Cuando el entorno choca con tu fe, ¿qué hacer? El sacerdote Henry Vargas explica cómo dar razón de la esperanza
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«Sigan… siempre dispuestos para
justificar la esperanza que los anima, ante cualquiera que les pida razón».
1 Pe 3,15
Dar razón de la esperanza
equivale a dar razón de todo lo que implica ser cristianos.
Se trata de dar razón, por
ejemplo, del por qué se tiene sentido de pertenencia a la Iglesia. Mostrar por
qué se reciben los sacramentos, por qué se ora, etc..
El mundo, siempre hostil a Dios,
ha atacado al cristianismo desde su misma fundación, siempre ha atacado la fe
del cristiano y sus fundamentos.
Y los cristianos han dado razón
del porqué se cree; muchos han dado y dan razón de su fe de manera valiente aun
a costa de derramar la sangre, son los santos mártires.
¿Quién ataca a la Iglesia?
A medida que pasan los siglos
surgen nuevas maneras de atacar a Dios y a la Iglesia. ¿De dónde
provienen los ataques?
En ocasiones puede que no haya
ataques frontales, violentos y descarados contra la fe pero sí circunstancias
que, de manera muy sutil, alejan a los cristianos de Dios.
1. ATEOS
Uno de los ataques proviene
del ateísmo. Hay varias formas de ser ateos. Están los ateos científicos,
los ateos existencialistas, los ateos prácticos. Los ateos científicos son los
que, para negar a Dios, afirman que la creación tiene su origen en sí misma,
que ella misma se ha auto creado. Los ateos existencialistas son quienes niegan
a Dios sólo porque tuvieron problemas, vieron un anti testimonio, o han visto
gente que aun haciendo el mal le va bien en la vida. Los ateos prácticos son
quienes carecen de motivación religiosa.
2. CATÓLICOS
Tenemos también cristianos
al mismo interior de la Iglesia que por motivos varios atacan los dogmas fe y
la disciplina de la Iglesia. «Cristianos» que atacan la Iglesia o la abandonan
por intereses mundanos y/o políticos, defendiendo ideologías contrarias a la
doctrina; están, entre otros, los ataques que provienen de colectivos: LGTBI, pro-aborto,
… Están los que, generando escándalo, alejan a los demás.
3. PROTESTANTES
Hay también ataques por parte de
grupos cristianos o protestantes que rompen con la unidad de la
Iglesia querida y anhelada por su fundador. La inmensa mayoría de los
protestantes han salido del seno de la Iglesia.
4. TERAPIAS ALTERNATIVAS
Existen también el mundo de las
tantas terapias y/o tratamientos alternativos (nueva era, esoterismo,
ocultismo, etc.) en las cuales muchos cristianos una pseudo solución a
todo. Una vez encuentran un bienestar, se ignora la vida sacramental, la
palabra de Dios y la oración, etc..
5. ÍDOLOS
Hay nuevos ídolos que
los seres humanos, entre ellos muchos cristianos, se han creado. Ídolos de los
cuales se está al servicio, incluso de manera servil, y a los que se les
ofrece sacrificios. Ídolos que satisfacen necesidades creadas.
6. IDEOLOGÍAS Y OTROS
Tenemos los ataques del satanismo;
y ataques de gobiernos y de concepciones religiosas varias.
El Dios verdadero
¿Qué hacer para animar, enseñar
y, en lo posible, convencer a quien, en medio de tinieblas, anda extraviado por
el mundo lejos del Dios Vivo y Verdadero?
Todo ha de partir de esto mismo:
que sí existe Dios y es el único Dios vivo y verdadero con quien debemos
relacionarnos de la manera que Él mismo ha establecido.
No podemos seguir a un dios
falso, a un dios creado por el mismo ser humano, a hombres que crean pseudo
maneras de satisfacer la necesidad o hambre de trascendencia.
Para seguir realmente a Jesús un
cristiano puede hacer 6 cosas.
1. CONOCER LOS CONTENIDOS DE LA FE
Es necesario recordar que nadie
ama lo que no conoce ni nadie da lo que no tiene. Amar la fe, con sus
contenidos, es respetarla, tenerla en cuenta.
2. INCREMENTAR Y/O CONSOLIDAR LA FE
A NIVEL PERSONAL
¿De qué manera concreta se puede
hacer? La fe es un don de Dios, pero al mismo tiempo es una responsabilidad
personal. Para esto es necesario la formación permanente y la oración.
3. DEFENDER LA FE
Los cristianos que han recibido
el sacramento de la Confirmación se comprometen a «extender y defender la fe con
sus palabras y sus obras» (Catecismo, 1285). Se defiende la fe ante quien la
ataca o la ignora, pero se debe defender con respeto, con paciencia, de
buenas maneras con argumentos de peso y con determinación. No podemos
defender la fe sólo con criterios proselitistas ni con animadversión con
intención de imponer la fe; se trata de compartir lo que somos -siendo lo
que somos– para que la persona ajena a la fe no sólo vea una respuesta con base
y conocimiento, sino también vea a alguien con experiencia de Dios.
Y aquí se trata, incluso, de aclarar dudas.
4. PREDICAR LA FE
Un buen cristiano tiene que
comunicar, con sutileza, la fe a los demás, la acepten o no. La fe no se puede
esconder como tampoco tener vergüenza de ella. El tener una fe tímida, privada,
sin bases reales, confunde a cualquier persona. Se predica viviendo la fe abarcando
todos los aspectos de la vida; la fe no solamente es un conocimiento abstracto
de alguna verdad revelada, sino que ese conocimiento se debe transformar en
vida.
5. CELEBRAR LA FE
La fe no podemos vivirla
completamente si no la celebramos, principalmente a través de los sacramentos.
6. EXTENDER LA FE
Es importante aquí hacer vida de
parroquia. Si la Iglesia es misionera por esencia, todo cristiano debe actuar
igual en cualquier contexto, lugar y circunstancia. Cuando nosotros nos
decidimos a servir hacemos misión, y la hacemos teniendo en cuenta las diferentes
pastorales.
Coherencia
Y se trata de vivir los seis
puntos anteriores de manera coherente, convencida, alegre y equilibrada.
Además, la fe cristiana ha de
impregnar todos los ámbitos de la persona y de la sociedad. La fe tiene
que evangelizar todas las áreas de la vida: la sexualidad, la familia, el
trabajo, la escuela, la política.
Si uno se inclina sólo a lo
espiritual pensando sólo en la oración, en la devoción o en la liturgia, la fe
sería muy pobre o desencarnada.
Si llegamos a pensar sólo en lo
social como acompañar a los pobres, o interesarnos sólo por cuestiones
políticas, nos vamos al otro extremo convirtiendo a la Iglesia en una ONG.
Entonces estos extremos no ayudan
al creyente ni a la Iglesia, y tienden a deformar la fe verdadera, a descalificarla,
a quitarle auténtica trascendencia.
Henry
Vargas Holguín
Fuente: Aleteia






