Descifrando el mensaje del Apocalipsis y del Libro de Daniel de la Biblia con una perspectiva histórica
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«El que sea
inteligente, que interprete la cifra de la bestia. Es la cifra de un ser
humano, y su cifra es 666».
Ap 13, 18
En
el mundo bíblico hay muchos símbolos y números.
En cuanto a los símbolos tenemos, por ejemplo, el cordero que simboliza a Jesús, el dragón (Satanás), los cuernos simbolizan el poder,
etc.
En
cuanto a los números tenemos,
por ejemplo que el doce que representa la plenitud.
El número siete representa lo completo o la perfección, y en
consecuencia el
número seis representa lo incompleto o lo imperfecto. Por eso
relacionar a alguien con un seis era un insulto, pues se le decía que era algo
incompleto y/o falso;
peor aún si se triplicaba ese número.
Dos bestias del Apocalipsis
El libro del Apocalipsis de San
Juan, o el libro de las Revelaciones reúne una serie de visiones que
generalmente hablan, de manera cifrada utilizando
precisamente esos números y símbolos, de eventos futuros; sin embargo San Juan
también hablaba de situaciones con una visión retrospectiva.
En este sentido, en una de las visiones del libro del apocalipsis
se menciona la aparición de dos bestias que aparecerán antes del
regreso de Cristo: una que surge del mar a la cual el dragón
(el diablo) le dio su poder y su trono y gran poderío (Ap 13, 12).
Esta primera bestia representa a un poderoso poder político con
gran autoridad «sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación»
(vv. 2-4, 7-8).
Todo el que no esté inscrito en el Libro de la Vida seguirá o
venerará a este poder político y adorará al dragón igual que él.
Y la otra bestia surge de la tierra. Esta segunda bestia «ejerce todo el
poder de la primera bestia en servicio de esta, haciendo que la tierra y sus
habitantes adoren a la primera bestia» (Ap 13, 12) y/o estén a
su servicio.
El fracaso del 6, la victoria del 7
Tradicionalmente la Biblia utiliza el número 7 para referirse a
Dios y a su perfección, en consecuencia se cree que el 6 es el número que simboliza
al hombre, creado en el sexto día.
Las bestias antes mencionadas se esforzarán por desplazar a Dios y
a su reino; es probable que incluso afirmen suplantar el reino de Dios o
afirmar ser el mismo Dios.
Pero, así como el número 6 no alcanza al número 7, así la segunda
bestia, con su «trinidad» (los tres seis), finalmente fracasará en su esfuerzo
por derrotar a Dios.
4 bestias del Libro de Daniel
La visión de estas dos bestias se inspira en el libro del profeta
Daniel, capítulo, 7 en el que se habla de un sueño que tuvo en el que ve cuatro bestias.
Dichas bestias eran cuatro grandes imperios mundiales
sucesivos: el Imperio Babilónico, el Imperio Medo-persa, el
Imperio Griego y el Imperio Romano.
De estos cuatro imperios ya se habla en un sueño que tuvo
Nabucodonosor, rey de Babilonia (Dn 2, 31-43).
Con respecto a la visión de la primera bestia hay que
decir que la bestia del mar (mediterráneo) es el imperio
romano que representa a todas las fuerzas
alzadas contra Jesucristo y la Iglesia.
El imperio romano
En la primera cita, con la que empieza el presente artículo, se
nos dice que la segunda bestia está representada por una
cifra, y que esta cifra indica a un ser humano.
De manera pues que el texto afirma que la segunda bestia es una
persona real, una persona histórica. En consecuencia la
bestia no es Satanás.
¿Pero quién es?
Tanto en hebreo como en griego cada letra tenía un valor numérico
correspondiente a su puesto en el alfabeto (a esto se le
llama gematría), de manera que si se suman todas las letras de un nombre, se
obtiene un número.
La cifra de un nombre correspondía pues al total de sus letras.
Aquí el «666» sería Cesar-Nerón (en letras hebreas) o Cesar-Dios
(en legras griegas).
Las palabras Cesar Nerón en hebreo, dándoles a cada letra un valor
numérico, equivalen a los números 200+60+100 y 50 +6+200+50, y la suma de
dichos números da 666; pero, recordemos, que en hebreo hay que leer de derecha
a izquierda.
De manera que la intención de san Juan era advertir a los
cristianos del siglo I sobre el culto al emperador de Roma y
lanzar un ataque indirecto contra el mismo imperio.
Hay que recordar que san Juan escribió el libro del Apocalipsis en
un tiempo de duras y despiadadas persecuciones.
Como es bien sabido el imperio romano fue un feroz perseguidor de
los cristianos hasta el año 313, cuando llegó a gobernar Constantino, con cuya conversión a Cristo se dio libertad
de culto.
Uno de los perseguidores fue precisamente el césar Nerón. Nerón ha
sido uno de los ejemplos más claros de maldad y de liderazgo político
anticristiano en la historia. De aquí que se considere que el 666 se refiera a
él.
San Juan escribió el apocalipsis y lo escribió con el género
literario llamado apocalíptico, es decir, en un lenguaje en clave que el
enemigo no entendía si lo llegaba a encontrar e intentaba leer.
Pero el fin de san Juan al escribir el Apocalipsis no era tanto
infundir miedo, desesperación o desánimo sino sobre todo el de enviar a los
cristianos todo un mensaje de esperanza y consolación.
Henry Vargas Holguín
Fuente: Aleteia