La ideología de género se
basa en la lucha entre los sexos
Hace
unos días leí un llamamiento del cardenal Cañizares a los políticos de su
Comunidad Autónoma de Valencia para que no imponga la ideología de género y
respeten la dignidad de las personas y de las familias en coherencia con la fe
que anima a la Iglesia.
La
respuesta del gobierno valenciano ha sido rápida: El gobierno autonómico de
Valencia no tolerará ninguna posible insumisión católica ante la ley de la
transexualidad que ya se encuentra en las Cortes y que será aprobada esta
primavera.
La
Generalidad advirtió al cardenal Antonio Cañizares que sancionará a los
colegios católicos si no aplican la Ley integral del reconocimiento del derecho
a la identidad y expresión de género en la Comunitat Valenciana. Cuando se
apruebe la ley, todos los centros educativos, concertados o privados, estarán
obligados a cumplir la norma. Si no, se sancionará al centro por no cumplir la
ley.
Como
ya advirtieron los Obispos de Getafe y Alcalá ante una ley semejante para la
Comunidad de Madrid, las leyes de ideología de género no respetan la
libertad religiosa y de conciencia, ni el derecho de los padres a educar a sus
hijos, ni la libertad de expresión ni de cátedra, violando los artículos 18,
19 y 26 de la Declaración de Derechos Humanos de la ONU, que corresponden a los
artículos 16, 20 y 27 de la Constitución. Se trata de imponer un pensamiento único
que anule la libertad y el coraje de buscar la verdad de la persona humana.
Muy
pronto veremos situaciones similares en otros continentes, donde esta ideología
también está ya presente y con varios políticos que la apoyan.
Por
cierto, debo hacer una aclaración: como todavía recientemente me he encontrado
con personas que creían que la ideología de género hacía referencia a la
igualdad entre hombres y mujeres, debo decir que la ideología de género es
un pensamiento fundado en un relativismo individualista y egoísta, que
desarticula la natural sociabilidad humana, rechazando la sexualidad natural y
estable de la pareja humana, tachándola de represora.
La
ideología de género quiere establecer la sociedad del hedonismo, pues considera
que los seres humanos pueden alcanzar la felicidad en la realización de sus
propios deseos sexuales sin límite moral, legal e incluso corporal alguno,
utilizando para ello la eugenesia, el control de natalidad incluido el aborto y
la supresión de la diferencia sexual. Consiste en una sexualización total de la
vida. No existen diferencias sexuales por naturaleza, sino sólo roles o papeles
sociales opcionales en la conducta sexual del individuo.
Como
varias otras ideologías de nuestra época, la ideología de género, amamantada en
el marxismo, también se basa en el odio.
Mientras
en el cristianismo la pareja humana trata de realizarse en el amor mutuo, la
ideología de género se basa en la lucha entre los sexos.
Así
como el marxismo busca la sociedad sin clases, esta ideología busca la sociedad
sin sexos. Se trata en esta ideología de conseguir la liberación sexual
mediante la destrucción de la familia. La mujer debe independizarse y liberarse
de las ataduras de su naturaleza y de las funciones asociadas a ella, como la
maternidad y el hogar. Y es que en el matrimonio el marido es el explotador
burgués y la mujer la proletaria esclavizada. La pareja está, por tanto, en
rivalidad constante. Como dice una de sus ideólogas, Celia Amorós, la supresión
de la familia es el objetivo fundamental a conseguir.
Pero
también ellos cometen errores. La ideología de género es tan disparatada y
anticientífica que te cuesta trabajo, cuando la explicas, convencer a la gente que
estás hablando en serio. Por ello cuando acabo de leer que en el país vasco, en
bastantes marquesinas han puesto un anuncio en el que se ve el dibujo de unos
niños y niñas con la inscripción: Hay niñas con pene y niños con vulva y
debajo: así de sencillo, no he podido por menos de alegrarme porque pienso que
cualquier persona con sentido común, ante un niño con pene y cromosomas XY no
puede por menos de pensar que es un niño; lo mismo que una persona con vulva y
XX de cromosomas es una mujer y todo lo demás son tonterías. Con anuncios así,
es más fácil que la gente se dé cuenta donde quieren meternos y espabile.
Algo
parecido pasa con el pretender que la enseñanza de la ideología de género es
objetiva, neutral y científica o el defender que una persona promiscua merezca
tanto respeto como una que no lo es, como si diese lo mismo ser corrupto como
no, o considerar imposible salir de la homosexualidad, cuando cada día hay más
gente que lo consigue, o el continuar haciendo operaciones de cambio de sexo,
cuando la clínica John Hopkins de Baltimore ha dejado de hacerlas porque son un
rotundo fracaso. Pero claro, es la realidad, para los ideólogos de género, la
que debe acomodarse a la ideología y no la ideología a la realidad.
De
paso, corrompamos a los menores, que para eso mandamos, con expresiones como
ésta, de Kate Millet: «Uno de los derechos esenciales de los niños es el de
expresarse a sí mismos sexualmente, probablemente entre ellos en un principio,
pero también con adultos». El resultado de estas majaderías y maldades es que,
poco a poco, la gente empieza a darse cuenta, tal vez demasiado lentamente, qué
aberraciones algunos políticos quieren imponernos.
No
puedo por menos de alegrarme por el hecho que ninguno de mis sobrinos nietos o
biznietos vive en la Comunidad valenciana. ¡Pobres chavales valencianos! Oremos
al Señor para que quienes defienden estos objetivos perversos fracasen en sus
intentos.
Por:
Pedro Trevijano Etcheverria
Fuente: Infocatolica.com