A esto se unirán los fenómenos meteorológicos extremos, como fuertes lluvias, tormentas tropicales, ciclones, inundaciones y sequías
@IAmCaritas |
Nunca
como en este siglo XXI la humanidad había producido tantos alimentos y nunca,
como en este siglo XXI, había tanta hambre en el mundo. Y vamos a peor en
un fenómeno que el Papa Francisco ha descrito como «un escándalo
y un crimen contra los derechos humanos».
Lo que eufemísticamente las organizaciones internacionales «inseguridad
alimentaria aguda» –y que puede ser convertido en lenguaje
coloquial como hambre extrema—va llamar a crecer en nuestro planeta los
próximos seis meses.
Tal predicción fue hecha por la Organización de las Naciones Unidas
para la Agricultura y la Alimentación (FAO)y el Programa
Mundial de Alimentos (PMA). En ella se advierte que, al
menos, en 22 países se prevé que aumente el hambre.
Los que se mantienen en el rango del hambre extrema son Afganistán,
Nigeria, Somalia, Sudán del Sur y Yemen, en tanto que se suman Haití, Burkina
Faso, Mali y Sudán.
Según el informe de la FAO y el PMA, esto último «se debe a las
varias restricciones de movimiento de personas y bienes en Haití, así como en
Burkina Faso y Malí, además del reciente estallido del conflicto en Sudán, pues
existe el riesgo de que la crisis se extienda».
Mientras, la situación sigue siendo preocupante en Pakistán,
República Centroafricana, Etiopía, Kenia, República Democrática del Congo y
Siria, añade el SOS lanzado al mundo por la FAO y el PMA.
Crisis mundial y millones en hambruna
«El deterioro de la inseguridad alimentaria aguda en los focos de
hambre se produce en el contexto de una crisis alimentaria mundial», explica el
informe. Además «es probable que los nuevos conflictos
emergentes, en particular el estallido del conflicto en Sudán, impulsen las
tendencias mundiales de conflicto y afecten a varios países vecinos».
En esta situación también influirá la desaceleración de las economías
en 2023 y que, a pesar de un año de relajación de los precios internacionales
de los alimentos, los precios internos siguen siendo altos, lo que
provocará una reducción general del apoyo de los donantes para compensar el
hambre mundial.
A esto se unirán los fenómenos meteorológicos extremos,
como fuertes lluvias, tormentas tropicales, ciclones, inundaciones y
sequías. Además de los temas inherentes a la invasión de Rusia a Ucrania y
la guerra que se está librando en el llamado «granero del mundo».
Según otro informe, elaborado por la Red de Información sobre Seguridad
Alimentaria, el número de personas que necesitan ayuda urgente
en materia de alimentos, nutrición y medios de subsistencia aumentaron por
cuarto año consecutivo en 2022.
Hay más de 250 millones de personas que padecen hambre aguda y
habitantes de siete países al borde de la inanición el año pasado. Este
2023 el problema podría ser más agudo
La gravedad de la inseguridad alimentaria aguda, que aumentó del 21,3% en 2021
al 22,7% en 2022, sigue inaceptablemente alta y subraya
una tendencia al deterioro en este tema a nivel global.
Jaime Septién
Fuente: Aleteia