Los 50, famosa peña del Atlético de Madrid, financia el sueño misionero y futbolístico de un sacerdote español en el Altiplano boliviano
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Escuela de fútbol del Atlético San Vicente. Foto: CEB |
El sacerdote Diego Plá es
cordobés y se encuentra en el Altiplano boliviano, bordeando los 4.000 metros
de altura. Allí ha creado la Escuela de Fútbol del Atlético San Vicente,
siguiendo su afán de dedicar su vida a los niños y jóvenes de su comunidad a través
del deporte y la fe.
Plá hincha del Atlético de
Madrid, tanto que incluso fue portero de su escuela infantil. Su amor por el
balón lo encontró en Carabanchel (Madrid), donde también descubrió su vocación.
Sucedió cuando un sacerdote, el padre Federico García, lo vio mientras jugaba
al balón en el patio y le ofreció la oportunidad de ser monaguillo.
Así comenzó «mi conexión entre el
balón y Dios», cuenta con una amplia sonrisa, sentado detrás de su escritorio.
Su trabajo de ahora no tiene mucho que ver con parar goles, o quizá sí: es
secretario general adjunto de la Conferencia Episcopal Boliviana, cuyo servicio de
prensa cuenta su historia.
Un día, llegó a su misión un
equipo del programa de TVE Pueblo de Dios para
conocer la obra social que realizaba. En el equipo periodístico se encontraba
Santiago Riesco, periodista e hincha del Atlético. El equipo de comunicadores
quedó sorprendido por la labor que realizaba Plá con los niños y jóvenes, y
pusieron su atención en la escuela de fútbol, una escuelita pobre, con cuatro
categorías, sub-12 de niños y niñas, y sub-18 de niños y niñas.
Poco después, Riesco fue invitado
a ser parte de Los 50, un grupo de empresarios, periodistas y personalidades
significativas de la sociedad madrileña, hinchas del Club Atlético de Madrid.
El principal objetivo del grupo es mantener los valores del Atlético, también
conocido como equipo colchonero porque en 1911 optaron para su equipación por
el rojo y el blanco, igual que los colchones de lana de esa época.
Cada año, Los 50 destinan unos
3.000 euros para apoyar a obras sociales, y Santiago propuso la Escuela de
Fútbol del Atlético San Vicente, que había trasladado la mística del Atleti a
9.000 kilómetros de España.
Ya no solo es una escuela, ahora
son dos. La primera escuela es la de San José de Pacobamba de Mocomoco, con 107
niños, niñas y jóvenes, que van de primaria hasta secundaria, y la otra
escuela, en Ingas —también en la provincia de Camacho— con 91 niños y jóvenes
por el momento (las inscripciones siguen abiertas). «Es un distrito originario
campesino donde se habla castellano, aymara y quechua. Son trilingües, pero
también pobres», comparte Plá, rememorando la inauguración de estas escuelas a
finales del mes de agosto.
Con el apoyo de Los 50, Plá pudo
comprar los uniformes para cada uno de los niños, niñas y jóvenes. Todos
colchoneros.
«Voy a sacar una selección de la
escuela de fútbol del Altiplano, voy a fundirlos en un solo equipo de 24
jugadores y los voy a traer a La Paz a jugar contra el Tigre, el Bolívar y
así», proyecta su sueño el padre Diego.
«Es un milagro que la escuela
funcione. Los niños no pagan nada; pedirles que paguen por jugar al fútbol es
imposible», dice el sacerdote español. Afortunadamente, la sostenibilidad del
proyecto está asegurada con el compromiso de Los 50.
Álvaro Real Arévalo
Fuente: Alfa y Omega