Las Obras Misionales Pontificias (OMP) en España tienen contabilizados más de 6.300 misioneros en activo que evangelizan diferentes lugares. La aportación económica en el año 2022 superó los 18 millones de euros
El P. Alfonso Tapia, misionero español en Perú. Crédito: Obras Misionales Pontificias |
En África, el
país con mayor presencia de evangelizadores españoles es Mozambique (76),
mientras que en Asia destaca Japón con 99.
Son datos que
se desprenden de la Memoria correspondiente al año 2022 presentada por el
director de OMP en España, el P. José María Calderón, que estuvo acompañado por
el P. Alfonso Tapia, misionero que desarrolla su labor en el vicariato de
San Ramón (Perú).
La mayoría de
los misioneros españoles son mujeres (53%) y su edad media se sitúa en los 75
años. Entre ellos se encuentran 4 Cardenales, 85 obispos, 516 sacerdotes
diocesanos, más de 1.600 presbíteros religiosos, más de 3.500 personas
consagradas y más de 600 laicos.
A estos hay que
sumar cerca de 3.800 que se encuentran en España colaborando en la animación
misionera a la espera de un nuevo destino, según se especifica en la memoria
anual.
De acuerdo a lo
detallado por el P. Calderón, en 2022 aumentó la aportación económica respecto
al año anterior en unos 400 mil euros, si bien se han producido bajadas en
algunas diócesis que se han compensado con la recepción de legados.
En total, la
Iglesia en España a través de las OMP ha cooperado con más de 18 millones de
euros que se han destinado a cerca de mil proyectos misioneros.
“España es un
país muy generoso”, se ha congratulado el P. Calderón.
Respecto de la
elevada edad media de los misioneros, el director de OMP en España ha señalado
que es una realidad “triste” que preocupa y por eso uno de sus mayores empeños
es fomentar en los jóvenes las vocaciones misioneras.
Vicariatos
insolventes
Para encarnar
los datos aportados, OMP España ha contado con la presencia del P. Alfonso
Tapia, quien desarrolla su labor misionera en el Vicariato de San Ramón, en
Perú, quien se ha encargado de ilustrar esta realidad.
El sacerdote ha
explicado que un vicariato es “una diócesis adolescente”, que cuenta con un
obispo vicario. Por lo general, ha detallado, se trata de “lugares de misión
muy extensos, con unas comunicaciones muy complicadas, con un número de fieles
muy limitado y con unos ingresos muy precarios”.
Los subsidios
aportados por las OMP sirven para sufragar gastos ordinarios, fomentar la
infancia misionera o la formación de catequistas, quienes -como ha puntualizado
el P. Calderón- se convierten por la necesidad en “responsables de
comunidades”.
“Estos
vicariatos son completamente insolventes, no pueden salir adelante sin una
ayuda del exterior”, ha subrayado el P. Tapia.
“Gastamos menos
que una novicia”
El misionero ha
especificado que las mayores dificultades se encuentran cuando se trata de
entrar en las zonas alejadas de las urbes: “En cuanto sales de la ciudad y
entras al campo las distancias son muy grandes y los gastos son muy fuertes”.
“Las distancias
en el Perú no se miden en kilómetros, se miden en horas, porque depende de la
carretera”, ha resaltado.
De la sede del
vicariato a la parroquia del P. Tapia hay 277 kilómetros. Los primeros 200 se
recorren en cuatro horas. Los restantes, en tres y media, con un trecho en el
que sólo se puede avanzar a 10 kilómetros por hora.
Cuando toca ir
por el río, cada kilómetro recorrido cuesta “cinco o seis veces más” que por
carretera, porque hay que contratar a un especialista que sepa manejar el bote
y conocer el río, según la época del año.
Por eso “no
sólo es bueno, sino imprescindible este tipo de ayudas”, ha insistido. Y aunque
las dificultades son muchas, ha señalado con simpatía: “Gracias a Dios,
gastamos menos que una novicia”.
“Vivimos entre
pobres y somos felices de vivir pobremente. Pero eso no quiere decir que el
dinero se reproduzca”, ha apostillado con realismo.
Por Nicolás de
Cárdenas
Fuente: ACI
Prensa