La CEE reúne a los rectores y formadores de seminarios para reflexionar acerca de los procesos de formación de los futuros sacerdotes, «que vienen con otra madurez y otras heridas»
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| La formación humana es imprescindible en los seminarios. Foto: Seminario Concialiar de Barcelona |
Según datos de la Conferencia
Episcopal Española, hoy en nuestro país tenemos 974 seminaristas. Jóvenes que,
tras un periodo de discernimiento y acompañamiento, comienzan su camino de
formación para ser sacerdotes. Además de la formación académica, también es
importante la formación humana y el acompañamiento afectivo, psicológico y
espiritual que los seminarios se esfuerzan en ofrecer a los futuros
presbíteros. Para compartir sinergias, buenas prácticas y puntos de encuentro,
la Subcomisión Episcopal para los Seminarios de la CEE celebra el LII Encuentro
de Rectores y Formadores de Seminarios entre los días 13 y 15 de octubre en
Madrid. El título del encuentro es La necesaria madurez humana. Formando presbíteros expertos en
humanidad.
«Hoy los jóvenes vienen con otra madurez y otras heridas», explica el experto en acompañamiento espiritual Adrián López, SJ, que participa como ponente en el encuentro. «Es verdad que no se puede generalizar, pero vienen de familias de padres divorciados, monoparentales…», y, como incide el jesuita, eso se nota en la formación de los futuros sacerdotes.
También llegan marcados por las actuales condiciones sociales:
«Antes hasta la calle te educaba. Tú decías una palabrota y te regañaban…». Por
no hablar de la exposición a las redes sociales, otra de las grandes
diferencias con tiempos pasados. Sin embargo, «no se puede decir que hoy sean
mejores o peores que antes», puntualiza Teresa Barrera Cruz, psicóloga y
terapeuta del Seminario Conciliar de Madrid; «los seminaristas son hijos de su
tiempo», es decir, que tienen los mismos problemas, retos e inquietudes que
cualquier persona de su edad. Sí que es cierto, recalca Barrera, que «hoy los
procesos de madurez han cambiado». La adolescencia comienza antes y se alarga
más tiempo. Ahí es donde entra el acompañamiento.
Los procesos funcionan
Teología, filosofía… pero también
formación humana y afectiva. Hace pocas semanas la diócesis de Málaga vivía una
enorme conmoción al salir a la luz el escándalo de un sacerdote que se grababa
abusando de mujeres, a las que drogaba previamente para incapacitarlas. «Este
tipo de situaciones se enraízan en una deficiente formación humana»
lamenta José Antonio Álvarez, rector del seminario de Madrid. Y es
algo que hay que erradicar, sentencia también el rector del seminario de
Barcelona, Salvador Bacardit. Aun así, Barrera defiende los procesos y su
validez. Los casos que se detectan a tiempo «no se conocen y no tienen por qué
conocerse, pero la mayoría de las veces los procesos funcionan». Y para que
sigan funcionando, es importante que los candidatos demuestren «confianza y transparencia»
durante el periodo de formación, sentencia Álvarez.
Lo fundamental, subraya Adrián
López, además de «acompañar siempre a las víctimas» cuando ocurra un abuso, es
que se sea «riguroso con la admisión de los seminaristas» y que, una vez comiencen
su formación, se les ayude a «integrar» su vocación, trabajando, como explica
Bacardit, el aspecto de entrega y de servicio «que, naturalmente, implica
renuncias». Pero, insiste el catalán, «los seminaristas están bien dispuestos»
y abiertos a ser acompañados en todos los aspectos.
Pablo Martín Ibáñez
Fuente: Alfa y Omega






