Europa: descubre tus
orígenes y aviva tus raíces
En su carta pastoral titulada Europa: descubre tus orígenes y aviva tus raíces (ver
abajo el texto íntegro), el arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela advierte
sobre la ideología de género: "Ha trastocado y destronado a la persona de
su propia identidad", afirma.
Siguiendo a Benedicto XVI
en la que sería su última felicitación navideña a la Curia, monseñor Francisco
Pérez González recuerda que, "según esta filosofía, el sexo ya no es un
dato originario de la naturaleza, que el ser humano debe aceptar y llenar personalmente
de sentido, sino un papel social del que se decide autónomamente, mientras que
hasta ahora era la sociedad la que decidía. La falacia profunda de esta teoría
y de la revolución antropológica que subyace en ella es evidente".
"Como consecuencia de este modo de pensar, proceder y vivir se
desnaturaliza y aparca a la familia", continúa: "No es una broma de
mal gusto, es un camino de autodestrucción si se sigue animando y potenciando
esta ideología", concluye a este respecto.
En otro lugar del documento,
el prelado afirma que "Europa no debe acomplejarse de seguir
identificándose con lo que es" y la invita a "descubrir sus propios
orígenes y avivar sus raíces". Para todo ello, "se nos exige a los
cristianos una mayor evangelización y un mayor testimonio".
A continuación reproducimos
el texto íntegro de la carta:
Europa: descubre tus
orígenes y aviva tus raíces
Estamos en unas
circunstancias históricas muy especiales puesto que hay situaciones que nos
hacen mirar el futuro con cierta perplejidad. Europa no debe acomplejarse de
seguir identificándose con lo que es. Descubrir sus propios orígenes y avivar
sus raíces es muy fruto de la sabiduría. “El viejo continente necesita a
Jesucristo para no perder su alma y no perder aquello que lo ha hecho grande en
el pasado y que todavía hoy lo presenta a la admiración de los demás pueblos”
(Juan Pablo II, 26 de febrero 2002). La Unión Europea debe reencontrar
especialmente un alma, dotarse de una gramática del espíritu, puesto que es
evidente que sólo los resultados materiales no bastan para satisfacer las
aspiraciones humanas.
Y hay varios efectos
negativos que vienen propiciados por centrar todo en una sociedad de bienestar
material. Uno de ellos es el de la ideología subyacente que pretende marginar y
eliminar a Dios. “La cultura europea da la impresión de ser una apostasía
silenciosa por parte del hombre autosuficiente que vive como si Dios no
existiera” (Juan Pablo II, 13 de julio 2003).
Vivir no sólo a espaldas de
la fe en Dios sino, mucho peor, transitar por la vida creyendo que la palabra
Dios debe desaparecer del diccionario puesto que el hombre se basta por si
mismo y no necesita a Dios. Es el gran drama de hoy a pesar de que nos quieran
convencer que cuánto más se progresa menos necesario es Dios. Ya no se
cuestiona si Dios existe, se está convencido que ni siquiera he de
preguntármelo. La Unidad Europea no se puede construir sólo con la economía;
Europa tiene necesidad de un alma, del alma cristiana.
Otro de los efectos
negativos es la falta de sentido de la persona. La ideología de género ha
trastocado y destronado a la persona de su propia identidad. “El hombre
moderno, influenciado por esta ideología, pretende librarse incluso de las
exigencias de su propio cuerpo. Se considera un ser autónomo que se construye a
sí mismo; una pura voluntad que se auto-crea y se convierte en un dios para sí
mismo” (Benedicto XVI, Ideología de género, “falacia profunda”, 22 de diciembre
2012).
Se devalúa tanto la persona
que se convierte en un puro objeto al socaire de los deseos de cada uno. Según
esta filosofía, sigue diciendo el mismo Papa, el sexo ya no es un dato
originario de la naturaleza, que el ser humano debe aceptar y llenar
personalmente de sentido, sino un papel social del que se decide autónomamente,
mientras que hasta ahora era la sociedad la que decidía. La falacia profunda de
esta teoría y de la revolución antropológica que subyace en ella es evidente.
Como consecuencia de este
modo de pensar, proceder y vivir se desnaturaliza y aparca a la familia. “Entre
los presupuestos que debilitan y menoscaban la vida familiar, encontramos la
ideología de género, según la cual cada uno puede escoger su orientación
sexual, sin tomar en cuenta las diferencias dadas por la naturaleza humana.
Esto ha provocado modificaciones legales que hieren gravemente las dignidad del
matrimonio, al respeto al derecho a la vida y a la identidad de la familia”
(Doc. Conclusivo de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, n.
40, 22 de diciembre 2012). No es una broma de mal gusto, es un camino de
autodestrucción si se sigue animando y potenciando esta ideología.
Por eso hoy se nos exige a
los cristianos una mayor evangelización y un mayor testimonio. No olvidemos que
allí donde la libertad de hacer –según el pensamiento del Papa Benedicto XVI-
se convierte en libertad de hacerse por uno mismo, se llega necesariamente a
negar al Creador mismo y, con ello, también al hombre como criatura de Dios,
como imagen de Dios, queda finalmente degradado en la esencia de su ser. En la
lucha por la familia está en juego el hombre mismo. Y se hace evidente que,
cuando se niega a Dios, se disuelve la dignidad del hombre. Quien defiende a
Dios, defiende al hombre. A la verdad no se la puede camuflar u ocultar porque
al final sale del escondrijo
Fuente: ReL






