Un examen de
conciencia en diez puntos que todo cristiano debería hacer al final del Jubileo
Los tesoros
de la Iglesia no son su catedrales, sino los pobres, ha explicado el Papa
Francisco el pasado domingo al concluir el Jubileo de las personas socialmente
excluidas, convocado al final del Año de la Misericordia.
La
homilía de la celebración eucarística, en la Basílica vaticana, que acogía a
seis mil personas pobres, ofreció la oportunidad a Francisco para abrir su
corazón y pedir a los cristianos que hagan un examen de conciencia sobre la
manera en que la Iglesia trata a los pobres.
Estas son las diez consignas que el Papa compartió con los
presentes, muchos de ellos sin techo. Son la base para un examen de conciencia
que debería hacer todo cristiano al final de este jubileo.
1. “¿Qué tiene valor en la vida, cuáles son las riquezas que no
pasan? Está claro que son dos: el Señor y el prójimo. ¡Estas dos riquezas no
pasan! Estos son los bienes más grandes que hay que amar”.
2. “La
persona humana, colocada por Dios en la cumbre de la creación, con frecuencia
es descartada, porque se prefieren cosas que pasan. Y esto es inaceptable, pues
el hombre es el bien más precioso a los ojos de Dios”.
3. “Hay que preocuparse cuando la conciencia se anestesia y ya
no se hace caso del hermano que sufre a nuestro lado, de los problemas serios
del mundo, que se convierten en estribillos ya escuchados en los guiones de los
telediarios”.
4. Dirigiéndose a los pobres: “Con su presencia, ustedes nos
ayudan a sintonizarnos en la longitud de onda de Dios, a mirar lo que Él mira:
Él no se queda en las apariencias”.
5. “¡Cuánto daño nos hace fingir que no nos damos cuenta de que
Lázaro es excluido y descartado! Esto significa dar la espalda a Dios. ¡Es dar
la espalda a Dios!”.
6. “Cuando el interés se concentra en las cosas que hay que
producir, y no en las personas que hay que amar, nos encontramos ante un
síntoma de esclerosis espiritual”.
7. “Esta es la trágica contradicción de nuestro tiempo: cuanto
más aumentan el progreso y las posibilidades —algo que está bien— más aumenta
el número de quienes no pueden acceder a ellos”.
8. “No podemos quedarnos tranquilos en casa, mientras Lázaro
yace en la puerta: no puede haber paz en casa de quien está bien, cuando falta
justicia en la casa de todos”.
9. Que el Señor libre a los hijos de la Iglesia “de los
intereses y de los privilegios, del apego al poder y a la gloria, de la
seducción del espíritu del mundo”.
10. “Nuestra tarea consiste en cuidar de la verdadera riqueza,
que son los pobres”, “los verdaderos tesoros de la Iglesia”.
JESÚS COLINA
Fuente:
Aleteia