El Obispo de Córdoba (España), Mons. Demetrio Fernández, alerta a los creyentes que “el hecho de que todo esté empapado de Navidad puede ser una dificultad para vivirlo con autenticidad”
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Imagen referencial. Crédito: Pexels |
Esto sucede porque “son muchos los reclamos a nuestros sentidos
para llevarnos a la dispersión”, explica el Prelado en su carta pastoral
semanal.
Como antídoto a esta amenaza para la vivencia consciente del
nacimiento del Niño Dios, Mons. Fernández recuerda que estos días son “de
oración y de encuentro” con Él, porque “el centro de la Navidad es Jesucristo”.
Para adentrarnos mejor, el Obispo anima a recuperar el asombro ante el misterio
que se celebra: “Dios Padre envía a su Hijo para compartir nuestra existencia y
elevarnos a nosotros a la condición de hijos de Dios”.
Se trata de un “admirable intercambio, en el que los humanos salimos
ganando”, incide.
La encarnación que celebramos, prosigue el Prelado, “es el
misterio del descendimiento de Dios desde el cielo tocando la tierra, tocando
nuestra debilidad humana y sanando todo lo humano”.
Para Mons. Fernández, “no cabe humildad más grande, despojamiento más absoluto,
empobrecimiento más chocante” en el que se establece “una solidaridad humana
irrompible”.
En él, los desheredados de la tierra encuentran “la recuperación
de su propia dignidad perdida, o por culpa propia o por culpa de los
demás”.
En este sentido, concluye el Prelado, “acoger a Jesucristo que
viene hasta nosotros nos lleva a acoger nosotros a quienes han sido despojados
y sufren ese expolio. Navidad es fiesta de solidaridad profunda, la que nos ha
traído el Príncipe de la paz”.
Por Nicolás de Cárdenas
Fuente: ACI Prensa