7.3.23

EVANGELIO DEL DÍA

 7 – Marzo. Martes de la II semana de Cuaresma

Misioneros digitales católicos MDC

Evangelio según san Mateo 23, 1-12

Entonces Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: 

«En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen. 

Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame rabbí. 

Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar rabbí, porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. 

No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

Comentario

En el evangelio que la Iglesia nos invita a considerar hoy, el Señor realiza una dura crítica a aquellos escribas y fariseos que, en su modo de actuar, se guían por la apariencia externa de sus acciones en lugar de vivir de acuerdo con la verdad.

En ocasiones, esta crítica realizada por el Señor contra los hipócritas ha constituido el fundamento para que algunos calificasen a Jesús como un revolucionario frente a las prácticas denostables de las que Él mismo se distanció.

Sin embargo, el Señor no pretende abolir la Ley enseñada por escribas y fariseos (cfr. Mt 5, 17), sino purificarla y llevarla a su plenitud. En contraste con aquellos hombres que “dicen, pero no hacen” y “apetecen ser los primeros”, Jesús nos enseña que los cristianos estamos llamados a servir y humillarnos. Y, a diferencia de ellos, Jesús no solo lo dice, sino que corroborará estas palabras con su muerte en la cruz.

El cristiano, como buen discípulo de Cristo, ha de buscar el servicio y no el honor. Precisamente esta perspectiva, que se traduce en un modo de vivir, es lo realmente revolucionario del mensaje de Cristo. Un discurso que no se queda en la teoría, sino que se hace vida porque se concreta en los mil detalles de cada jornada.

Con su vida y sus palabras el Señor nos va preparando para acoger el inminente don de la Pascua. Vivir en una actitud continua de servicio y entrega a los demás es el mejor modo de dejar que la gracia entre en nuestro corazón.

Pablo Erdozáin 

Fuente: Opus Dei


¡SÍGUENOS EN NUESTRAS REDES SOCIALES! 
facebook twitter