo de Dios se hizo carne y es perfecto Dios y perfecto hombre. En este misterio hay algo que debería remover a los cristianos… No hay más que una raza en la tierra: la raza de los hijos de Dios. Todos hemos de hablar la misma lengua, la que nos enseña nuestro Padre que está en los cielos [2].

Jesús es enviado por el Padre para la salvación del mundo. Acudamos al Señor en el Sagrario a buscar luz y fuerzas para nuestra vida interior.

[1] Papa Francisco, Homilía, 8 de febrero de 2019.
[2] San Josemaría, Es Cristo que pasa n. 13

Fuente: Opus Dei


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