Los representantes de las 39 conferencias episcopales presentes en la asamblea sinodal de Praga aseguran que es necesario «pedir perdón para avanzar en la reconciliación» por los abusos y «vencer la tentación de la uniformidad»
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Foto: prague.synod 2023.org. |
El arzobispo Gintaras Grušas,
presidente del Consejo de
Conferencias Episcopales de Europa (CCEE), recordó en la clausura de
la primera parte de la asamblea sinodal continental, que tiene lugar en Praga del
5 al 12 de febrero, que, durante esta semana en la que participan laicos,
sacerdotes y obispos de 39 conferencias episcopales —en representación de 45
países del continente europeo—, «hemos experimentado los frutos de escucharnos
con el otro, de ser familia». Y «lo que es esta familia a nivel europeo».
Durante la segunda parte, del 10 al 12 de febrero, se reunirán únicamente los
presidentes de las conferencias episcopales para releer colegiadamente la
experiencia sinodal.
El borrador del documento final,
un texto provisional aprobado por la asamblea, sujeto a «enmiendas» —como
aseguran desde la organización— además de a algunos ajustes de redacción, «será
devuelto a todos los participantes después de las modificaciones solicitadas
para una posible revisión adicional antes de ser entregado a la Secretaría
General del Sínodo».
En el texto, los participantes se
refieren en primer lugar al drama de los abusos. Aseguran que han vuelto «a
sentir el dolor de las heridas que marcan nuestra historia reciente». La
Iglesia, añaden, «necesita pedir perdón para poder avanzar en la
reconciliación, la curación de la memoria y la acogida de las personas
heridas».
A continuación, recalcan que el
trabajo estos días de puesta en común ha sido «rico y apasionante», pero no ha
estado «exento de problemas y dificultades». Aun así, sostienen, «podemos
afirmar que nuestra Iglesia es hermosa, y muestra una variedad que es también
nuestra riqueza». La clave es «amar la variedad dentro de nuestra Iglesia».
Una de las formas de hacerlo,
creen los representantes de la Iglesia en Europa, es «seguir caminando en
estilo sinodal»; es decir, que esta asamblea no se quede en una experiencia
aislada, sino que se convierta en una cita periódica. De esta forma, se seguirán
abordando temas «en los que nuestros esfuerzos deben madurar e intensificarse:
el acompañamiento de los heridos, el mayor protagonismo de los jóvenes y
mujeres, el aprendizaje de las personas descartadas, etc.».
Ha habido tensiones. Pero la
respuesta es «no dejarnos paralizar por el miedo y sacar la energía para
continuar el camino». Un camino que lleva a «favorecer la unidad en la
diversidad, escapando a la tentación de la uniformidad». «Construir una Iglesia
cada vez más sinodal es un camino para concretar la igualdad en dignidad de
todos los miembros de la Iglesia», constatan.
Han señalado como otras
prioridades, por ejemplo, «abordar la cuestión de una Iglesia ministerial, como
horizonte de una reflexión sobre los carismas y ministerios (ordenados y no
ordenados) y las relaciones entre ellos»; «tomar decisiones concretas y
valientes sobre el papel de la mujer dentro de la Iglesia y sobre su mayor
participación a todos los niveles, también en la toma de decisiones y en los
procesos de toma de decisiones»; «considerar las tensiones en torno a la
liturgia, para volver a comprender sinodalmente la Eucaristía como fuente de
comunión» o renovar un sentido vivo de misión, sobre todo «caminando con las
personas en lugar de hablar de ellas o para ellas».
Cristina Sánchez
Aguilar
Fuente: Alfa y Omega