El cardenal Ricardo Blázquez fue el encargado de presidir la Eucaristía, quien agradeció a los carmelitas su invitación para presidir esta celebración "en un día especial"
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Ecclesia |
Este
domingo la ciudad de Ávila clausuró el IV
Centenario de la Canonización de Santa Teresa de Jesús,
cerrando así la primera parte de este Año Jubilar Teresiano que se prolonga
hasta el próximo 15 de octubre con numerosas actividades y celebraciones programadas
para ello. La Basílica de La Santa se llenaba por completo para participar de
la Eucaristía oficiada por el cardenal Ricardo
Blázquez, quien agradeció a los carmelitas su invitación para presidir
esta celebración “en un día singularmente especial”.
Junto a él, en la parte alta del coro, la magnífica coral guipuzcoana Aretxabaleta
Abesbatza, interpretó durante la Misa de forma excepcional varios poemas
musicalizados de Santa Teresa.
Fue el 12 de marzo de 1622 cuando el Papa Gregorio XV canonizó a Teresa de Jesús junto a otros cuatro santos “que son un espejo de la vitalidad que la vida de la Iglesia puede mostrar”: San Isidro Labrador, San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier y San Felipe Neri. Santos muy cercanos para el cardenal, “sobre todo, Santa Teresa, pero desde 2015 me siento también personalmente muy cercano a San Felipe Neri, pues cuando el Papa Francisco me creó cardenal, me asignó la iglesia donde está enterrado”, confesó.
El prelado indicó a su vez que “la Iglesia es santa, pero a su vez está formada
por pecadores. De
vez en cuando aparece una manifestación espléndida de la vitalidad de la
Iglesia y de la fidelidad a Cristo. Así fue el caso de nuestra
santa. Una mujer que tuvo una conversión muy profunda ante un Cristo muy
llagado, como el que hoy preside esta celebración junto al altar”. El cardenal
Blázquez hacía referencia al Cristo atado a la Columna que se encontraba a los
pies del presbiterio, y que muestra junto a Él una imagen de Santa Teresa de
rodillas, muestra de la “manifestación
profunda de su conversión a Jesús, del que quedó su imagen esculpida en su alma”.
Prosiguió
afirmando que “a los abulenses nos basta con decir La Santa
para referirnos a ella, y reflejamos así dos cosas: la persona y su santidad. Una
mujer admirada por muchos ámbitos, pero sobre todo por su santidad. Ya incluso
reconocida como tal antes de ser santa. Pero con su Canonización nos permite
acogernos a su intercesión y a que sea nuestra guía. Es
particularmente una amiga nuestra”. Y, relacionándolo con el Evangelio
de este domingo, destacaba el cardenal Blázquez cómo Teresa, “como la
samaritana, insistentemente le pedía el agua al Señor. Y Él le dio
abundantemente esa agua. Un agua que libra de la muerte y nos encamina hacia la
vida eterna. También nosotros le pedimos ese agua al Señor,
que es su misericordia, el sentido profundo de la vida y la esperanza”.
“Un Año Jubilar nos permite
avivar la fidelidad en Cristo”
Blázquez
recordó que el día de hoy nos permitía entrar “en
los fundamentos más profundos que constituyen un Año Jubilar”. “Este
año es un acontecimiento para conmemorar, pero sobre todo nos ayuda a los
cristianos a avivar la memoria de nuestro señor Jesucristo. Un
Año Jubilar nos lleva a la memoria de la fe que hermanos nuestros han vivido
hasta el final. Es un año para ejercitar la memoria del fundamento sobre el que
estamos asentados”.
“Un año de gozo”
Por
último explicó que “estamos
viviendo un año de gozo, de alegría, porque Santa Teresa es un regalo para la
Iglesia universal, y damos gracias por ella, haciendo memoria con gratitud y
gozo. Santa Teresa es una mujer excelente. Una mujer santa. Escritora.
Patrimonio de la Humanidad. Fundadora. Admirada por todos. Que puso su vida
enteramente al servicio de Dios, del Evangelio y de la Iglesia (…)
Ella nos permite ver el camino de fidelidad a Cristo, al igual que lo hacen
otras personas santas, una nube de testigos del Señor, con la que podemos
mantenernos en la tarea evangelizadora Por eso hoy pedimos al Señor, por medio
de Santa Teresa, que podamos mantenernos en el camino de la santidad. Que
ella nos estimule con su ejemplo luminoso en la fidelidad a Cristo. Sigamos sus
pasos, y mantengamos viva la memoria de sus andanzas”.
Fuente: Ecclesia