El Sábado Santo nos
recuerda, por una parte, el hecho de que Jesús se encuentra en el sepulcro y,
por otro lado, nos hace reflexionar sobre el papel de la Virgen María ante la
ausencia de Jesús, de aquel que había prometido la salvación.
Es interesante como,
cuando los discípulos estaban temerosos, la Virgen María se mantiene firme y,
aunque su dolor es inmenso, no se acobarda ante la situación pues ella siempre
fue una mujer de fe, una mujer que no dio ni un paso atrás en su misión que incluiría,
como le dijo el profeta Simeón, un hecho que le atravesaría el corazón (se
refería al hecho de ver morir a su Hijo).
María debe ser
considerada como la mujer de la esperanza pues, aún cuando Jesús estaba muerto,
ella supo mantenerse confiada logrando ser fiel hasta el final. Es un hecho que
a ninguna madre le gustaría pasar por la situación que atravesó María, sin
embargo, lo relevante es que ella no se dejó llevar por el miedo que incluso
hizo dudar al mismísimo Pedro quien más tarde reconocería su falta y terminaría
muriendo por predicar al Señor.
El Sábado Santo nos debe
servir como un tiempo de preparación para vivir intensamente la fiesta de la
Resurrección de Jesús porque si Él no hubiera resucitado ciertamente el
cristianismo pasaría como una mentira. María, aunque en el silencio, apoya con
su fe a cuantos le rodean porque podemos suponer que al ver la firmeza de
aquella mujer muchos se habrían consolado.
La Iglesia le debe mucho
a María porque ella la sostuvo mientras Jesús estuvo muerto y cuando Él
ascendió a los cielos, de hecho, la forma en que María sostuvo a la Iglesia fue
a través de una fe inquebrantable a pesar de las soledades que en más de una
ocasión tuvo que vivir.
El Sábado Santo es
también un tiempo para reflexionar sobre la entrega de Jesús, es decir, sobre
su pasión amorosa que lejos de haber sido un fracaso divino fue un hecho de
gran trascendencia porque cambió nuestra vida. La Cruz para muchos es signo de
debilidad, sin embargo, para Cristo la Cruz fue donde realizó su más profundo
acto de amor al aceptar derramar su Sangre para que NUNCA NADIE MÁS LO HICIERA.
Es importante meditar
todo lo que vivió María y saber encontrar en su testimonio aspectos que
realmente nos animen en nuestro camino tras las huellas de aquel Jesús que se
entregó por amor y que nos regaló a María como ejemplo a seguir.
La Vigilia Pascual
El sábado santo es un
día de oración junto a la tumba esperando la resurrección. Es día de reflexión
y silencio. Es la preparación para la celebración de la Vigilia Pascual
Por la noche se lleva a
cabo la celebración de la Vigilia Pascual. Dicha celebración tiene tres partes
importantes que terminan con la Liturgia Eucarística:
1. Celebración del fuego
nuevo.
2. Liturgia de la
Palabra.
3. Liturgia Bautismal.
Era costumbre, durante
los primeros siglos de la Iglesia, bautizar por la noche del Sábado Santo, a
los que querían ser cristianos. Ellos se preparaban durante los cuarenta días
de Cuaresma y acompañados por sus padrinos, ese día se presentaban para recibir
el Bautismo.
También, ese día los que
hacían penitencia pública por sus faltas y pecados eran admitidos como miembros
de la asamblea.
Actualmente, la Vigilia
Pascual conserva ese sentido y nos permite renovar nuestras promesas
bautismales y acercarnos a la Iglesia con un espíritu renovado.
a) Celebración del fuego nuevo:
Al iniciar la
celebración, el sacerdote apaga todas las luces de la Iglesia, enciende un
fuego nuevo y con el que prende el cirio pascual, que representa a Jesús. Sobre
el cirio, marca el año y las letras griegas "Alfa" y
"Omega", que significan que Jesús es el principio y el fin del tiempo
y que este año le pertenece.
El sacerdote llevará a
cabo la bendición del fuego. Luego de la procesión, en la que se van
encendiendo las velas y las luces de la Iglesia, el sacerdote canta el Pregón
Pascual.
El Pregón Pascual es un
poema muy antiguo (escrito alrededor del año 300) que proclama a Jesús como el
fuego nuevo.
b) Liturgia de la Palabra:
Después de la
Celebración del fuego nuevo, se sigue con la lectura de la Palabra de Dios. Se
acostumbra leer siete lecturas, empezando con la Creación hasta llegar a la
Resurrección.
Una las lecturas más
importantes es la del libro del Éxodo, en la que se relata el paso por el Mar
Rojo, cómo Dios salvó a los israelitas de las tropas egipcias que los
perseguían. Se recuerda que esta noche Dios nos salva por Jesús.
c) Liturgia Bautismal:
Suelen haber bautizos
este día, pero aunque no los haya, se bendice la Pila bautismal o un recipiente
que la represente y se recita la Letanía de los Santos. Esta letanía nos
recuerda la comunión de intercesión que existe entre toda la familia de Dios.
Las letanías nos permiten unirnos a la oración de toda la Iglesia en la tierra
y la Iglesia triunfante, de los ángeles y santos del Cielo.
El agua bendita es el
símbolo que nos recuerda nuestro Bautismo. Es un símbolo que nos recuerda que
con el agua del bautismo pasamos a formar parte de la familia de Dios.
A todos los que ya
estamos bautizados, esta liturgia nos invita a renovar nuestras promesas y
compromisos bautismales: renunciar a Satanás, a sus seducciones y a sus obras.
También, de confirmar nuestra entrega a Jesucristo.
Sugerencias para vivir la fiesta
Hay quienes acostumbran
este día encender sus velas del bautismo y llevar un cirio pascual a la iglesia
o agua bendita, para tener en sus hogares.
Fuente: Varios