En la apertura de la asamblea general de la CONFER, el presidente de la Comisión para la Vida Consagrada de la CEE les ha pedido que no dejen de «afrontar los desafíos de la evangelización y de la disminución numérica»
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COPE |
El presidente de la Comisión para
la Vida Consagrada de la CEE, Luis Ángel de
las Heras, ha invitado a los religiosos a no dejarse vencer por el
pesimismo, pero tampoco por la ingenuidad ante el contexto actual que nos ha
tocado vivir. «No cabe una lectura catastrofista de la historia presente, que
se alimenta del derrotismo de quienes repiten que todo está perdido». Pero
tampoco «una lectura ingenua de este momento histórico que traiga como
consecuencia la comodidad, el conformismo o la inacción», ha subrayado el
también obispo de León durante su intervención en la sesión de apertura de la XXIX
Asamblea General de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), que ha
comenzado este martes en Madrid.
Entonces, ¿cómo ser la luz del
Señor?, se ha pregunta el prelado aludiendo al lema de la Asamblea: Rostros
de la luz. En su respuesta, De las Heras ha aludido al proceso sinodal, que nos
ayuda a encontrar respuestas «cada vez más unidos y a la escucha del Espíritu
Santo», aunque ha advertido que este camino «nos hace pensar en cambiar
enseguida, con lo que volvemos a cerrarnos de otra manera».
Según el obispo de León, es
necesario no ofuscarse con los cambios y recordar que el «el camino lo dirige
el Espíritu Santo», que es quien «nos dirá lo que hemos de ir cambiando cuando
llegue la hora», y «no en el momento que nosotros queramos o en el que nos
veamos urgidos por impulsos humanos».
Asimismo, el presidente ha
recordado la importancia de la paciencia, «un don que hemos de pedir y desear
para no caer en la resignación, para superar la fragilidad», y ha alabado el
hecho de que los religiosos «sois piedras vivas del discernimiento que
necesitamos en la actualidad».
Por último, De las Heras ha
instado a no dejar de «tomar parte en las difíciles tareas de afrontar los
desafíos de la evangelización y de la disminución numérica con otros institutos
y con los demás miembros del pueblo de Dios, laicos y pastores».
Volver a los orígenes
La ponencia marco de la apertura
ha corrido a cargo de Pascual Chávez, exsuperior general de los salesianos,
quien ha reflexionado sobre la necesidad de «reposicionarnos para saber qué
podemos ofrecer a nuestro mundo». En este sentido, el sucesor de Don Bosco ha
asegurado que «también nosotros, como los discípulos, estamos invitados a
volver a las fuentes, a los orígenes de nuestra fe y de nuestra vocación».
Ahí encontramos a Jesús, quien
«constituye la esperanza de un nuevo camino común» y cuya muerte y resurrección
puede ser elocuente para la vida consagrada en Europa, que «nunca antes se ha
sentido tan amenazada y condenada a la extinción». Para Pascual Chávez, esta
situación no debe vivirse solamente, o sobre todo, de forma negativa. «Puede
volverse por el contrario una oportunidad, un paso en el cual aquello que muere
debe morir para dar lugar al nacimiento de algo nuevo», ha subrayado.
Esa nueva vida consagrada, según
el exsuperior, «a lo mejor es más pobre y débil, menos visible», pero también
«más profética y más centrada» en su misión, «que es la gloria de Dios y no su mismo
sobrevivir, que es representar a Dios y no defender sus propias obras».
Asimismo, el religioso también ha pedido una vida consagrada «menos clerical»,
pero «más evangélica y cercana a la gente», «más capaz de leer las necesidades
de nuestro tiempo» y de darles respuesta con «un lenguaje que todos puedan
comprender».
José Calderero de
Aldecoa
Fuente: Alfa y Omega