Muchas veces hemos escuchado que existen diferentes tipos de inteligencia. Guillermo Dellamary explica qué es la inteligencia espiritual y cómo podemos evaluarla e incrementarla
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Suriyan Plee | Shutterstock |
Así como se puede evaluar el
coeficiente intelectual (IQ) de una persona, se puede hacer lo mismo con la
capacidad de desarrollar y comprender los temas que tienen que ver con la vida espiritual.
La inteligencia espiritual se
puede definir como una capacidad humana para buscar y encontrar un significado
y propósito a la vida que va más allá del mundo material, y concebir los
aspectos más trascendentes de nuestra existencia.
Esta inteligencia está
directamente relacionada con el nivel de consciencia y conocimiento que puedes
tener de ti mismo y de la sensibilidad que has desarrollado para captar, con
empatía, el mundo de los demás.
Aclaremos que este aspecto no se
reduce a la práctica de una religión o creencia en particular sobre Dios o el
mundo divino. Aunque lo puedes perfectamente incluir, no es indispensable, pues
hay muchas personas con un gran nivel de espiritualidad que no practican una
religión en particular. Sobre todo, son personas que se vinculan especialmente
con la naturaleza, la humanidad y el universo. Sin pasar por una conexión
directa con Dios, como si la tenemos quienes practicamos una religión.
Aspectos para evaluar tu nivel de
inteligencia espiritual (IE)
Entre más te ocupas por renunciar
a los gozos y placeres materiales y corporales de esta vida, y te acercas más a
disfrutar de los valores espirituales (como el amor, la cultura, las artes o el
cuidado por la vida), más desarrollas una mayor inteligencia
espiritual.
En la medida en que descubres el
valor de las religiones -y las estudias y prácticas con devoción y sencillez-
puedes incrementar más fácilmente tu espiritualidad. Sobre todo si logras
comprender el gran valor que tiene la humildad y la consciencia de ti mismo, de
lo pequeños e insignificantes que somos ante toda la creación.
Tener una mejor consciencia de ti
mismo y querer conocer más tu mundo interior te inclina a trabajar más tu
inteligencia espiritual, y por consecuencia, a estar más abierto a lo
profundo y trascendente; a estar mucho más enfocado y atento a los gozos
del alma que a los corporales; a disfrutar mucho más de la sabiduría, las artes
y los esplendores de la naturaleza (como el canto de las aves o una puesta de
sol) que a los placeres corporales.
Ser inteligente, en este aspecto,
es ir descubriendo el gran valor que tiene un gesto de compasión o caridad, más
allá de lo que se le puede dar de limosna a una persona, pues has descubierto
que una atención afectiva -como ayudar a las personas y ser tolerante y
amigable con todos- tiene mayor trascendencia que andar acumulando dinero y
bienes materiales, porque ahora comprendes más profundamente que la felicidad
está en el dar y no en el recibir.
Si le dedicas mucho de tu
pensamiento e inquietudes a tratar de encontrarle mayor sentido a la vida, en
lugar de estar persiguiendo un mejor trabajo, nuevas propiedades o ganar más
dinero, entonces estás elevando tu inteligencia espiritual; especialmente
cuando has llegado al punto de no temerle a la muerte o a darte una explicación
más profunda de lo que ello significa para ti.
Si eres una persona que ha
comprendido el gran valor de servir a los demás y de practicar la genuina caridad, eres alguien que
ha vencido más el egoísmo y, de tal forma, eres capaz de mirar al otro sin
buscar aprovecharte convenencieramente de ellos, sino que estas mucho más
dispuesto a ayudar y aportar lo que sea necesario para hacerlos sentir bien,
especialmente a los seres más cercanos.
La felicidad del mundo espiritual
Si ya comenzaste a comprender que
venimos a esta vida a hacer el bien a ti mismo y a los demás -practicando la
empatía y la caridad- en vez de creer que el bienestar es acumular riquezas
materiales, entonces estás progresando en el incremento de tu inteligencia
espiritual.
Si también has comprendido el
gran valor que tiene el conocerte y arreglar tus asuntos internos, y en
consecuencia comienzas a disfrutar de una mayor paz interior, entonces
también vas por un buen camino de lograr una mayor IE.
Fijarte más en los valores
morales y éticos de la vida diaria también es un indicador de que estás más
sumergido en este aspecto de tu inteligencia que en las preocupaciones mundanas
y materiales que te han llevado a una indiferencia y apatía por practicar el
bien.
Tener más sensibilidad por
lo que hay detrás de las artes y el saber humano también te ayuda a crecer
espiritualmente y a tener apetito por saber más, incluso a querer practicar
algunas de las tantas artes que hay, porque has captado bien que gran parte de
la felicidad está en el crear y compartir.
Finalmente, encontrar la felicidad en
el mundo espiritual es mucho más grandioso que insistir que se obtiene en los
bienes materiales y en el egoísmo.
Entre más renuncias a ellos, eres
más inteligente espiritualmente.
Guillermo
Dellamary
Fuente: Aleteia