"El fruto más
inmediato es en nosotros mismos, la evangelización transforma la
parroquia"
Daniel salió de las puertas de la
parroquia con una mochila y se puso en mitad de la plaza. Sacó una estola, la
besó y se la colocó. Acto seguido volvió a agacharse, sacó una custodia con el
Santísimo y la elevó todo lo que pudo. “Fue nuestra primera salida al
exterior”, explica José María Calderón, párroco del Sagrado Corazón de Jesús y
delegado de Misiones de Madrid.
A aquella primera salida a la plaza,
le llamaron Hacer lío en Prosperidad. Desde entonces lo han hecho
muchas otras veces por todo el barrio y de muy diversas maneras.
La plaza de Prosperidad tiene mucha
vida. Árboles, bancos que se llenan de reuniones de ancianos, tiendas o algunos
bares con sus terrazas componen el lugar. Aquel día la plaza también contaba
con dos testigos de Jehová merodeando cerca del parque infantil.
De pronto, un diácono vestido con
clerygman y portando una mochila sale de una de las puertas laterales de la
parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, situada en uno de los laterales de la
plaza. El joven se coloca en medio y, en silencio, saca una estola de la
mochila, la besa y se la coloca. Acto seguido vuelve a agacharse, saca una
custodia con el Santísimo y la eleva todo lo que puede.
A su alrededor, algunos
parroquianos se arrodillan e inician, megáfono en mano, una oración de la madre
Teresa de Calcuta a Jesús Sacramento. A los fieles se les suman algunos
viandantes, que ante la presencia de Dios en medio de la plaza, hincan su
rodilla en el suelo.
Otros hacen fotos ante lo inusual
del espectáculo. Algunos miran, se sorprenden y siguen de largo. Después de
cinco minutos, Daniel guarda la custodia y la estola en la mochila y se vuelve
a meter en la parroquia. Los testigos de Jehová habían desaparecido.
“Fue nuestra primera salida al
exterior”, explica José María Calderón, párroco del Sagrado Corazón de Jesús y
delegado diocesano de Misiones. “Copié la idea de Youtube. Me hacía
muchísima ilusión hacerla, pero no sabía cuándo, cómo, ni dónde, porque para mí
era muy provocativa”, confiesa.
La hicieron realidad el sábado 1 de
febrero de 2014, tres meses después de que la parroquia acogiera el primer
cursillo para la formación de evangelizadores, organizado por la delegación de
Misiones –anexa a la parroquia-. Tras el cursillo “nos sentimos interpelados” y
se formó el grupo de evangelizadores de la parroquia, integrado por unas 20
personas de todas las edades y que fueron quienes acompañaron al entonces
diácono Daniel en la plaza de Prosperidad.
A aquella primera salida a la plaza,
le llamaron Hacer lío en Prosperidad. Desde entonces lo han hecho
muchas otras veces por todo el barrio y de muy diversas maneras.
“El miércoles de ceniza, sacamos la
cruz a la plaza y estamos una hora leyendo testimonios de mártires y de gente
que se ha entregado por Jesucristo. Y hay chicas que llevan cacitos con la
ceniza, para que quien quiera se la imponga a sí mismo como un signo de
penitencia y de deseo de acercarse a Dios”.
También lo han hecho a la inversa,
en vez de sacar al Santísimo a la plaza, han sido los misioneros de la
parroquia los que han salido, de dos en dos, para invitar a la gente a
entrar para encontrarse con Jesús. “Gracias a eso, el 4 de octubre del año
pasado, una chica de 31 años hizo la primera comunión y se confirmó”, cuenta
José María.
Este viernes 23 de diciembre
organizaron una carpa en la plaza de la Prosperidad, con un nacimiento
para que la gente fuera a rezar, con un cartel en el que se leía:
“Necesitamos ángeles para cantar al niño Jesús y rezar a María y José”. Todo el
que quería podía dejar sus peticiones.
De misiones en
mi ciudad
El cursillo para la formación de
Evangelizadores, organizado por la delegación de Misiones, ya se ha celebrado
hasta en tres ocasiones. La última tuvo lugar del 26 al 29 de octubre del año
pasado bajo el lema Experiencias de Misión en la Urbe.
El objetivo es presentar diferentes
iniciativas evangelizadores que ya se están llevando a cabo. Un taller práctico
para alentar y enseñar a las comunidades cristianas a convertirse en
comunidades evangelizadoras.
“He venido porque he hecho
experiencias misioneras dos años en república dominicana pero nunca había hecho
nada en mi ciudad. Es un poco incoherente irte a otros sitios a
evangelizar, que está muy bien, y no hacer nada en tu ciudad”, confesaba
entonces Alejandro García, de 23 años, que pertenece al grupo de misiones de la
parroquia de San Germán.
“Estamos aquí para coger ideas y ver
qué podemos hacer durante todo el año. Hoy hace muchísima falta este tipo de
iniciativas”, añadía tras la conclusión del primer día del curso.
Alejandro y otros 60 agentes de
pastoral se acercaron a la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús a escuchar el
testimonio de Carlos Cortés, un joven de 37 años que en el Sábado Santo de 2009
sintió que el Señor le llamaba a la evangelización.
“Fue muy significativo que fuera en
Sábado Santo, que es cuando el Señor baja a los infiernos. Dios me pedía que
bajara a los infiernos y a la oscuridad de muchas personas para presentarles su
luz y su amor”, dijo Carlos.
Después de
mucha oración, nació el grupo Kerygma, que organiza periódicamente acciones de
evangelización “para anunciar a la gente en la calle que Jesús está vivo, te
ama y está dentro de la Iglesia esperándote”, explicó
Carlos.
Y lo han hecho evangelizando en las
calles alrededor de una parroquia, con mimos, con música y procesiones,
convirtiendo la parroquia en un auténtico belén viviente –con animales y todo-
o incluso invitando a la gente a venir disfrazados de sus santos favoritos en
la noche en la que muchos otros celebran Halloween.
Salvado del
suicidio
Los frutos de la evangelización en
la calle son palpables y, en ocasiones, extraordinarios. Prueba de ello es la
historia de Javier, que “salió aquel día de casa con deseos de suicidarse”,
explica Cortés a Alfa y Omega.
“Dios quiso que ese mismo día
saliéramos a la calle a evangelizar en los alrededores de una parroquia situada
en la ruta que Javier emprendió para quitarse la vida. Los misioneros
se acercaron para anunciarle el amor de Dios e invitarle a encontrarse con
Jesús dentro de la Iglesia, sin saber de los planes de la persona que tenían
delante”, añade.
La conversión
fue fulminante. Entró en la iglesia y se confesó después de muchísimo tiempo.
Ahora ha pasado de evangelizado a evangelizador.
Y aunque estos hechos ocurren, “el
fruto más inmediato es en nosotros mismos. Es frecuente ver a los
misioneros confesándose. También hay fruto en las parroquias a las que
acudimos. La evangelización transforma la parroquia. Es como abrir las
ventanas y que se renueve todo”.
Música, cine y
redes sociales
Lorena del Rey, de Tottus Tuus María
y JRC, fue otro de los ponentes del tercer cursillo de la delegación de
Misiones. En él contó su experiencia de evangelización, que le ha llevado
incluso a hablar de Dios en las playas o alrededor de la parroquia de
San Ildefonso de Madrid, situada en mitad de uno de los barrios más populares
de ocio nocturno.
De su experiencia misionera Lorena
se ha dado cuenta de que “el demonio campa a sus anchas y nosotros llevamos la
luz al mundo. He visto muy clara esa batalla y que el Señor nos ha creado con
el deseo de buscarle”, explica.
La tercera sesión corrió a cargo de
Jorge Barco, del Regnum Christi, que organizan evangelizaciones en
familia en la calle en las inmediaciones de la parroquia de San Pedro
el Viejo.
El cursillo lo cerró, el jueves 29
de octubre, una mesa redonda en la que participaron Pedro Alfaro, José Ignacio
Olmedo y un miembro de iMisión para hablar de la evangelización a través de la
música, el cine y las redes sociales, respectivamente.
Todos los ponentes del curso
coincidieron en la importancia de la creatividad y, sobre
todo, “saber que todos estamos llamados a la evangelización, que no es más que
dar a un Dios que sobreabunda en nuestra alma”, explican.
Por José
Calderero
Fuente: Artículo
originalmente publicado por Alfa y Omega