El día de la boda es algo inolvidable; por eso, hoy queremos compartirte una carta que encierra un gran mensaje para los novios, en el día de su boda
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| Aleteia |
La mujer que tienes al lado,
emocionada, con traje de novia, es mía. Yo la he creado. Yo la he querido desde
siempre; antes que tú, y más que tú. Por ella no dudé en dar mi vida. Tengo
grandes proyectos para ella. Te la confío. La tomarás de mis manos y serás
responsable de ella.
Cuando la conociste, la
encontraste bella y te enamoraste. Son mis manos las que plasmaron su belleza,
y es mi corazón el que puso dentro de ella la ternura y el amor. Es mi
sabiduría la que formó su sensibilidad y su inteligencia y todas las buenas
cualidades que has encontrado en ella.
Pero no basta con que disfrutes
de su fascinación. Deberás empeñarte en responder a sus necesidades, a sus
deseos. Te darás cuenta de que necesita muchas cosas: necesita casa, vestido,
serenidad, alegría, equilibrio psíquico, relaciones humanas, afecto, ternura,
placer y diversión, presencia humana y diálogo, relaciones sociales y
familiares, satisfacciones laborales, y muchas otras cosas.
Pero tendrás que darte cuenta de que me necesita sobre todo a Mí, y todo lo que ayuda y favorece este encuentro conmigo: la paz del corazón, la pureza de espíritu, la oración, la Palabra, el perdón, la esperanza y la confianza en Mí, Mi vida. Soy Yo, y no tú, el principio, el fin, el destino de toda su vida.
Hagamos un pacto entre nosotros:
la amaremos juntos. Yo la amo desde siempre. Tú has empezado a amarla desde
hace algún año, desde que te enamoraste. Soy yo el que puse en tu corazón el
amor por ella. Ha sido la manera más hermosa para que te fijaras en ella.
Quería confiarla a alguien que la cuidara. Pero también quería que ella
enriqueciese, con su belleza y cualidades, la vida de un hombre. Y ese hombre
eres tú.
Por esto he hecho nacer en tu
corazón el amor por ella. Era la forma más hermosa de decirte: “aquí está, te la confío”,
y para que tú pudieras disfrutar de su belleza y sus cualidades. Cuando le
digas “prometo serte fiel, amarte y respetarte durante toda mi vida”, será como
si me dijeras que estás contento de acogerla en tu vida y de cuidar de ella.
Desde ese momento, seremos dos los que la amemos.
Pero tenemos que ponernos de
acuerdo: no es posible que tú la ames de una forma y yo de otra. Debes tener hacia
ella un amor parecido al Mío y debes desear para ella lo mismo que Yo deseo. No
puedes pensar en nada más bello y gozoso para ella.
Con tu amor podrás hacer mucho
por ella, pero será siempre demasiado poco. Yo en cambio te hago capaz de amar
desde Dios. Este es mi regalo de bodas: un suplemento de amor que transforma tu
amor de criatura y lo hace capaz de producir las obras de Dios en la mujer que
amas.
Son palabras para ti
misteriosas, pero las entenderás poco a poco. Te aseguro que no te dejaré
solo en esta empresa. Seré siempre contigo y haré de ti el instrumento de mi
amor, de mi ternura; continuaré amando a mi criatura, que se ha convertido en
tu esposa, a través de tus gestos de amor, de atención, de compromiso, de
perdón, de dedicación. En una palabra: te haré capaz de amar como yo amo,
porque te daré una fuerza nueva para amar, que es mi propio amor.
Si os amáis así, vuestra unión
será como una fortaleza que las tempestades de la vida nunca lograrán derribar.
Un amor construido sobre mi Palabra es como una casa construida sobre roca:
ninguna circunstancia podrá destruirla.
Recordadlo, porque muchos se
creen que no necesitan contar conmigo: pero si yo no estoy con vosotros al
edificar la casa de vuestra vida y vuestro amor, os fatigaréis en vano: como
los apóstoles que trabajaron toda la noche y por la mañana volvieron con las
redes vacías. Bastó una sencilla intervención Mía y las redes pescaron tanto
pescado que se rompían. Más aún, si os amáis así seréis fuerza también para los
demás.
Hoy se cree poco en el amor
verdadero, el que dura para siempre y que ofrece la propia vida al amado. Se
buscan más las emociones amorosas que el amor. Pero las emociones nacen y
mueren pronto, dejando solo vacío y nostalgia.
Por esto alguno ha dicho que el
matrimonio es solo una gran ilusión que se disuelve pronto. Si sabéis amaros
como yo amo, con una fidelidad que no disminuye, seréis como la ciudad sobre el
monte. Seréis una esperanza para todos, porque todos verán que el amor es
posible.
Padre
Giordano Muraro
Fuente: Aleteia






