Desarrollar hábitos
saludables de oración puede marcar la diferencia
¿Tu
vida de oración ha caído en la rutina? Es hora de reconsiderar tus hábitos.
Desarrollar hábitos saludables de oración puede marcar la diferencia. Aquí
te presento algunas prácticas importantes y hábitos que aprendí en los últimos
años (me habría gustado que alguien me los hubiera enseñado cuando aún era
pequeño). Pero nunca es tarde para aprender o desarrollar buenos hábitos.
Estos
son los 11 elementos esenciales que transformaron mi vida de oración, y podrían
hacer lo mismo con la tuya.
1 – Vete a dormir temprano
La
mañana es el mejor momento para rezar. Unos buenos 15 o 30 minutos de
oración por la mañana ponen a Dios en primer lugar, ayudando a evitar el
pecado, fortaleciéndonos en la práctica de las virtudes durante el día, y
estableciendo las bases para rezar sin cesar a lo largo del día.
Hay
también la posibilidad de que tu casa esté efectivamente tranquila durante la
mañana, y eso ayudará.
Pero,
para rezar bien durante la mañana, tú también necesitas estar bien descansado.
Y eso significa ir a la cama temprano (o estarás somnoliento como los
apóstoles).
2 – Levántate temprano
Pon
el despertador lo suficientemente temprano para que puedas tener de 15 a 30
minutos de oración silenciosa por la mañana. Y en el momento en que suene la
alarma, levántate. Sin excusas. Nada de “un poquito más”.
Que
esta primera oración del día sea una oferta espiritual a Dios por el sacrificio
de tu sueño.
Levántate
cada día de esta manera durante un mes y se volverá un hábito.
3 – Arrodíllate y reza la
ofrenda de la mañana.
Ya
estás despierto, arrodíllate… haz tu ofrenda de la mañana. Existen muchas
versiones. Te llevará sólo algunos segundos, pero consagrar todo tu día a Dios
es una forma importante y fácil de comenzar cada día. Aquí está lo que yo rezo:
“Oh, Jesús mío, a través
del Corazón Inmaculado de María, te ofrezco todas mis oraciones, trabajos,
alegrías y sufrimientos de este día, por todas las intenciones de vuestro
Sagrado Corazón, en unión con el santo sacrificio de la misa ofrecidos en todo
el mundo, en reparación por mis pecados, y por todas las intenciones del Santo
Padre. Todo por el Sagrado y Corazón Eucarístico de Jesús, todo por el
Inmaculado Corazón de María, en unión con san José. Amén”.
4 – Oración de la mañana
durante 15 minutos
Necesitas
decidir el mejor momento para hacer esto, pero para mí, es después de bañarme y
vestirme, de manera que estés bien despierto.
Encuentra
un lugar en tu casa que sea tranquilo y reza todas las mañanas. Otra
posibilidad es pasar por una iglesia o capilla de adoración eucarística de
camino al trabajo, o después de dejar a los niños en la escuela.
Pasa
de 15 a 30 minutos en oración silenciosa. En oración, medita las Escrituras o
un escrito espiritual de algún santo, como el de san Francisco de Sales Introducción a la Vida Devota.
Un
modelo de oración fácil de recordar, tiene siempre A.C.A.S: Adoración,
Contrición, Acción de Gracias, Súplica (petición). Y si eres nuevo en la
oración, no tengas miedo: Aquí te pongo algunas sugerencias para empezar:
5 – Reza por lo menos una
vez cada hora del día
Para
muchos de nosotros, momentos enteros del día –o incluso días enteros– pasan sin
que miremos a Dios. Leí recientemente esta sugerencia y me quedé sorprendido
por su sencillez y por el hecho de que nunca había oído eso antes.
Formar
el hábito de dirigirse a Dios por lo menos una vez cada hora. Eso puede ser tan
simple como mirar un crucifijo o una imagen de un santo, diciendo: “Hágase tu voluntad”, o “Jesús, ten piedad de mí que soy un pecador”,
o “Ven, Espíritu Santo”, o con
reverencia decir el nombre de Jesús.
6 – Memoriza algunos
salmos. Rézalos en puntos específicos a lo largo del día
Hasta
hace poco, yo no había memorizado ningún salmo. Ahora que me he memorizado
cuatro o cinco, descubrí que es muy fácil rezar cada uno en puntos específicos
durante el día.
Por
ejemplo, rezar un determinado salmo cada vez que estás en el coche. Rezar otro
cuando caminas por el estacionamiento o hasta en la oficina. Otro cuando vas al
baño o te lavas las manos. Ya empiezas a hacerte una idea.
Y
una vez que has memorizado esos salmos, estos te ofrecen un excelente material
para la meditación durante todo el día.
Para
empezar, a continuación algunos salmos que uso:
Salmo
1. “¡Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos…”
Salmo
23. “El Señor es mi pastor, nada me falta…”
Salmo
24. “Del Señor es la tierra y cuanto hay en ella…”
Salmo
27. “El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién he de temer?…”
Salmo
43. “Hazme justicia, oh Dios, y mi causa defiende contra esta gente sin amor…”
7 – Abraza la cruz
Todos
los días hay sufrimientos y complicaciones. Algunos son grandes, otros
pequeños. No los tires a la basura. Únelos a la muerte de sacrificio de Jesús
en la cruz y amorosamente ofrécelos a Dios. Esta es otra forma de orar sin
cesar.
8 – Abraza el silencio
No
pongas la radio en tu coche. Apaga la música y la televisión y cualquier otro
ruido de fondo en casa. Abraza el silencio. Si queremos oír a Dios, primero
debemos oír.
9 – Cuando estés inquieto,
dirígete a Dios
San
Agustín dijo la famosa frase que nuestro corazón está inquieto mientras no
repose en Ti.
¿Cuántas
veces al día revisamos nuestros teléfonos? ¿Y si, en lugar de eso, nos
dirigimos a Dios en esos momentos?
O
tal vez, cuando estás inquieto, te diriges hacia la comodidad: compras,
noticias, televisión, comida, bebida.
¿Buscamos
el placer en las cosas? ¿O en Dios?
En
lugar de buscar las cosas materiales, dirijámonos a Dios.
Durante
el día, si te sientes inquieto, dirígete a Dios. Pide su gracia, pide su amor,
pide su paz. “En Dios sólo el descanso de mi alma” (Sal 62,2).
10 – Examen de conciencia
nocturno
Cada
noche, antes de prepararte para dormir, ponte en la presencia de Dios, y
examina tranquilamente tu conciencia. En tu mente, recorre los Diez
Mandamientos y los Siete Pecados Capitales y considera dónde te quedaste corto.
Haz un acto de contrición. Si alguno de tus pecados fue grave, ve a confesarte.
Mejor
aún, haz este examen nocturno de conciencia con tu pareja (y niños), como parte
de las Completas, oración de la noche de la Iglesia a partir de la Liturgia de
las Horas.
11 – Di tres Aves María al
poner tu cabeza en la almohada
Esta
es una práctica católica tradicional y es una buena manera de finalizar el día.
Así como tu primera acción del día fue una oración, que también sea la última.
Y
en caso de que ésta sea tu última noche, a través de tus Aves María, la
Santísima Virgen te protegerá: “Ruega por nosotros pecadores, ahora y en la
hora de nuestra muerte. Amén”.
Publicación original:
OnePeterFive — 11 Habits That Will Transform Your Prayer Life.
Traducción
al portugués: Sensus fidei
Fuente:
Aleteia