30 – Mayo. Martes de la VIII semana del Tiempo Ordinario
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Evangelio
según san Marcos 10, 28-31
Pedro se puso a decirle: «Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido».
Jesús
dijo: «En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o
hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, que
no reciba ahora, en este tiempo, cien veces más —casas y hermanos y hermanas y
madres e hijos y tierras, con persecuciones— y en la edad futura, vida
eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros».
Comentario
El evangelio
de hoy comienza con unas palabras de Pedro a Jesús: “ya ves que nosotros lo
hemos dejado todo y te hemos seguido”. Dijo esto porque unos momentos antes el
Señor les advertía sobre lo difícil que es entrar en el Reino de Dios (cf. v.
24), especialmente para los que no estaban dispuestos a renunciar a sus
pertenencias para seguirlo en el camino.
Hacía ya
bastante tiempo que Pedro y los otros discípulos seguían al Señor en sus
distintos viajes, y habían experimentado en carne propia la alegría y los
sacrificios que esto comportaba. Al escuchar las duras palabras de Jesús, el
futuro pastor de la iglesia se llenó de dudas y quizá de inquietud. Él y los
demás, a diferencia del señor rico, sí habían renunciado a sus cosas por seguir
al Maestro.
Ante esto,
Jesús lo tranquiliza y le recuerda que si bien el camino del discípulo exige
estar dispuesto a cargar con la cruz de cada día, se trata en realidad de
renunciar a todo aquello que no esté de acuerdo con la nueva familia a la que
ahora pertenecen, compuesta por muchos más hermanos, hermanas, madres e hijos
(v. 30).
Jesús invita a
Pedro a pensar que el camino emprendido es enteramente positivo y que los
distintos sacrificios que se nos exigen a lo largo de la vida no son
arbitrarios ni tienen como objetivo la negación sin más, sino que con ellos nos
preparamos para poder ser dignos miembros de la familia divina.
Hoy se nos
recuerda que todos estamos llamados a esta comunión de amor. Por eso, cuando
nos parezca que en nuestra vida cristiana cuentan más las renuncias que las
satisfacciones, podemos recordar las promesas del Señor, y pedirle que nos
ayude a caer en la cuenta de que el ciento por uno se experimenta cuando
compartimos alegremente la vida con las personas que tenemos alrededor,
sabiéndonos parte de esta gran familia, la familia de Dios.
Martín Luque
Fuente: Opus
Dei