Con la Pascua vuelve el canto del Aleluya en la liturgia, una oportunidad de redescubrir las pocas palabras hebreas que todavía se usan en el culto católico
![]() |
| Shutterstock / Volodymyr Zakharov |
En el tiempo de Pascua vuelve a
cantarse el Aleluya en la Iglesia, después de omitirse durante el tiempo penitencial
de la Cuaresma.
Esta palabra hebrea -Aleluya-,
que permanece en la Misa latina, es una exultación de alegría originalmente
cantada solo en el tiempo pascual.
Literalmente, esta invitación a
volverse al Señor significa «alabado sea Dios».
Muy presente en los salmos, hoy es sobre todo el canto que
introduce el Evangelio, excepto en Cuaresma.
Este ayuno, esta privación de un
canto habitual, tiene como objetivo hacernos desear más intensamente… ¡y tomar
conciencia de lo que significa!
En sustitución de «aleluya»
durante los cuarenta días que preceden a la Pascua, algunos utilizan otra
palabra de origen bíblico: «maranatha«.
«¡Ven, Señor!», decimos entonces,
como san Pablo en la primera carta a los Corintios (1 Cor 16, 22), esperando con
impaciencia el regreso de Cristo en la gloria, la victoria de Jesús sobre
la muerte después de su pasión.
Hosana
Otra palabra hebrea para la Misa,
pronunciada en medio del Sanctus: «hosanna», «por favor, salva».
La palabra como tal no está en la
biblia hebrea , pero una expresión muy cercana se encuentra en el Salmo
117: «Señor, danos la salvación».
Usado en el judaísmo para
la fiesta de las tiendas, la
liturgia católica ha retomado su uso -como el de las palmas- para celebrar la
entrada solemne de Jesús en Jerusalén que probablemente tuvo lugar en ese
día. La ocasión de aclamar al mesías esperado y prometido por Dios.
En el Sanctus de
la Misa, justo antes de la oración de consagración,
esta petición urgente apela así al Salvador.
Amén
Más común aún es la palabra
«amén» que, al final de las oraciones, manifiesta tanto la adhesión como el
deseo de que se realicen las cosas aprobadas.
Emmanuel
Por no hablar del más común de
todos, pero que quizás hemos olvidado: Emmanuel, «Dios con nosotros»; que es
también Jesús, «Dios salva».
Como si Cristo (palabra griega
esta vez), tuviera un nombre navideño y un nombre pascual, Él, que a
través de su encarnación, su pasión y su resurrección, nos abre las puertas de
la vida eterna.
Valdemar
de Vaux
Fuente: Aleteia






