Estuvo en el Club de la Comedia, anima a superar los respetos humanos y vivir la fe con sencillez
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Tras 20 años, el humorista Andrés Torres no solo ha recuperado "la llama de la fe", sino que ahora la vive sin complejos en un sector poco favorable, el del humor. |
Noche, escenarios, "farándula"… y mucha oración detrás
de cada carcajada: Andrés Torres es la viva imagen de que ser cómico y
monologuista no está reñido con ser católico ni tampoco con profesar la fe sin
vergüenza ni miedo a perder seguidores. De hecho afirma con aplomo que no la cambiaría por conseguir 4
fans más ni por evitar que se fueran 2.000. La prueba palpable es que lo
dice de forma pública, con sencillez pero con convicción, como se puede ver en
uno de las últimas entrevistas del canal El Rosario de las 11 pm.
Pero su fe no siempre fue tan sólida como hoy. De hecho, asegura que durante años estuvo "congelada", después de vivirla de forma bastante tímida durante su infancia.
Educado en una familia humilde, cuenta que sus padres siempre
fueron "católicos no
practicantes". "No íbamos a misa nunca, solo en bautizos, cuando
se casaba un tío o cuando una prima hacía la comunión, mi madre de vez en
cuando ponía una vela a algún santo… pero poco más", recuerda.
Aunque de una forma u otra la fe le acompañó siempre, no hubo
rastros de ella durante buena parte de su vida. Algo que comenzó a cambiar
cuando, al ir a inscribir a la mayor de sus tres hijos en la escuela más
cercana, la matrícula se complicó de forma repentina.
¿A un colegio católico?
"Ni de coña"
Junto a su mujer, comenzó a buscar colegios hasta que le recomendaron uno católico y
del Opus Dei en Barcelona.
"Aquí no vamos ni de coña, ni entramos", pensó al escuchar la
propuesta.
Sin embargo, una prueba le hizo ablandar su decisión inicial e
inscribió a su hija mientras oía que en el centro no solo se educaba a los
niños, sino que también se ofrecían
charlas y retiros para los padres.
Lo que al principio era "como si oyera llover", pronto
se convirtió en la forma "de activar la fe" de su infancia. Primero
fue a una charla, luego a un retiro, después a otro… hasta que sin darse
cuenta, la había recuperado
"al 100%" y más fortalecida que nunca.
Años más tarde, con su hija ya en la universidad, piensa que el
Espíritu Santo "lo tenía todo preparado" cuando no pudieron
matricularla "en el colegio de al lado".
"La llama de la fe"
en "El club de la comedia"
"Así volvió
en mí la llama de la fe… y es una pasada", reconoce: "Ahora mis
hijos están encantados con este colegio, mi hija mayor saca unas notas
increíbles en la universidad y los que siguen en el colegio recaudan dinero
vendiendo pasteles para la JMJ de Portugal".
Pero al margen de la comodidad del entorno familiar, ¿es posible compaginarla con la
"farándula" de los monólogos, las cámaras y los escenarios?
De hecho, Andrés lleva más de dos décadas desempeñándose como
humorista. Ha llenado desde recónditos locales hasta la misma "meca"
de las carcajadas, El
Club de la Comedia, participando también en canales como Antena 3 o reuniendo a
más de 30.000 espectadores de su opera magna, Diario de un Cuarentón.
Actualmente se encuentra inmerso en su último espectáculo, Los Hijos, el club de los malos padres, que puedes ver todos
los jueves y viernes a las 20:00 en los Teatros de
Luchana de Madrid, o todos los sábados a las 18:30 en el Teatreneu de
Barcelona.
Un padrenuestro entre
bambalinas
Y en todas estas situaciones desde que su fe "se
reactivó" se ha convertido en su ayuda "para salir al escenario con
fuerza", en una rutina medida a la perfección: cinco minutos repasando el
texto, vocalizando, haciendo ejercicios y justo antes de salir, entre bambalinas, reza un
padrenuestro y le ofrece su actuación a Dios.
"A veces funciona bien, otras no, pero eso ya depende de mí,
no del Señor. Él pone sus medios y yo tengo que saber aprovecharlos",
explica.
Andrés es plenamente consciente de que "muchos ven raro ser
católico" en este sector y aunque "por lo general se respeta",
no pocos monólogos de sus colegas suelen ser ofensivos o difíciles de
compaginar con la fe cristiana.
"Ahora los católicos somos bichos raros, esto de ir a misa
parece cosas de viejas, pero pueden pensar lo que quieran. Yo al principio era
más reacio, me daba
vergüenza decir que iba a misa y creía en Dios, pero ¿qué más da? Los
que tenemos fe, la tenemos a ciegas", explica.
¿Más seguidores a cambio de
su fe? "Adiós, que se vayan"
En este sentido, admite que no es su costumbre ir de teatro en
teatro sentando cátedra, pero si
le preguntan, no duda en afirmar que es católico.
"Y si a raíz de eso pierdo seguidores, me da igual, adiós. No
voy a cambiar mi fe por 4 o 5 seguidores más o porque se vayan 2.000",
añade.
En este sentido, Andrés cuestiona un mundo "que se llena la
boca de libertad y de que cada uno haga y piense lo que quiera".
"Si dices que vas a misa eres un loco. Ahora que está tan de
moda salir del armario, decir los géneros y que toda la gente les diga lo
valientes que son, parece
que si sales del armario con la fe eres un retrógrado. Que piensen lo que
quieran", sentencia.
En su caso, "la fe, el Espíritu Santo y el Señor" son
una fuerza mayor que las críticas. Tampoco se esconde cuando le preguntan por
su pertenencia al Opus Dei, lo que para él "es una alegría inmensa" y
le "ayuda un montón".
Con la fe, hasta las últimas
consecuencias
La fe llena su persona, modela su trabajo y también ayuda a su
familia, con tres adolescentes "en plena ebullición".
"Donde no
llegamos mi mujer y yo, nos encomendamos al Señor, le pedimos que `nos
eche un cable´ y que nos dé luz para llevarlo adelante. Hoy somos una familia
que vamos a misa, creemos un montón y llevamos el día a día lo mejor posible,
estando al lado del Señor se ve de otra manera", añade.
Aunque no considera que su vida sea "nada especial",
Andrés es consciente de cómo la fe la ha cambiado y por eso se permite
"animar" a los que, como él en otros momentos, no se atreven a
manifestar su fe.
"Si estás
seguro, lo tienes todo. Antes nos daba vergüenza, pero ahora que la gente
diga lo que quera. Tú
tienes tu fe y tu fe va al fin del mundo. Animo a los que tenéis vergüenza o
no os atrevéis a decir que vais a misa los domingos o cada día… porque sí,
también hay misa cada día, no solo los domingos", concluye.
J. M. C.
Fuente: Religión Libertad