“Hija mía, me admiro de que me sirvas con tanta negligencia", la reprendió Nuestra Señora
Corazón de María. Crédito: Immaculate - Shutterstock |
Con motivo de la Fiesta del
Inmaculado Corazón de María que se celebra este 17 de junio, un día después del
Sagrado Corazón de Jesús, les compartimos aquella corrección que le hizo la
Virgen a Santa Margarita María de Alacoque para que sea una buena cristiana y
acoja el Divino Corazón.
En su adolescencia, Santa
Margarita (1647-1690) padeció de una enfermedad reumática que la hizo sufrir
muchos dolores. Por más que buscó una curación, no obtuvo ningún remedio, hasta
que acudió desesperada a la Santísima Virgen y le hizo una promesa.
Según corazones.org, administrado por las Siervas de los
Corazones Traspasados de Jesús y María, la joven santa le prometió a la Madre
de Dios que si recobraba la salud por su intercesión, entonces ella se
convertiría en una de sus hijas. Tras este compromiso, obtuvo la curación.
“Recibí la salud, y una nueva protección
de esta Señora, la cual se declaró dueña de mi Corazón, que mirándome como
suya, me gobernaba como consagrada a Ella, me reprendía mis faltas y me
enseñaba a hacer la voluntad de Dios”, contó Santa Margarita.
No obstante, como toda joven,
tuvo momentos de debilidad. Según describió ella misma, se dejó llevar por la
vanidad y, aprovechándose del afecto de su madre y hermanos, dedicó tiempo a
ligeras diversiones.
Pero la Virgen, al ver que estaba
por sucumbir en la lucha interna que vivía, un día se le apareció, mientras
rezaba el rosario, y le llamó la atención. “Hija mía, me admiro de que me
sirvas con tanta negligencia", la reprendió Nuestra Señora.
Estas pocas palabras tocaron
profundamente el corazón de Santa Margarita y le quedaron como maternal
corrección para toda la vida. Posteriormente, hizo un voto a la Madre de Dios
de ayunar cada sábado y rezar el oficio de la Inmaculada Concepción.
En una ocasión, la Virgen la
animó en sus luchas diciéndole: “Nada temas; tú serás mi verdadera hija, y yo
seré siempre tu buena Madre”.
Con el tiempo, Santa Margarita
empezó a tener visiones místicas de Jesús. "Te he elegido por esposa y nos
prometimos fidelidad cuando hiciste el voto de castidad. Soy yo quien te motivó
a hacerlo, antes de que el mundo tuviera parte en tu corazón... Y después te
confié al cuidado de mi Santa Madre, para que te formase según mis designios”,
le dijo Cristo.
Más adelante, estando en el
monasterio de la Visitación, Jesús le reveló los misterios de su Sagrado
Corazón.
Por Abel Camasca
Fuente: ACI Prensa