San Juan el bautista "primo" de Jesús, aparece en algunos pasajes bíblicos en los cuales nos deja algunas enseñanzas que, aún hoy, son de utilidad para nuestra vida
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San Juan el bautista era hijo de
Zacarías e Isabel, quienes lo tuvieron en su vejez.
Pariente de la Santísima Virgen María y precursor de Jesucristo, en su misión
se entregó totalmente, viviendo en penitencia, austeridad, y celo por las
almas. Bautizó a Jesús en el río Jordán y es el último y más grande de
los profetas del antiguo testamento, ya que es puente con el nuevo
testamento. Murió mártir.
San Juan Bautista es uno de los
pocos santos que tienen dos días festivos. Cada año la Iglesia celebra la
Natividad de San Juan Bautista el 24 de junio, así como la fecha de su martirio
que es el 29 de agosto.
Hoy en Aleteia te compartimos
algunas de las frases más emblemáticas de este profeta, que te ayudaran a
conocerlo mejor y que puedes aplicarlas para vida diaria.
1. QUE YO DISMINUYA PARA QUE CRISTO CREZCA
Jesús era la persona
verdaderamente importante, por lo tanto, el anhelo de Juan era que todos
pudieran comprender que Él era el único digno de ser seguido. En estas palabras
podemos entender que debemos ser transparentes; es decir, que las personas no
deben de vernos a nosotros, sino que a través de nosotros deben de encontrarse
con Cristo, y así puedan encontrar la salvación en el Único que se las puede
dar.
2. ÉSTE ES EL CORDERO DE DIOS QUE
QUITA EL PECADO DEL MUNDO
Las palabras y significación que
se aplican directamente a nuestro Señor; es decir, en la frase
“Cordero de Dios”; Juan el Bautista está identificando a Cristo como Cordero,
el cordero que el pueblo de Israel sacrificaba en expiación de sus pecados,
víctima elegida por Dios para ser inmolada por nosotros.
Cristo es el Cordero que vino al
mundo nada más que para eso, para ser degollado por nosotros, para recuperar
nuestra amistad con Dios; es la Víctima elegida para ser ofrecida en reparación
por nosotros
Pero las palabras que siguen
inmediatamente son también de muchísimo valor y de un gran alcance. Dice, en
efecto, el Bautista: “que quita el pecado del mundo”; lo cual es lo mismo que
decir que “vence”, que “destruye” el pecado del mundo; y eso significa que
Cristo, con su Encarnación, su muerte en cruz y su Resurrección, venció al
pecado y al demonio, y con él a todas las tentaciones y tinieblas.
3. ÉL LOS SUMERGIRÁ EN EL ESPÍRITU
SANTO Y EN FUEGO
El fuego del Espíritu Santo hace
tres cosas:
1) Ilumina. El
destello de una llamarada arroja luz en medio de la noche e ilumina los
rincones más oscuros. La llama del faro guía al marinero al puerto y al viajero
a su destino. En el fuego hay luz y guía. El Espíritu Santo es quien nos guía a
toda verdad y dirige nuestros pasos al hogar celestial.
2) Apasiona.
Cuando el Espíritu Santo llega, nuestros corazones se inflaman con pasión y
amor hacia Dios y quienes nos rodean. ¡La esencia del cristiano es un
corazón ardiente! Cuando lo pierde solo queda la cáscara de la religión.
3) Purifica. “Él
es como el fuego que se usa para purificar…” (Malaquías 3,2).
La presencia del Espíritu Santo
entresaca lo precioso de lo vil. Su presencia limpia lo falso y deja solo lo
auténtico en nuestras vidas. Incluso cuando somos bautizados por el
Espíritu se activa en nosotros el deseo de conocer a Dios. Lo que queremos
es arder, pero no con un fuego que mata, sino con un fuego que limpia, purifica
y nos capacita para ser efectivos en el ministerio. ¡Que seamos encendidos por
el fuego de Dios!
4. ARREPENTÍOS, PORQUE EL REINO DE
DIOS ESTÁ CERCA
Arrepentirse quiere decir
“cambiar la mente o el propósito, y en el NT involucra siempre un cambio a
mejor, una enmienda”. Juan conecta el arrepentimiento con el reino, porque es
imposible entrar al reino de Dios sin arrepentirse. Cristo vino a llamar “a
pecadores al arrepentimiento” (Luc 5,32). El arrepentimiento precede al perdón.
5. NOSOTROS SOMOS HIJOS DE ABRAHAM
En dos ocasiones, Jesús está de
acuerdo en que son hijos de Abraham, pero da a entender que realmente tienen
otro padre. En Juan 8, 44 lo dice claramente: «Vosotros sois de vuestro padre
el diablo».
Su linaje espiritual superó a su
linaje físico. Cualquier bendición con la que contaban como «hijos de Abraham»,
quedó anulada por su condición espiritual de «hijos del diablo». La entrada al
reino no se basará en el ADN, sino en la fe en el Hijo de Dios.
¿Cómo se santificó?
Juan el Bautista fue apartado y
lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre (Lucas 1,15). Pasó toda su vida guiando a
otros a Cristo; toda su existencia giró en torno a preparar el camino a Cristo.
Finalmente, Herodes lo mató por dar testimonio de la verdad. Por eso se le
tiene en tan alta estima en la Iglesia. En la mayoría de las obras de arte que
representan la comunión de los santos en el Reino de Dios, Nuestra Señora se
sienta a la derecha de Cristo y Juan a su izquierda.
Aprendizaje
Una lección importante que
debemos aprender de San Juan Bautista es pasar toda nuestra vida predicando a
Jesús; humillarnos como él lo hizo y hacer que nuestra vida, nuestro
testimonio, todo nuestro ser, apunte siempre a Cristo.
Mia
Schroeder
Fuente: Aleteia