22 – Junio. Jueves de la XI semana del Tiempo Ordinario
Misioneros digitales católicos MDC |
Evangelio según san Mateo 6, 7-15
Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis.
Vosotros orad así: “Padre nuestro que estás en el cielo, | santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, | hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, | como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación, | y líbranos del mal”.
Porque si perdonáis
a los hombres sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial, pero
si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras
ofensas.
Comentario
El evangelista Mateo pone la
formulación del Padrenuestro dentro de las muchas enseñanzas contenidas en el
discurso de la montaña. Por otros relatos sabemos que los discípulos en una
ocasión preguntaron a Jesús cómo se rezaba, tal vez por haber visto muchas
veces al Maestro rezando a solas.
Y Jesús les explica que para
rezar no hacen falta muchas palabras, basta con decir “Padre nuestro”. Porque
la oración es típica de los hijos, que aman y se dirigen a sus padres con
sencillez. En otro momento fundamental de su vida, en el Getsemaní, Jesús se
dirige al Padre con el término más familiar “Abbá”, “papá”.
La maravillosa oración del
Padrenuestro nos ofrece las palabras correctas en cada momento de nuestra vida.
Las primeras frases son un reconocimiento de la grandeza y bondad de nuestro
Padre: sea santificado tu nombre, venga tu Reino, hágase tu voluntad. Alabar a
Dios es nuestra primera tarea en la vida: dar gloria a Dios con la vida entera,
con el ejercicio de nuestra libertad en el amor. Y luego pedir: el pan
cotidiano de una vida digna, del trabajo, pero también el Pan del Cielo que es
la Eucaristía, y la fuerza de comprender y perdonar, que aprendemos de la
misericordia de Dios, y ayuda en la lucha, para enfrentarnos a las tentaciones.
El Padre nuestro es la oración
por excelencia. En ella pedimos siete cosas, el número de la perfección y en el
orden en que deben ser pedidas, como recuerda Santo Tomás de Aquino.
Pocas son las cosas que pedimos y
de algún modo eso es todo lo necesario que debe pedirse. Y además Dios sabe lo
que necesitamos antes de que se lo pidamos.
Giovanni Vasallo
Fuente: Opus Dei