La
“oración común” de Pedro Canisio
El periodista Peter Seewald llevó a
cabo numerosas entrevistas con el papa emérito y las publicó en septiembre de
2016 en el libro Últimas conversaciones.
En el
transcurso de estas entrevistas se encuentra una auténtica joya espiritual: la
oración preferida de Benedicto XVI. Se trata de la “oración común” de Pedro
Canisio, el “segundo apóstol de Alemania”:
“¡Dios eterno y
todopoderoso, Señor, Padre celestial!
Vuelve tu
mirada misericordiosa hacia nuestro llanto, nuestras miserias y nuestras penas.
Ten piedad de
todos los cristianos para los que tu Hijo Único, nuestro Señor bienamado y
Salvador, Jesucristo, entregó su propia voluntad en manos de los pecadores y
derramó su preciosa sangre sobre la santa cruz.
Por Jesucristo,
nuestro Señor, líbranos de todas nuestras penas, de los peligros presentes y
futuros, de los rencores, las guerras y las armas, del hambre, de los momentos
de angustia y de miseria.
En tu bondad,
ilumina y fortalece a nuestros dirigentes religiosos y nuestros gobernantes,
para que con sus acciones puedan participar de tu gloria divina, de nuestra
salvación, de la paz y del bien de toda la cristiandad.
Concédenos, oh
Señor, la paz, una justa unidad en la fe, sin divisiones ni separaciones.
Orienta
nuestros corazones a la auténtica penitencia y a la edificación de nuestras
vidas.
Enciende en
nosotros el fuego de tu amor.
Danos hambre y
sed de tu justicia, de modo que, como hijos obedientes, podamos regocijarte con
nuestra vida y en la hora de nuestra muerte.
Te rogamos
también, oh Dios nuestro, que se haga tu voluntad en nuestros amigos y
enemigos, en las personas de buena salud y enfermas, en todos los cristianos
afligidos y atribulados, en los vivos y en los difuntos, en nuestras
profesiones y empresas, en nuestra vida y nuestra muerte.
Ayúdanos a
beneficiarnos de tu gracia en este mundo y que vayamos allá donde estén todos
tus elegidos para alabarte, honrarte y glorificarte junto a ellos.
¡Concédenos
esto, oh Señor, Padre nuestro celestial!
Por tu Hijo
Jesucristo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo por los siglos
de los siglos.
Amén”.
Fuente: Aleteia