10 - Enero. Martes de la I semana del Tiempo Ordinario
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Evangelio según
san Marcos 1, 21b-28
Y entran en Cafarnaún y, al sábado siguiente, entra en la sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas.
Había precisamente en su sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo y se puso a gritar: «¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».
Jesús lo increpó: «¡Cállate y sal de él!».
El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un grito muy fuerte, salió de él.
Todos se preguntaron estupefactos: «¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen».
Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la
comarca entera de Galilea.
Comentario
Jesús se
encuentra en Cafarnaúm predicando y realizando milagros. Vemos aquí que el
mensaje que ha venido a traer se presenta con una fuerza sorprendente, tanto
que el Señor se convierte rápidamente en una personalidad famosa, dejando
estupefactos a quienes lo ven y oyen.
En esta
ocasión, le traen un endemoniado que reconociendo inmediatamente que Jesús es
el Santo de Dios, recibe como respuesta unas palabras tajantes del Señor: Calla
y sal de él. A lo largo del evangelio de san Marcos volveremos a encontrarnos
con que Jesús quiere que se guarde el “secreto” sobre su verdadera identidad
(cf. Mc 1, 25.34.44; 3,12; 5,43; 7, 24.36; 8, 26.30; 9,9).
¿Cuál era la
intención de Jesús al imponer este silencio? Podemos entenderlo si consideramos
que el diablo desde el primer momento intenta desviar a Jesús hacia la lógica
humana de obtener el éxito a través de la fuerza y del espectáculo, mientras
que el Señor sabe que el sufrimiento y la humillación de la cruz son parte
fundamental de su misión.
Jesús no se
deja vencer por la tentación del camino fácil. Sabe que si quiere vencer al
diablo es preciso no distraerse con las flores del camino e ir directamente al
encuentro de las tinieblas del sufrimiento y de la muerte, para mostrarnos que
aún en esas circunstancias adversas la luz de Dios continúa presente y no nos
abandona.
Hoy día el
demonio sigue actuando del mismo modo e intenta por todos los medios
distraernos de la vocación a la que el Señor nos ha llamado. Una vez más, Jesús
nos enseña que no se debe dialogar con la tentación sino cortar con un decidido
¡cállate! cuando sea necesario.
Martín
Luque
Fuente: Opus Dei






