No se puede evangelizar sin testimonio
El Papa Francisco en la Audiencia General.
Crédito: Daniel Ibáñez/ACI Prensa
En la Audiencia General de este 22 de marzo, el Papa Francisco
afirmó que el testimonio de un cristiano debe ser coherente y que tiene que
haber armonía “entre lo que se cree, lo que se anuncia y aquello que
se vive”. Lo contrario, advirtió, “es una hipocresía”.
Como cada miércoles, el Papa Francisco
presidió la Audiencia General ante la presencia de numerosos fieles y
peregrinos que le escuchaban en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
Continuando con su ciclo de catequesis
sobre la “pasión por la evangelización y el celo apostólico”, explicó que
evangelizar “es más que una simple transmisión doctrinal y moral”, ya que “no
se puede evangelizar sin testimonio”.
Señaló, además, que todo
comienza “con un encuentro personal con Jesucristo” y, tomando como ejemplo la
exhortación apostólica de San Pablo VI Evangelii nuntiandi, recordó que
el testimonio de los cristianos es indispensable en el mundo actual.
A continuación, advirtió
sobre la “hipocresía” de algunos cristianos que viven como si no lo
fueran. Por ello, declaró que “el testimonio no puede
prescindir de la coherencia entre lo que se cree, lo que se anuncia y aquello
que se vive”. Para el Pontífice, “una persona es creíble si hay armonía entre
lo que cree y lo que vive”.
Volviendo a Evangelii nuntiandi, el Papa
Francisco destacó algunas de las preguntas que allí plantea Pablo VI: “¿Creéis
verdaderamente en lo que anunciáis? ¿Vivís lo que creéis? ¿Predicáis verdaderamente
lo que vivís?” (cfr ibid.).
En este sentido,
señaló que “no nos podemos conformar con respuestas fáciles, preconfeccionadas.
Estamos llamados a aceptar también el riesgo desestabilizante de la búsqueda,
confiando plenamente en la acción del Espíritu Santo que
obra en cada uno de nosotros, impulsándonos a ir siempre más allá: más allá de
nuestros confines, más allá de nuestras barreras, más allá de nuestros límites,
de cualquier tipo”.
El testimonio y la santidad
El Santo Padre explicó también que el “testimonio
de una vida auténticamente cristiana conlleva un camino de santidad,
basado en el Bautismo”.
Además, precisó que “la santidad no está reservada a pocos; es don de Dios y
requiere ser acogida y que fructifique para nosotros y para los demás”.
“Pablo VI enseña que el celo para la
evangelización brota de la santidad y del corazón que está lleno de Dios.
Alimentada por la oración y sobre todo del amor por la Eucaristía, la
evangelización a su vez hace crecer en santidad a quien la realiza”,
aseguró.
El Papa Francisco subrayó que “la Iglesia siempre tiene necesidad
de ser evangelizada, si quiere conservar su frescor, su impulso y su fuerza
para anunciar el Evangelio”.
“Una Iglesia que se evangeliza para
evangelizar es una Iglesia que, guiada por el Espíritu Santo, está llamada a
recorrer un camino exigente, de continua conversión y renovación”, señaló.
Aclaró que “esto conlleva también la
capacidad de cambiar los modos de comprender y vivir su presencia
evangelizadora en la historia, evitando refugiarse en las zonas protegidas de
la lógica del ‘siempre se ha hecho así’. La Iglesia debe avanzar, debe crecer
continuamente y así se mantendrá jóven”, recalcó.
Siguiendo esta línea, explicó que
“debe ser una Iglesia que encuentra dialógicamente el mundo contemporáneo, que
teje relaciones fraternas, que genera espacios de encuentro, aplicando buenas
prácticas de hospitalidad, acogida, reconocimiento e integración del otro y de
la alteridad, y que cuida de la casa común que es la creación”.
“Una Iglesia que dialoga con el mundo contemporáneo, pero que se encuentra cada
día con el Señor y dialoga con el Señor, y deja entrar al Espíritu Santo, que
es el protagonista de la evangelización”, enfatizó.
Para el Santo Padre, “sin el
Espíritu Santo nosotros solamente podremos hacer publicidad de la Iglesia, no
evangelizar. El Espíritu Santo en nosotros, es lo que nos
empuja a la evangelización. Y esta es la verdadera libertad de los hijos de
Dios”, explicó.
A modo de conclusión, invitó a los fieles a leer y releer Evangelii nuntiandi, y aseguró que él lo hace a menudo, ya que es el “la obra maestra de Pablo VI, la herencia que nos ha dejado para evangelizar”.
Por Almudena
Martínez-Bordiú
Fuente: ACI
Prensa