"Mi dificultad para
entender la divinidad no me impide ver a Dios en cada acto solidario, en cada
gesto de entrega y estima al prójimo que realizan tantos creyentes, precisamente
porque creen"
“Vivimos tiempos convulsos,
que nos han dejado dañados en las creencias, huérfanos de ideologías y perdidos
en laberintos de dudas y miedos. Somos una humanidad frágil y asustada que
camina en la niebla, casi siempre sin brújula. En este momento de desconcierto,
amenazados por ideologías totalitarias y afanes desaforados de consumo y por el
vaciado de valores, el comportamiento de estos creyentes, que entienden a Dios
como una inspiración de amor y de entrega, es un faro de luz, ciertamente, en
la tiniebla“.
Quien
pronunció estas palabras fue la conocida política y periodista catalana Pilar
Rahola, reconocida atea y miembro del partido Esquerra Republicana de
Catalunya, que este año, para sorpresa de muchos, fue elegida para hacer el
pregón en España del Domund, la gran campaña de solidaridad con las misiones
que cada año organiza la Iglesia católica en todo los países del mundo.
Rahola mostró su admiración
por los misioneros, y no sólo por su actividad social, sino sobre todo
(sorpresa) por su labor evangelizadora: “hay que poner en valor la entrega de
miles y miles de cristianos que, a lo largo de los siglos, han hecho un trabajo
de evangelización, convencidos de que difundir los valores fraternales, la
humildad, la entrega, la paz, el diálogo, difundir, pues, los valores del
mensaje de Jesús, era bueno para la humanidad”.
Evangelizar no es malo
Pilar Rahola afirma que es
injusto criticar a los misioneros por su labor evangelizadora: “Si es
pertinente hacer proselitismo político, cuando quien lo hace cree que defiende
una ideología que mejorará el mundo, ¿por qué no ha de ser pertinente llevar la
palabra de un Dios luminoso y bondadoso, que también aspira a mejorar el mundo?
¿Por qué, me pregunto —y es una pregunta retórica—, hacer propaganda ideológica
es correcto, y evangelizar no lo es?”
“Quiero decir, pues, desde
mi condición de no creyente: la misión de evangelizar es, también, una misión
de servicio al ser humano, sea cual sea su condición, identidad, cultura,
idioma…, porque los valores cristianos son valores universales que entroncan
directamente con los derechos humanos”, añadió.
“El mensaje cristiano,
especialmente en un tiempo de falta de valores sólidos y trascendentes, es una
poderosa herramienta, transgresora y revolucionaria; la revolución del que no
quiere matar a nadie, sino salvar a todos”.
Los Diez Mandamientos
Para Rahola, “si la
humanidad se redujera a una isla con un centenar de personas, sin ningún libro,
ni ninguna escuela, ni ningún conocimiento, pero se hubiera salvado el texto de
los Diez Mandamientos, podríamos volver a levantar la civilización moderna”.
“Todo está allí: amarás al
prójimo como a ti mismo, no robarás, no matarás, no hablarás en falso… ¡la
salida de la jungla, el ideal de la convivencia! De hecho, si me disculpan la
broma, solo sería necesario que los políticos aplicaran las leyes del catecismo
para que no hubiera corrupción ni falsedad ni falta de escrúpulos. El
catecismo, sin duda, es el programa político más sólido y fiable que podamos
imaginar”.
En defensa de la caridad
cristiana
Para la política catalana,
no sólo es importante respetar el derecho de los cristianos a evangelizar, sino
también hay que apreciar la caridad hecha en nombre de la fe.
“Esta idea [de la caridad
cristiana], que personalmente encuentro luminosa, pero que otros consideran
paternalista e incluso prepotente, ha sido el sentimiento que ha motivado a
millones de cristianos, a lo largo de los siglos, a servir a los demás. Y
cuando hablamos de los demás, hablamos de servir a los desarraigados, a los
olvidados, a los perdidos, a los marginados, a los enfermos, a los invisibles.
¡Quiénes somos nosotros, gente acomodada en nuestra feliz ética laica, para
poner en cuestión la moral religiosa, que tanto bien ha hecho a la humanidad!”
“He dicho al inicio de este
pregón que no soy creyente en Dios, y esta afirmación es tan sincera como,
seguramente, triste. ¡Estamos tan solos ante la muerte los que no tenemos a
Dios por compañía! Pero soy una creyente ferviente de todos estos hombres y
mujeres que, gracias a Dios, nos dan intensas lecciones de vida, apóstoles
infatigables de la creencia en la humanidad”, concluyó.
INMA ALVAREZ
Fuente: Aleteia