El camino de una joven de
periodista a monja de clausura
Una joven
periodista, Patricia de Oro, de Madrid, decidió ingresar en las monjas
carmelitas descalzas, en el Convento de San José de Ávila, el pasado 28 de
agosto. Patricia ha hecho unas declaraciones muy ilustrativas de cómo fue
creciendo su vocación en ella.
Lo cuenta en un
vídeo en que se le ve muy feliz. “Desde pequeña, cuando tenía unos seis años,
me sentí atraída por los clavos de Cristo. Pensé: ¡cuánto debió sufrir!”.
Cuando estaba en el colegio participó intensamente en la vida parroquial, donde conoció un chico. “Era un chico muy bueno, muy guapo, encantador”. A ella le gustaba e iban con la pandilla en actividades de la parroquia. Una vez decidieron recorrer el Camino de Santiago.
Cuando estaba en el colegio participó intensamente en la vida parroquial, donde conoció un chico. “Era un chico muy bueno, muy guapo, encantador”. A ella le gustaba e iban con la pandilla en actividades de la parroquia. Una vez decidieron recorrer el Camino de Santiago.
El último día,
cuando ya cada uno iba a su casa, el chico anunció al grupo que sería
sacerdote: “En septiembre ingreso en el seminario”, dijo. Todos (y todas) se
quedaron muy sorprendidos, aunque su vida de entrega a los demás traslució ya
un camino de mayor entrega a Dios por parte del chico, cuyo nombre no se cita.
Patricia
continuó con el grupo. Ingresó en la Universidad Villanueva de Madrid, donde
conoció más chicos y chicas. Fue cuando vio la película “La Pasión”, y allí
quedó prendada de la vida de Cristo, de su Pasión y Muerte. Un día, asegura,
“le dije rezando a Dios, que sería lo que Él quisiera”.
En su grupo de
amigos y amigas, unas chicas comentaban que una quería casarse y tener tres
hijos, otra dos, y su marido sería así y asá. “Yo no me veía casada y con
hijos”, afirma Patricia de Oro. “Pensé: ¿Yo casada? ¿Yo con hijos? ¡Para
nada!”. Entonces pensó que Dios la llamaba para ser “enteramente suya”.
Bien, pensó en
su oración: “ya sé que no me quieres casada ¿pero dónde me quieres?”. Su
vocación empezó a madurar viendo determinadas cosas en el mundo que no le
gustaban. “Por ejemplo, dice Patricia, iba a fiestas con mis amigas y veía que
hay personas que se dejan su dignidad ahí”.
Un amigo le
dijo que tenía una hermana Carmelita Descalza en Ávila. Él conocía las
inquietudes sobre la vocación de Patricia. Fue al convento de Ávila para hablar
con ella: “Cuando llegué a verlas –cuenta—no me lo podía creer. Un montón de
chicas jóvenes, todas sonriendo, con un brillo en sus miradas y tan llenas de
amor, que yo salí impactadísima de allí”.
Pero no sabía
si era el Carmelo el lugar donde Dios la quería. “Le dije al Señor: por favor,
si quieres que vaya al Carmelo ¡déjamelo clarísimo!”.
A partir de ese
momento se sucedieron hechos que indicaban –así lo interpreta Patricia—como
mensajes de Dios. Una vez, con una amiga, al salir por las escaleras del metro
encontró una tarjeta con la inscripción: “Ven a Ávila”, y llevaba impresas las
murallas de la ciudad.
En otra
ocasión, estaba Patricia en la sala de ordenadores de la universidad, abrió un
ordenador y le salió en la pantalla “ÁVILA”. “Empecé a ponerme nerviosa”,
comenta.
Encontró
después una monja y habló con ella y ésta le dio una tarjeta. “Pensé: ‘Cuidado
Pati, que te quiere reclutar, ¡cuidado!’. Pero la monjita, Rosa, me dijo: ‘vi
esto y sentí que te lo tenía que dar’. Lo que me tenía que dar era una
entrevista con una chica joven Carmelita Descalza, y el titular decía: ‘Jamás
imaginé que se podía ser tan feliz en la Clausura’”.
Sorprendidísima,
Patricia le preguntó cómo era que conocía “lo mío”. A lo que la monja dijo:
“¿Qué es lo tuyo? Y le conté toda mi historia”, y la monja, Rosa, se quedó
asombrada.
Patricia
terminó sus estudios de periodismo en la universidad, empezó a trabajar en las
redes sociales en Religión en Libertad y
recientemente ingresó en el Carmelo, en el convento de San José de Ávila.
“Las carmelitas
–afirma— están en el corazón de la Iglesia. Ellas con su oración y con su
trabajo sostienen a la Iglesia. Pero al final, lo importante es decirle que sí
a Dios. Lo que nos va a hacer felices es cumplir con la voluntad de Dios. No
hay otra cosa”.
Así lo ha
contado Patricia en un vídeo colgado en you tube.
Y así se lo
hemos contado a ustedes.
SALVADOR ARAGONÉS
Fuente: Aleteia