El arzobispo de Valladolid valora en La Linterna de la Iglesia el Sínodo: "Me ha sorprendido la importancia del bautismo y de la Eucaristía. Todos somos discípulos"
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| Ecclesia |
Ya tenemos
de regreso a España a los obispos y participantes españoles que durante cerca
de un mes han estado trabajando en la primera Asamblea General del Sínodo.
Han sido veinticinco días de intenso trabajo que comenzaron el 4 de octubre en
el que han participado 464 personas. Y entre ellos, el equipo sinodal español
en el que se encuentra el arzobispo de Valladolid, Luis Argüello.
Esta noche ha pasado por los micrófonos de COPE: “Ha sido una experiencia como de ejercicios espirituales con un
ritmo muy marcado con momentos de oración y de celebración litúrgica. Hemos ido
avanzando en el camino que la iglesia nos ha ido marcando en esta etapa
sinodal”.
Argüello ha indicado
claramente cual ha sido el camino de este Sínodo y sus horizontes concretos una
vez que ya ha concluido: “Sentimos
una llamada fuerte para ser una Iglesia misionera y que vive en comunión.
Necesitamos una nueva evangelización en el nuevo mundo que tenemos que se palpa
en realidades muy distintas que vive la Iglesia. En todos los lugares vemos la
llamada a la comunión. Solo podemos evangelizar si somos uno. Ya lo rezaba el
señor en su última noche. Que seamos uno para que él Mundo crea”.
Luis
Argüello también ha señalado aquellas cuestiones que más le han llamado la
atención de esta etapa
sinodal: “A mí me ha sorprendido la importancia del Sínodo en la iniciación
cristiana, en el bautismo y en la Eucaristía. Todos somos discípulos y todos
somos misioneros. Tenemos que hacer un llamamiento a todos para que nadie mire
a un lado. Todos como bautizados estamos convocados a ser discípulos del Señor.
La participación debe ayudar a construir comunidad. La Iglesia debe ser un
signo de lazos en este mundo tan desvinculado. Necesitamos seguir convocando a
mucha gente que todavía no se ha visto interpeladas en este camino sinodal.
Tenemos que estar abiertos a la acción del Espíritu Santo. Insertados en la
vida trinitaria”.
El arzobispo de Valladolid ha recordado que el Sínodo es un camino concreto con unas directrices muy marcadas: “Hablamos de espiritualidad, de estilo y aquí hay mucho camino que hacer en todos los ámbitos. Desde el reconocimiento, desde la vocación de cada uno, tenemos que ser recíprocos en el sentido de mirarnos unos a otros para ser fecundos y ofrecer lo que el señor quiere”.
Sobre las conclusiones a
las que se ha llegado, Argüello remarca la importancia de la comunión: “Ha habido mucho ruido eclesiástico pero hay un
acento común importantísimo. El evangelio solo se anuncia desde la comunión
como dijo el Señor. La comunión se ofrece, se entrega. El Sínodo ha aportado la
categoría misterio, sacramento, la importancia de la Eucaristía, el lugar donde
todos nos encontramos, desde ahí los desafíos son diferentes en todos los
lugares del mundo. En muchos lugares hay guerras, cristianos perseguidos...
Ante esta
problemática
algunas de las preocupaciones de occidente quedan en un segundo plano”.
En este mes en el que el
Pueblo de Dios se ha reunido en Roma también han abordado las realidades de
aquellos lugares
en los que sufren especialmente: “En muchos lugares de la Iglesia, el Sínodo ha sido
una llamada a preguntarnos con quién estamos caminando, con quién hacemos el
camino de la Iglesia. Ese despertador ha sonado. Hay que reconocer que los
sonidos que han aparecido en el itinerario sinodal han hecho que mucha gente haya pensado que no era una buena
idea o que el sínodo no iba a lograr algunas expectativas. Se reduce el Sínodo
a tema, a asunto. La sinodalidad se trata de ver cómo hacemos el camino juntos.
La Iglesia no sale a dar una vuelta, hace un camino hacia el reino. Es un
camino con quien es el camino, la verdad y la vida. Pisamos sus huellas y nos
dejamos llevar por él. Salimos hacia el reino. El capitulo dedicado a los
pobres ha sido muy importante en el Sínodo. Se habla de pobres tanto materiales
como espirituales. Esta pobreza y estos pobres con rostro juzgan el camino que
estamos haciendo en la historia y nos llama a una salida nueva”.
El Sínodo no es pasado sino
futuro. Luis Argüello ha indicado el camino que se abre ahora para toda la Iglesia: “Cuando hablamos de sinodalidad hablamos de
espiritualidad, de la manera de ser Iglesia. Recupera la vuelta a las fuentes y tratar de sacar brillo a lo
que nos proponía el Vaticano Segundo. Los desafíos son los desafíos enteros.
Estamos llamados a ser fieles a lo que hemos recibido en una época que es
desbordante. Algunos subrayan la novedad y otros la fidelidad. La fuente
principal de la novedad es ser fieles en quien es entera y enteramente joven.
Es el camino por el que la Iglesia realiza su itinerario hacia el reino a la
vez que lo anuncia por los caminos de la historia. No se trata de un tema sino
de un estilo de espiritualidad con la colaboración de todas las vocaciones que
surgen en la Iglesia”.
Fuente: Ecclesia






