21.11.23

EVANGELIO DEL DÍA

21 – Noviembre. Martes. Presentación de la Bienaventurada Virgen María

Misioneros digitales católicos MDC

Evangelio según san Lucas 19, 1-10

Entró en Jericó e iba atravesando la ciudad. En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí. 

Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y le dijo: «Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa». 

Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban diciendo: «Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador». Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor: «Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más». Jesús le dijo: «Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido». 

Comentario

Un encuentro de salvación

Lucas es el único evangelista que habla del encuentro de Jesús con Zaqueo y con estos versículos expresa un tema muy particular como es la conversión de los pecadores. Zaqueo era el jefe de los recaudadores de impuestos romanos, un hombre odiado entre todos, que oprimía al pueblo sencillo enriqueciéndose a costa de la gente humilde, el que sacaba provecho de asuntos injustos, el jefe de los publicanos de Jericó. Aquí se dice que Zaqueo quería ver a Jesús y explicita que era bajo de estatura: se narra un encuentro y viene a mi memoria la frase que dice: “El Hijo del Hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido”. Es una afirmación de Jesús que nos explica qué ha pasado en Zaqueo. Hemos oído muchas veces la palabra salvación y aquí Jesús la aplica, diciendo a Zaqueo: “Hoy ha sido la salvación a esta casa”.

Dice el Obispo San Ambrosio de Milán, que “Zaqueo prefirió la luz de la gloria de Cristo y oyendo que pasaba el Señor, subió a un árbol, porque, al ser bajo de estatura, no podía verle con tanta multitud. Vio a Cristo y encontró la luz. Lo vio y, de robar anteriormente las cosas a los demás, pasó a distribuir las suyas propias”. El encuentro es el lugar donde se recogen los significados, donde las personas dan los grandes cambios, como vemos en Zaqueo.

El concepto encuentro es una realidad muy profunda, no es una entrevista, no es una reunión. Un encuentro implica cambios, no es estar al lado de una persona y ya, conlleva la salvación ¡El encuentro es más que un simple hablar! En un encuentro hay una interacción de lo profundo del hombre. Se dice que el encuentro es entre dos personas o no es nada. Y si esas dos personas no llegan hasta el final no se encuentran una con otra; el encuentro no es simplemente estar uno al lado de otro. La persona se encuentra en la plenitud cuándo ha encontrado algo que la ha hecho levantarse. El camino que tiene el encuentro nos asombra y hace que nos miremos a nosotros mismos, descubriendo la belleza, la grandeza, la bondad y la altura espiritual del verbo encarnado, que es Jesús. El encuentro primordial es con Dios; nos encontramos primeramente con Él, de lo contrario es pura función. Este encuentro nos transforma, transforma la conducta moral porque al encontrarnos con Jesús que va a la fuente no sólo dice que lo que haces está mal, sino que su voz nos interpela para reconocer su presencia en la historia personal de cada uno, descubriendo así el proyecto de amor que tiene para nuestras vidas.

En este día celebramos, junto con los cristianos de la Iglesia oriental, la “dedicación” que María hizo de sí misma a Dios, ya desde su infancia, movida por el Espíritu Santo, de cuya gracia estaba llena desde su concepción inmaculada.

Son historias con nombre propio: el martirio de Eleazar, el encuentro de Jesús con Zaqueo, la Presentación de la Santísima Virgen María en el templo. La Eucaristía es un encuentro con Jesús en las condiciones en que estamos; este encuentro es una integración del hombre, es humanizador, salvador. La Sagrada Escritura nos puede ayudar en nuestros encuentros con Él; la oración nos ayuda a conocerlo mejor a Él y a nosotros mismos. Hagamos de nuestra vida una historia de encuentro con el Señor, cumpliendo su santa voluntad, como Eleazar, Zaqueo y María, que alabando a Dios hicieron entrega de sí mismos.

Monjas Dominicas Contemplativas
Monasterio Stma. Trinidad y Sta. Lucía (Orihuela)

Fuente: Dominicos O. P.


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