El Purpurado alemán dijo que “habiendo visto los desarrollos del
siglo XX, vemos que la ideología no es sino el reclamo de algunos seres humanos
para dominar la consciencia moral de la gente”
El Prefecto de la
Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal Gerhard Müller, alertó ante
las ideologías y sus presiones que, desde la conclusión del Concilio
Vaticano II, han buscado cambiar la doctrina católica.
El Purpurado habló sobre este
tema en una conferencia en la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma el
pasado 14 de diciembre, al presentar un volumen de la opera omnia de Joseph
Ratzinger/ Benedicto XVI en
el que se recopilan sus escritos relativos al Concilio Vaticano II y cuya
curaduría está a cargo del Cardenal Müller.
El Prefecto explicó que,
luego del Concilio, “la esperada renovación pentecostal fue reemplazada por la
perspectiva de una confesión ‘babilónica’ de la fe y por el intento de
contradecir el pensamiento de la escuela teológica”.
Todo esto, dijo, “no era obra
del Espíritu Santo, porque el Espíritu Santo siempre escucha a la Iglesia en amor y verdad. Renunciar a la fe y
combatirla, así como la división de la Iglesia que le siguen, son frutos de
otro espíritu que no es el Espíritu de Dios”.
El Purpurado explicó también
que “la ideología es siempre un gran intento de someter la Palabra de Dios y la
Doctrina de la Iglesia al prejuicio de los propios pensamientos, con el
objetivo de obtener un poder manipulador en los fieles y sus vidas”.
Por el contrario, precisó, la
teología es distinta porque es “la reflexión humilde de la fe que emerge de la
escucha de la Palabra de Dios”.
Por esta razón, “cualquier
temor de que el Concilio pueda provocar un quiebre con la Tradición de la
Iglesia no es solo herético sino que desmantelaría el significado de la
mediación sobrenatural”.
En su saludo navideño a la
curia el 22 de diciembre de 2005, Benedicto XVI formuló la expresión
“hermenéutica de la continuidad”. Al respecto, el Cardenal Müller resaltó que
“sin una hermenéutica de la continuidad y de la reforma, la Iglesia se
secularizaría a sí misma y se convertiría en algo similar a una organización
humanitaria”.
Si eso llegase a pasar,
alertó, “no habría razón entonces en ser parte de la Iglesia”.
“La hermenéutica de la
reforma y la continuidad no es sino la hermenéutica de la fe y es testimoniada
por las Sagradas Escrituras, que vive en la tradición apostólica interpretada
por el auténtico magisterio. Ciertamente, la Iglesia está fundada sobre la
revelación y no sobre el magisterio”.
El Purpurado alemán dijo que
“habiendo visto los desarrollos del siglo XX, vemos que la ideología no es sino
el reclamo de algunos seres humanos para dominar la consciencia moral de la gente”.
“La renovación y la corriente popular son los signos de las resistencias ideológicas que se levantan
contra la consciencia de Dios”.
Estas ideas, explicó, “pueden
atisbarse en las raíces filosóficas de la Iluminación, el idealismo y el
materialismo, algo que se puede comprobar en el giro ideológico que Europa ha
vivido en los últimos siglos”.
“El asunto finalmente es si
el hombre realmente puede encontrar sus cimientos en su autorrealización sin
reconocer su lazo constitutivo con el creador y reconciliador soberano”,
concluyó.
Por Andrea
Gagliarducci
Fuente:
ACI Prensa