Como San Francisco, este misionero es famoso por su labor de ayuda a los pobres y marginados y por su estilo de vida austero
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fot. dzięki uprzejmości Giacomo Palermo |
El
«hermano» Biagio Conte murió de
cáncer el 12 de enero de este año a la edad de 59 años. Los
lectores fuera de Italia probablemente nunca hayan oído hablar de él, pero este
misionero que no pertenecía a ninguna orden religiosa fue famoso en
su tierra natal por su trabajo a favor de los pobres y marginados y por su
austero estilo de vida personal, cualidades que inevitablemente
recuerdan la vida de San Francisco.
Nacido en un hogar adinerado, trabajó brevemente en el negocio de
la construcción de la familia hasta que tuvo una crisis espiritual a la edad de
20 años. Pasó el resto de su vida como misionero no adscrito a ninguna orden
religiosa y peregrino
en la tierra, a veces como ermitaño, a
veces como un peregrino literal a Asís, pero sobre todo dedicando su
vida a los pobres, los enfermos y los marginados, especialmente en su ciudad
natal de Palermo.
Además de crear instituciones para ofrecer alimentos, medicinas,
ropa y refugio, realizó protestas personales y huelgas de hambre para llamar la
atención sobre la difícil situación de los necesitados y suplicar recursos para
ayudarlos.
Incluso fue a pie desde Italia hasta Bruselas (Bélgica) para
entregar en mano una carta al presidente del Parlamento Europeo sobre estos
temas.
Con
motivo de su muerte, algunas de sus poderosas e inspiradoras frases están
encontrando una nueva audiencia. Aquí hay algunos que queremos compartir
con usted:
«Nunca más construyáis armas,
sino instrumentos de trabajo: hermanos y hermanas que sois políticos y
autoridades, os invito a cambiar la forma de vivir y de gobernar, poniendo así
en práctica el don de ser verdaderos constructores de paz.»
No seas cómplice del pecado
«El buen Dios nos dice: ‘Ayuda,
corrige y reprende a los que están en el error, para que así se conviertan por
medio de ti, pero si no les dices a los pecadores que están pecando, llevarás
los pecados de los demás. ‘Como dicen aquí en Sicilia, no practiquemos la omertà,
es decir, cuando vemos y no decimos nada y no intervenimos.»
Ten coraje
«Querida humanidad amada:
¡ánimo! No perdamos la esperanza de un mundo mejor y más justo. Siento
en mi corazón, gracias a nuestro buen Dios, que debo animar a esta sociedad que
sufre y a cada ser vivo, a cada hombre y mujer de esta tierra: ayudémonos unos
a otros a reconstruir juntos la paz y la verdadera esperanza.»
El bien común
«Rezo y deseo que toda profesión contribuya al bien común y lleve
así a buen término una verdadera y justa conversión a nuestro buen Dios, es
decir, al Bien, y así combatir el mal con el bien.»
Maestros, sean ejemplos para sus
alumnos
«Estimados maestros y personal de las escuelas… Sean un buen
ejemplo por el bien de los estudiantes, por el bien de su propia vida y de su
familia, y por el bien de toda la humanidad.»
Dios y el coronavirus
«El virus no va a
ganar. Dios es más fuerte. Y las personas juntas son más
fuertes. Debería preocuparnos un virus más espantoso: el de la
indiferencia, el del egoísmo.»
Ni barreras ni muros
«Todo hombre y mujer debe ser
respetado, tiene derecho a comer, a una casa, a un trabajo… y esto se aplica a
toda persona marginada, a todo emigrante, inmigrante y refugiado. Si no
les damos dignidad y esperanza, nunca habrá una sociedad justa y
correcta. Todos tenemos el deber de no levantar barreras ni muros.»
Dios en los que sufren
«Después de tantos años, ¿debo
seguir viendo esta sociedad en la que la gente muere por indiferencia, en el
frío, sin hogar? ¡Dios está en los que sufren, por eso no lo vemos!.»
Desenchufar
«Hay un ermitaño en cada uno de nosotros, pero tenemos que desconectarnos. Si no nos desconectamos, nunca descubriremos todo este mundo.»
Gelsomino del Guercio
Fuente: Aleteia