27– Junio. Martes de la XII semana del Tiempo Ordinario
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Evangelio
según san Mateo 7, 6. 12-14
No deis lo
santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; no sea que las
pisoteen con sus patas y después se revuelvan para destrozaros.
Así, pues, todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos; pues esta es la Ley y los Profetas.
Entrad por la puerta estrecha.
Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y
muchos entran por ellos. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el
camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos.
Comentario
Este Evangelio
está dividido en tres frases. Para entender la primera de ellas, hay que
fijarse en lo que la precede inmediatamente. Jesús acaba de decir a los
apóstoles que no deben juzgar a los demás, “porque los juicios con que juzguéis
se os juzgará” (Mt 7,2). Jesús muestra ahora, en una digresión, que hay una
diferencia entre el juicio y el discernimiento.
El discípulo
debe hacer apostolado con todos sin excepción. Pero algunos no sólo no
escuchan, sino que ridiculizan el Evangelio y cometen blasfemias. Si alguien no
tiene otro propósito que burlarse del Evangelio y mofarse de su enseñanza, dice
Jesús, el discípulo puede usar su discernimiento y centrar sus energías con
otros. No hay escasez de personas que necesitan escuchar el Evangelio.
El
discernimiento es, en cierta medida, dado a cada cristiano, y permite al
discípulo llegar a aquellos que serán más receptivos al mensaje de Nuestro
Señor.
El Señor
vuelve de su digresión, y en su segunda frase se refiere al punto principal de
no juzgar a los demás, y muestra cómo encaja en un marco más amplio de ética, “todo
lo que queráis que hagan los hombres con vosotros, hacedlo también vosotros con
ellos” (Mt 7,12).
La tercera y
última frase, “entrad por la puerta angosta” (Mt 7,13) es una advertencia a los
indiferentes de que la perdición es una posibilidad real, y al mismo tiempo es
una invitación para sus discípulos. En palabras del Papa Francisco: “El Señor
nos ofrece tantas ocasiones para salvarnos y entrar a través de la puerta de
salvación. (…) Debemos aprovechar las ocasiones de salvación. Porque llegará el
momento en que ‘el dueño de casa se levantará y cerrará la puerta’ (…). Nuestra
vida no es un videojuego o una telenovela; nuestra vida es seria y el objetivo
que hay que alcanzar es importante: la salvación eterna.” (Papa Francisco,
Discurso del Ángelus, 21 de agosto de 2016).
Andrew Soane
Fuente: Opus
Dei






