“David podría ganarle a Goliat”
Ignacio Arsuaga, presidente de la plataforma
pro-vida y defensora de la familia CitizenGO, abordó
recientemente una serie de puntos claves para ganar la “guerra cultural” contra
el aborto y la ideología de género, durante su participación en el X
Congreso Mundial de las Familias en Tiflis, Georgia.
La décima edición del Congreso Mundial de las Familias
se realiza en Tiflis (Georgia), del 15 al 18 de mayo.
En su conferencia, el 16 de mayo, Arsuaga advirtió que
en esta guerra cultural se enfrentan los “conservadores” –que defienden la
vida, la familia y la libertad religiosa– contra los “progresistas seculares”,
que promueven la cultura de la muerte, la dictadura del relativismo, la
corrección política, la ideología de género y el secularismo.
“En primer lugar, debemos reconocer que está
ocurriendo una guerra cultural mundial. Somos la gente pro-familia, no la
comenzamos. Pero la sufrimos”, indicó.
El presidente de CitizenGO subrayó que “es una guerra
sin armas que matan el cuerpo. Es una guerra donde las armas son los
micrófonos, el lapicero y el ordenador”.
El pensamiento de los conservadores, explicó, se basa
en el humanismo cristiano, que reconoce al hombre como “creado a imagen de Dios
y redimido por Cristo, es valioso y merece respeto”, mientras que su los
progresistas seculares echan raíces en el humanismo secular, que plantea que
“Dios es el enemigo del hombre. Por tanto Dios debe ser destruido para lograr la
democracia, paz y progreso”.
Los progresistas seculares, indicó Arsuaga, actúan
desde los gobiernos nacionales, grupos políticos, medios de comunicación,
adineradas fundaciones –como Rockefeller, Ford, Gates, Soros, entre otros–, la
industria del aborto y el lobby gay.
También han logrado actuar a través de organizaciones
multilaterales como las Naciones Unidas, el Consejo de Europa, la Unión
Europea, entre otros.
“¿Qué sucederá si perdemos la guerra cultural? ¿Qué
está en juego?”, cuestionó. “El totalitarismo. La exclusión total de la
religión y la libertad religiosa y de pensamiento. Multas y cárcel para
aquellos que no acepten los dogmas de la nueva ideología”.
La agenda de estos grupos incluye el control
poblacional, el aborto libre, la redefinición de la familia, nuevos “derechos
humanos” como la promoción de la homosexualidad y el aborto, la anticoncepción,
entre otros.
“El proyecto global está siendo impuesto a la fuerza
en todas las naciones. Los mismos objetivos, diferentes estrategias”, señaló
Arsuaga.
La oposición a esta amenaza es “culturalmente muy
débil” y “muchas veces ignora lo que está sucediendo”, advirtió, y precisó que
“los únicos bastiones de resistencia han sido la Iglesia, unas pocas
comunidades cristianas y el pequeño movimiento conservador”.
A pesar de esto, señaló Arsuaga, “David podría
ganarle a Goliat”.
Las organizaciones que se sumen a este combate,
señaló, debe conocer las causas que defiende, el movimiento al que pertenece,
su misión y objetivos a largo plazo –“¿cómo queremos cambiar el mundo?”– y su
misión y visión a largo plazo.
Entre sus planes a corto plazo, señaló, se encuentran
los objetivos, estrategias y planes de acción, las técnicas y la recaudación de
fondos.
Arsuaga señaló además que “si crees que has sido
llamado a ganar la guerra cultural, vas a hacer mucho, dormir menos,
entrenarte, pensar a largo plazo, trabajar para construir una organización
fuerte, para ayudar a construir un movimiento fuerte, construir una lista de
ciudadanos conscientes y activos que compartan tu causa y vas a pedir
financiamiento para pagar un proyecto tan grande: ganar la guerra cultural”.
Para una organización sin fines de lucro, el
presidente de CitizenGO recomendó “construir una lista, volverse amigo de los
miembros de la lista y recaudar fondos”.
“Nuestra estrategia número 1 es crecimiento. Nuestra
estrategia número 2 es involucramiento”, señaló.
“Construimos la lista a través de peticiones online,
activamos a nuestros miembros y los mantenemos activos, por eso es que enviamos
tantos correos electrónicos con peticiones, informaciones. (Luego) le pedimos
valientemente a nuestros miembros donaciones para apoyar nuestro trabajo”.
Tras esto, dijo Arsuaga, “seguimos luchando la guerra
cultural. Y a través de la lucha, gracias a las batallas que peleamos,
nos volvemos más fuertes”.
“Hasta que un día, Dios quiera, podremos ayudar al
movimiento conservador a ganar la guerra cultural”, concluyó.
Fuente: ACI