La sanidad de inspiración cristiana tiene el deber de defender el derecho a la asistencia, especialmente de los sectores más débiles de la sociedad
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El Papa Francisco saluda a una enferma en la audiencia con ARIS. Crédito: Vatican Media |
Este jueves 13 de abril, el Papa Francisco denunció la “eutanasia
encubierta y progresiva” ejercida desde algunos sistemas
sanitarios al privar a los enfermos y especialmente a los ancianos de la
totalidad de medicamentos necesarios para su cura.
Esto lo señaló el Santo Padre al
recibir esta mañana en el Palacio Apostólico del Vaticano a los miembros de la
Asociación Religiosa Institutos Socio-Sanitarios de Italia, conocida por sus
siglas como ARIS.
En su discurso, el Santo Padre destacó
que “la Iglesia ha hecho mucho, a través de la asistencia sanitaria, para
escuchar y prestar atención a los segmentos pobres, débiles y abandonados de la
sociedad”.
A continuación, centró su
atención en la cultura del descarte, que “puede mostrar sus dolorosas consecuencias más
que en otros lugares, a veces de forma evidente”.
Para el Papa Francisco, “cuando no se
sitúa al enfermo en el centro y no se le considera en su dignidad, se generan
actitudes que pueden llevar incluso a especular sobre las desgracias ajenas, lo que
debe hacernos estar alerta”.
Por ello, subrayó la importancia de
“recuperar el carisma fundacional de la sanidad católica para aplicarlo en esta
nueva situación histórica”.
Para lograrlo,
señaló que es preciso “emprender caminos de discernimiento y tomar
decisiones valientes, recordando que nuestra vocación es estar
en la frontera de la necesidad”.
“Como Iglesia, estamos llamados a
responder sobre todo a las exigencias sanitarias de los más pobres, de los
excluidos y de quienes, por razones económicas o culturales, ven desatendidas
sus necesidades”.
“Eutanasia encubierta y progresiva”
En esta línea, citó la llamada “pobreza sanitaria” y se refirió a aquellas
personas que por falta de medios no pueden buscar tratamiento o tienen
dificultades para acceder a los servicios sanitarios “debido a las larguísimas
listas de espera, incluso para visitas urgentes y necesarias”.
Asimismo, resaltó la importancia de
los “cuidados intermedios, dada la creciente tendencia de los hospitales a dar
el alta a los enfermos en poco tiempo”, lo que provoca, según el Papa
Francisco, “líneas de actuación poco respetuosas con la propia dignidad de la
persona”, especialmente para quienes son mayores.
“Un anciano tiene que tomar
medicamentos y si, para ahorrar dinero o por tal o cual razón, no se los dan, se trata
de una eutanasia encubierta y progresiva”, denunció.
Y es que muchas veces los ancianos
tienen que tomar cuatro o cinco medicinas, pero “sólo consiguen dos: esto es
una eutanasia progresiva, porque no se les da lo que necesitan para
curarse”.
“La sanidad de inspiración cristiana
tiene el deber de defender el derecho a la asistencia, especialmente de los
sectores más débiles de la sociedad, dando prioridad a los lugares donde la
gente sufre más y está peor atendida, aunque para ello haya que reconvertir los
servicios existentes en otros nuevos”.
Luego, afirmó que “hoy en día existen
diferentes oportunidades de acceso a la asistencia para quienes cuentan con
recursos económicos en comparación con las personas más desfavorecidas”.
En ese sentido, puntualizó que la
misión de los hospitales religiosos es, ante todo, “atender a los descartados por la economía
sanitaria y por cierta cultura contemporánea”.
Ante la “realidad compleja” de hoy en día, el Santo Padre instó a las
instituciones sanitarias de inspiración religiosa a tener “la valentía de
unirse y trabajar en red, huyendo de cualquier espíritu competitivo, uniendo
competencias y recursos y, tal vez, constituyendo nuevas entidades jurídicas, a
través de las cuales puedan ayudar especialmente a las realidades más
pequeñas”.
“No tengáis miedo de emprender nuevos
caminos -arriesgar, arriesgar-, para evitar que nuestros hospitales, sólo por
razones económicas, sean enajenados -es un peligro, e incluso actual-”.
Además, el Santo Padre citó a la
Pontificia Comisión para las Actividades del Sector Sanitario de las Personas
Jurídicas Públicas de la Iglesia e invitó a los presentes a tener “una
colaboración activa y constructiva”.
Por último, alentó a acompañar a las
personas “que acogen en sus instituciones con una atención integral, que no
descuide la asistencia espiritual y religiosa de los enfermos, de sus
familiares y de los agentes sanitarios”.
“También en esto las instituciones sanitarias de inspiración cristiana deben
ser ejemplares. Y no se trata sólo de ofrecer una pastoral sacramental, sino de prestar
una atención integral a la persona”, destacó.
El Papa Francisco insistió asimismo en
que “nadie debe sentirse solo en la enfermedad. Al contrario, que cada uno sea
sostenido en sus preguntas de sentido y ayudado a recorrer con esperanza
cristiana el camino, a veces largo y fatigoso, de la enfermedad”.
Por Almudena
Martínez-Bordiú
Fuente: ACI
Prensa