Nunca en sus 76 años de historia el llamado Reloj del Apocalipsis había puesto a la humanidad tan cerca de una catástrofe de la cual no hay regreso
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| Shutterstock / Ronnie Chua |
El Consejo de Ciencia y Seguridad
del Boletín de Científicos Atómicos --empujado por "los crecientes
peligros de la insensata invasión rusa de Ucrania"-- decidió mover las
manecillas del Reloj del Juicio Final o Reloj del Apocalipsis y puso a la
humanidad más cerca que jamás lo había estado de la medianoche.
Después de tres años de no mover
las manecillas, la guerra emprendida por el presidente de Rusia, Vladimir
Putin, motivó que el Consejo de Ciencia y Seguridad de este grupo, creado en
1947 entre otros por Albert Einstein y científicos de la Universidad de
Chicago, sitúe el Reloj a escasos 90 segundos del final de la vida terrestre.
Nunca en sus 76 años de historia
–incluidas las guerras de Corea, Vietnam, la Guerra Fría, la crisis de los
misiles en Cuba o el ataque terrorista del 11-s—el llamado Reloj del
Apocalipsis había puesto a la humanidad tan cerca de una catástrofe de la cual
no hay regreso.
Ellos saben las consecuencias
No en balde fueron los
iniciadores de las bombas atómicas los que pusieron en marcha el Reloj: ellos
sabían (y sus sucesores lo saben igualmente) lo que puede ocurrir en una guerra
nuclear como la que anuncia Putin en su ambición desmedida por lo que él
considera como «recuperar» Ucrania para Rusia.
Como bien lo asienta el Boletín
este Reloj del Apocalipsis «es un indicador universalmente reconocido de la
profunda vulnerabilidad del mundo ante las armas nucleares, el cambio climático
y las tecnologías disruptivas. Cuanto más se acerque la medianoche, mayor será
el peligro de nuestra existencia».
Más adelante, tras el anuncio de
las manecillas al arrancar 2023 y a pocos días que se cumpla un año de la
guerra en Ucrania (iniciada el 24 de febrero de 2022) «el mundo se encuentra en
un momento muy peligroso. Decenas de miles de personas, muchos civiles
inocentes, han muerto. No se vislumbra ninguna solución obvia al conflicto».
Menos aún por el envío de tanques
Leopard de Alemania y otros países europeos a Ucrania, lo que podría
desencadenar que el presidente ruso, por una decisión deliberada, por un error
de cálculo o por un accidente de sus tropas invasoras, retrajera a la humanidad
al mes de agosto de 1945, cuando dos bombas atómicas estadounidenses borraron
del mapa a Hiroshima y Nagasaki.
Otras amenazas
Entonces no se tenía el arsenal
nuclear que existe hoy; un arsenal capaz de hacer volar en pedazos a la Tierra
miles de veces. De hecho, el Consejo de Ciencia y Seguridad del Boletín
Atómico, contempla con enorme preocupación el movimiento de tropas rusas cerca
de Chernóbil y de Zaporiyia, «violando los protocolos internacionales y
arriesgándose a la liberación generalizada de materiales radiactivos».
Desde luego la perspectiva de una
guerra nuclear es la que más preocupa al Boletín de Científicos Atómicos, pero
también hay otras amenazas que penden sobre la humanidad como las tensiones
entre Estados Unidos y China; el cambio climático, el uso de combustibles
fósiles, la emisión de gases de efecto invernadero y las secuelas impredecibles
del Covid así las amenazas, tanto en bioseguridad como en tecnologías
disruptivas, entre otros factores que agravan la situación mundial a niveles de
alarma.
De ahí que los miembros de esta
organización terminen la presentación 2023 del Reloj del Juicio Final a 90
segundos de la medianoche diciendo que «si alguna vez hubo un momento para que
los líderes mundiales tomen medidas para hacer retroceder el reloj, es ahora».
Jaime Septién
Fuente: Aleteia






