Cargar con rencores nunca será saludable para la paz espiritual, esto es lo que el padre Chrystian Shankar reflexiona en sus redes sociales, hablando sobre el perdón
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Dominio público |
El perdón siempre será un tema
actual, pues todos los seres humanos estamos necesitados de él, ya sea para
otorgarlo o para solicitarlo.
El Pbro. Chrystian
Shankar compartió, a través de sus redes sociales, una reflexión sobre el perdón en la que
destaca el beneficio de este gesto tanto para la persona perdonada como para
quien lo concede.
El perdón: un acto poderoso
«El perdón es un acto poderoso
que muchas veces beneficia más a quien lo da que a quien lo recibe. Cuando
perdonamos a alguien, nos liberamos del peso del resentimiento y la ira que
pueden erosionar nuestra propia paz interior. Es como soltar una carga que
llevamos sobre nuestros hombros.
Al perdonar, no necesariamente se
absuelve a la otra persona de sus acciones, pero elegimos no permitir que esas
acciones sigan dañándonos emocionalmente. Nos permite avanzar, crecer y
encontrar un espacio para la sanación y el crecimiento personal».
¿Y si me niego a perdonar?
En cambio, el gesto de negar el
perdón tiene el efecto contrario. El sacerdote destaca:
«Cuando guardamos rencor,
mantenemos una conexión negativa con el pasado, lo que puede impedirnos vivir
plenamente el presente. El perdón nos libera de este ciclo de negatividad y nos
permite centrar nuestras energías en cosas más constructivas y positivas de
nuestras vidas».
El sacerdote concluye subrayando
una vez más los beneficios de perdonar:
«Además, el acto de perdonar
puede ser transformador para la relación con la persona que causó el dolor.
Puede abrir la puerta a la reconciliación y permitir que ambas partes crezcan y
aprendan de sus errores.
El perdón es un regalo
Por tanto, el perdón es un regalo
que al final beneficia a quien lo ofrece, aliviando la carga emocional y
permitiendo una vida más plena y en paz. Es un acto de autocompasión y
autodescubrimiento que nos ayuda a evolucionar como individuos».
Pongamos en práctica este valioso
consejo, recordando que nuestro Señor Jesucristo nos ha mandado perdonar a
nuestro hermanos hasta «70 veces 7» (Mt 18,
21-22).
En la pareja, ¿quién debe
perdonar más?
El mejor de la pareja es quien
perdona más. Porque perdonar es un acto de amor y muestra cómo somos
verdaderamente por dentro. ¿Te animas a ser el mejor en tu matrimonio?
Ser el mejor significa ser mejor
persona, ser la mejor versión de ti mismo y por eso reconoces vuestras
limitaciones, las tuyas y las de él (o ella).
Ser el mejor en tu matrimonio es
ser realista: saber que me he comprometido con alguien y que voy a ayudarle a
ser mejor como la otra persona me ayudará a mí. En el camino nos haremos
mejores si nos perdonamos.
El perdón es como el cemento:
nada une más en la pareja que saberse amado y perdonado.
También ser mejor es darse cuenta
de que, por encima de cosas que me han ofendido, quiero vivir mi vida con la
otra persona.
Perdonar abre de nuevo el amor a
todos los caminos para conocerse y para tener confianza: cuando perdonas una
mentira, por ejemplo, haces que la otra persona compruebe que nunca pasa nada
si uno es sincero.
Perdonar es un acto de amor
superior. Es un gran acto de generosidad. No esperes a que el otro dé el primer
paso. Si perdonas, haces que a la otra persona le resulte más fácil perdonarte
cuando sea necesario.
La experiencia del perdón es una
experiencia de amor. Para el que perdona y para el que es perdonado. Tu
matrimonio (o tu noviazgo) crece con cada acto de perdón.
Fuente: Aleteia Brasil