Las "cunas por la vida" han logrado mantener con vida a recién nacidos cuyas madres no veían posibilidad de tenerlos junto a ellas. Esta es la historia de cómo surgieron y de la mujer que las promueve desde Italia
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Rosa Rao junto a una de las "cunas" |
Suena
la alarma y la
cámara de seguridad muestra la cara de un bebé recién nacido,
en esta ocasión una niña. Segundos después, se activa rápidamente el protocolo
de actuación en la ciudad de Bérgamo, Italia. Así
comenzó la historia de adopción de Noemí, la niña
depositada recientemente en una cuna térmica.
Desde Aleteia hemos tenido la posibilidad de hablar con Rosa Rao,
autora de los libros Le culle per la vita. Felici di essere nati, I figli della
Ruota. Dalla ruota degli esposti alla culla per la vita y Una culla per
Medjugorje. Chi salva una vita salva l’intera umanitá, entre otros.
Rosa Rao es de Palermo (Sicilia) y voluntaria del movimento per
la vita italiano, movimiento pionero en la instalación de las
«cunas para la vida».
En la entrevista, dice que una cuna para la vida es un lugar de esperanza,
donde la madre o los padres que no pueden hacerse cargo de su hijo pueden dejar
a su bebé en perfecto anonimato, con la seguridad de que éste será
custodiado, cuidado y amado.
La
cuna de la vida es una vía legítima ante un embarazo rodeado de circunstancias
adversas e indeseadas que hacen imposible el cuidado del bebé. Estamos ante una
apuesta eficaz y una promesa de vida para la madre gestante y el futuro del
bebé.
A la pequeña Noemí, depositada en la cuna de Bérgamo, le
acompañaba una nota de despedida de su madre en la que mostraba el gran amor
por su hija:
«Nacida
esta mañana, 3 de mayo de 2023, en casa. Solas ella y yo, como en estos nueve
meses. Le deseo todo el bien y la felicidad del mundo. Un beso para siempre de
mamá. Os confío un trozo importante de mi vida que, sin duda, nunca olvidaré».
Las «cunas para la vida» son también monumentos a la vida que nos
traen a la memoria la cantidad de niños a los que se les ha impedido nacer con
una muerte provocada,
desterrando la esperanza de su vida y la de sus padres, nos dice Rosa Rao.
En Italia, gracias al «Movimento per la vita», en los años noventa
comenzaron a implementarse las primeras las cunas proyectando una versión
contemporánea de la medievales «ruote degli esposti» (inclusa de los expósitos)
que existieron hasta 1923.
La historia comenzó en 1992 con una
cuna en Casale Monferrato, para seguir en Aosta en 1994, Treviso en 1996 y
Civitavecchia en 1996. A día de hoy, hay más de 60 cunas repartidas por todo el
territorio nacional y este mismo proyecto ha cruzado las fronteras para pasar a
ser una realidad a nivel internacional. Rosa Rao ha promovido junto con otros
voluntarios la mayor parte de estas iniciativas, unas vidas dedicadas a regalar
vida.
Estas cunas comenzaron siendo el sueño
de Giuseppe Garrone, Rosa Rao y
muchos voluntarios. Hoy son una luz ante el abandono o el
aborto. Las «cunas para la vida» abren una puerta a la esperanza para las
madres que no pueden hacerse cargo de sus hijos y muestran un camino que
deberíamos seguir como sociedad: defender ante todo y sobre todo la vida humana, que es el don más grande que se nos ha dado.
Miriam Esteban Benito
Fuente: Aleteia