«Una iglesia con la puerta cerrada tiene a Jesús golpeando la
puerta porque quiere salir»
Noel Díaz, inmigrante
hispano en Estados Unidos, fue recibido por el Papa a mediados de noviembre.
Durante la conversación, Francisco fue entrevistado por Noel. La entrevista se
emitió este domingo 29 de enero en ESNE Televisión y en la página web
de El Sembrador. El Santo Padre habló de Estados Unidos, de los inmigrantes, de
la Iglesia… A continuación ofrecemos el texto completo de la conversación
NOEL DÍAZ: Queridos amigos, hermanos y hermanas en Cristo Jesús,
estamos aquí en Santa Marta y muy emocionados, no sé si pueda decir lo que
pienso pero aquí estoy junto al Papa Francisco y nos ha concedido el venir a
saludarlo, pero también compartir unas palabras para cada uno de ustedes,
queridos amigos que sintonizan este canal católico El Sembrador Nueva
Evangelización Radio y Tv. Este es el micrófono suyo. Quisiera primeramente
agradecerle en nombre de todos los latinoamericanos y los inmigrantes que es
donde estamos nosotros. Primeramente decirle gracias y escuchar de usted.
PAPA FRANCISCO: Le
agradezco la visita y usted se ha venido con ganas de tirarme la lengua o sea
de hacerme hablar, así que dese gusto y pregunte.
NOEL: Bueno lo primero que
quisiera es pedirle unas palabras para la gente que está en Estados Unidos y
mucha gente ahorita, está con temor, sin meternos en situaciones de política,
simplemente un mensaje para nuestro pueblo, para nuestra gente, y no solamente
latinoamericanos, porque hay de diferentes países en una situación similar.
PAPA FRANCISCO: No se
olviden que tenemos una madre. Cuando Juanito el hoy San Juan Diego le escapaba
un poco a la Virgen, a la Madre, porque… esta Señora me pone en complicaciones,
ella le dijo: «Niño Juanito, no tengas miedo, ¿acaso no estoy yo aquí que soy
tu Madre?». Nosotros somos un pueblo que también tiene una madre, y Jesús nos
la dejó, su Madre y nuestra Madre, y un pueblo con madre tiene que sentirse
seguro.
Los monjes rusos de la
época medieval o antes, tienen un consejo muy lindo. Antes decían «cuando hay
turbulencias espirituales, acogerse bajo el manto de la Santa Madre de Dios«; y
eso es lo que puedo y quiero decirles, ella se lo dijo a Juanito en su lengua,
«no tengas miedo. ¿Acaso no estoy yo aquí que soy tu Madre?». Y ese es como el
saludo que les quiero dar.
NOEL: Su Santidad, usted
me ha dicho en dos ocasiones, la primera cuando le lustré los zapatos en el
avión y la segunda cuando me escribió y me dijo: «le recuerdo que le diga a los
laicos que salgan de las cuevas». ¿Cuál es esa misión que me da y que nos da a
los laicos?
PAPA FRANCISCO: A veces
creo que el mejor negocio que podemos hacer con muchos cristianos, es venderles
naftalina para que se la pongan en la ropa y en su vida y no se apolillen,
porque están encerrados y se van a apolillar. Tienen que salir, tienen que
salir, tienen que ir a llevar el mensaje de Jesús; el mensaje de Jesús no es
para conservarlo para mí. El mensaje de Jesús es para darlo; así como yo lo
recibo de Él a través de un hermano o de una hermana me viene esa gracia, yo la
doy; eso es lo que tienen que hacer todos los cristianos.
Yo no me puedo guardar en
conserva el mensaje de Jesús. No es para guardarlo, es para darlo entonces,
cada uno ve que ese mensaje pasa por mis manos lo voy entregando y de esa
manera salgo de la cueva.
NOEL: Ese llamado es…
¿Definitivamente lo tenemos que hacer ya?
PAPA FRANCISCO: Por
supuesto. O sea las parroquias a la calle, cualquier institución a la calle, a
la calle en el sentido de salir a buscar puertas abiertas. Mi corazón a la
calle, es decir, mi corazón cristiano abierto a un mensaje al que sufre, al que
está pasando un mal momento, al enfermo, es decir, las obras de misericordia
que son como la columna vertebral del Evangelio.
Si nosotros leemos las
preguntas que nos va a hacer Jesús cuando nos juzgue, son las obras de
misericordia, Mateo 25, tuve hambre me diste de comer.
NOEL: Está todo dentro de
eso. Usted cree que las parroquias en todo ese tiempo que usted nos dice que
quiere una Iglesia de salida, no debemos ser evangelizadores con cara de
vinagre y todas esas lindas formas que nos exhorta. Algunos hermanos separados
son visibles en las calles, yo he deseado que tengamos una presencia más visible
en las calles. ¿Qué nos falta Su Santidad?
PAPA FRANCISCO: Coraje,
coraje ¿eh? Como que estamos cómodos y la comodidad nos traiciona. Coraje para
salir, eso que tenía San Pablo, ese fervor apostólico, fervor apostólico y
llevar, llevar lo que hemos recibido. Lo hemos recibido gratuitamente, darlo
gratuitamente, pero el coraje.
NOEL: Usted utilizó una
frase cuando estuvo en México, que tuve la dicha de acompañarlo. Usted dijo una
frase que yo iba con algunos sacerdotes argentinos que se rieron y yo no lo entendí,
les dijo no vengo a «sobarles el lomo».
PAPA FRANCISCO: Sobar el
lomo es decir «qué bueno que sos», adular, no. Vengo a pincharlos a que salgan,
un cristiano sin coraje no es cristiano. ¿Cuál es el último mandato de Jesús a
sus apóstoles? Vayan a la esquina, no. Vayan al otro pueblito de al lado, ¡No!
Vayan a la otra ciudad más grande, no. Vayan a todo el mundo, les metió ese
horizonte. Ese es el coraje: al final Mateo 28 ¿no?
Vayan a todo el mundo
enseñando las cosas que yo les enseñé y bautizando en el nombre del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo ¡y sepan que yo estaré con ustedes hasta el fin del
mundo! Y ese es el sostén del coraje, primero viene de la madre y ahora de
Jesús.
Jesús es el que nos
mantiene en el coraje apostólico que nos mantiene a llevar el mensaje, y eso lo
hago, estoy en casa y está fulano enfermo, lo voy a ver y dejo caer una gotita
de palabra a aquel tiene esta dificultad… una gotita de palabra. No sé, cada
uno vea la manera como puede llevar adelante eso.
NOEL: Usted también nos
habla a todos los que estamos sirviendo, acerca de no adueñarnos de cosas o de
posiciones y no dejar a veces, que los que vienen queriendo buscar a Dios se
topan con situaciones que en vez de traer no hacemos ese trabajo como debería
de ser. Yo sé que lo debe de haber repetido muchas veces. El tener este diálogo
con usted no es para un canal secular, es para nosotros, es para la familia,
por eso le pregunto con esa confianza. Usted lo ha repetido pero sigue habiendo
esta situación en estos, cuando se habla de que se van a levantar muros,
también nosotros dentro de la Iglesia, tenemos muros. ¿Cómo hacer para derribar
esos muros?
PAPA FRANCISCO: Una imagen
que yo suelo usar mucho es que las iglesias tienen que tener las puertas
abiertas. Una iglesia con puertas cerradas no sirve. En el apocalipsis hay una
cosa muy bella y está en el capítulo 1 o 2, cuando Jesús habla a las 7 iglesias
y a una de las siete iglesias les dice: «Yo estoy a la puerta y llamo, si
alguien me abre yo voy a entrar, voy a cenar con é». O sea Jesús que golpea la
puerta de nuestro corazón para que le abramos, pero a mí se me ocurre pensar
¡de puro malo que soy! Se me ocurre pensar que muchas veces Jesús está
golpeando la puerta pero desde adentro para que lo dejemos salir a evangelizar.
A veces los cristianos lo
tenemos encerrado. Una iglesia que tiene las puertas cerradas es una iglesia
que tiene a Jesús golpeando las puertas desde adentro porque quiere salir.
NOEL: ¿Cuál es ese mensaje
concretamente para nosotros los laicos dentro de un deseo genuino de llevar a
Cristo, con la frescura, con la alegría, como usted lo ha dicho? No venir con
una actitud, que no atrae a nadie. Usted lo ha dicho, mucha gente no es atraída
cuando se le está golpeando cuando se le está amenazando. Todo ese tipo de
cosas que a veces se dan nosotros los laicos cómo debemos de ser efectivos. Ya
lo habló una palabra coraje, tenemos que tener coraje, pero ¿Qué más
ingredientes nos faltan a los laicos para estar convencidos de nuestra fe?
PAPA FRANCISCO: Esta es
una idea mía ¿no?, pero estoy casi seguro que así es, falta oración. Porque sin
oración no hay coraje, falta intercesión, tenemos que orar más y salir, pero
con oración siempre, porque salgo con el Señor. ¿No es cierto? La oración es lo
que me une al Señor, educar en la oración, en la lectura meditada de la palabra
de Dios y orante, ¿no? Creo que técnicamente la llaman la lectio divina ¿no?
Ese es un ejercicio tan lindo, y todos tenemos un cuarto de hora por día para
hacerlo, tomar la biblia, un pedazo y rumiar un poquito y orar, entonces la
oración y orar.
NOEL: ¿Qué desearía ver en
los hogares, si la Iglesia de salida va a los hogares? Porque menos del 10 por
ciento van a la iglesia, pero el 90 está afuera tenemos que ir por ellos,
porque a veces no la pasamos solamente con el mismo grupo, tenemos que salir,
pero si saliéramos a las casas y nos abrieran la puerta y nos dijeran
«necesitamos oración, mi familia está dividida tiene problemas». Muchos grupos
han hecho presencia, pero, ¿No le gustaría ver brigadas de misericordia, grupos
que hagan la lectio divina en la casa, que hagan oración el rosario, o que se
consagre la familia, la iglesia doméstica a Jesús, a la Virgen María? ¿Qué le
gustaría ver?
PAPA FRANCISCO: Todo eso
que usted ha dicho. Es tanta la variedad de cosas ¿no?. Que las
bienaventuranzas vayan creciendo en esa casa, son un programa evangélico. Las
Bienaventuranzas.
NOEL: Santidad, le han
hecho muchos medios la pregunta, ¿Qué legado quiere dejar? Un sacerdote muy
místico, me dice: «siento que el Papa tiene muchas cosas, que el Papa quiere
dejar y decir en determinado momento». Usted como Pontífice de la Iglesia ¿Hay
cosas que quiere decir? Dice Jesús, dejó siete palabras, que serían esas cosas
como claves.
PAPA FRANCISCO: Iglesia en
salida es una. Puertas abiertas, salir, cristianos en la calle, cristianos
convencidos. Iglesia orante, no puedo llegar a Jesús si no hablo con Él si no
lo conozco. Iglesia orante intercesora, quiero tocar un puntito que es clave,
cristianos que sepan adorar al Señor, adorar a Dios. El acto de adoración en
silencio, un acto de adoración, uno sale con la fuerza de saber que hay alguien
allá arriba, que es el Señor es Dios, es la fuerza más grande, adorar a Dios:
yo te adoro Señor, porque nuestra oración a veces es muy mezquina, voy para
pedir, «Señor dame esto tengo este problema». Está bien. Él nos quiere nos da
una mano y arregla cosas.
Usted lo sabe por
experiencia, pero, también algunos van a agradecer, pero ya es menos los que
van a agradecer, pero adorar, que poquitos saben adorar, adorar a Dios que es
el Señor en este mundo donde está lleno de señores, caciques diría yo, caciques
de señores mundanos. No sé, que se creen los dueños del planeta, y este, no sé.
No me refiero a los que
gobiernan los pueblos, no, también millonarios. El único señorío es del Señor,
esos señoríos son el espíritu del mundo y esto es otra cosa, esto es lo que me
gustaría dejar, dejar en cada hogar cristiano, en cada familia cristiana, en
cada pueblo cristiano: la conciencia de que el espíritu del mundo no es de
Dios, es la antítesis de Dios.
Por eso el Señor Jesús,
cuando en la Última Cena ruega al Padre, ruega, no para que los saques del
mundo, sino para que los defiendas. Nosotros tenemos que estar en el mundo, no
somos monjes de clausura, tenemos que estar bien metidos en el mundo. Los
monjes de clausura están en el mundo de otra manera pero están, pero tener
cuidado que la mundanidad no nos corrompa.
La mundanidad empieza por
el dinero, el diablo entra por el bolsillo, en el dinero. Jesús al dinero le
dio estatus de señor, cuando dice nadie puede servir a dos señores, a dos
patrones. O sirve a Dios o sirve al dinero, no dice al diablo, al dinero, o sea
es señor, señor del mundo.
Servir a Dios significa no
estar dependiendo del dinero. Al centro de mi vida está el Señor, no el dinero.
Ese pasaje del Evangelio a mí siempre me impresionó, Jesús dice el señor
dinero, es un señor pero cuando manda destruye, cuando se usa para utilizar a las
personas.
Además te da seguridad,
una seguridad que no es la de Dios, simplemente que uno necesita su sueldo de
todos los meses todo, pero vivirlo con cierta sobriedad, austeridad. Recuerdo
una vez hace muchos años, conocí a una persona, la había visto una sola vez.
Sabía quién era, muy importante, un empresario muy importante, yo era muy amigo
de un pariente de él.
Un día me contó que está
muy mal, tiene un cáncer y es terminal, es un hombre, él dice que es cristiano,
dice que es católico, sería bueno que se acercara un sacerdote para darle los
sacramentos y se prepare a bien morir. Creo que sí, que recibió al sacerdote,
pero era tal su arraigo al dinero que ese hombre tres días antes de morir,
internado, compró una villa.
No sé si por Suiza, por
Austria o dónde, lujosísima, para él, para los tres días que le quedaban.
Además, la casa que tenía y todas las casas de veraneo, todo eso, o sea no pudo
liberarse, en los umbrales de la eternidad, no pudo liberarse del dinero. No
digo que se haya condenado o no, porque recibe el sacramento y Dios sabe
perdonar… pero el dinero, cuando te agarra… pero ese es el primer paso adonde
te lleva el dinero, a la vanidad.
Segundo paso: y la vanidad
te llena la cabeza de humo, entonces uno en vez de mirar a la gente a los ojos,
la mira así, la mira de costado. Soy superior, la vanidad, le gusta aparentar
al vanidoso, como el pavo real, el pavo real uno lo mira y qué cosa hermosa,
pero ¿Cuál es la verdad del pavo real? Da la vuelta y miras lo de atrás. Es la
verdad, hablo de cosas reales. El segundo paso es la vanidad y ¿Cuál es el
tercer paso? El orgullo, la soberbia y de ahí todos los pecados.
El primer paso: el dinero,
el diablo se mete por el bolsillo. Segundo paso, la vanidad, porque tengo el
dinero soy vanidoso, en vez de usarlo para bien lo uso para mí mismo, para
maquillarse el alma, maquillarme la vida, maquillarme todo, maquillarme la
importancia social… lo que sea. El tercer paso es el orgullo, la soberbia, que
es la virtud del demonio.
NOEL: Esta es una gran
catequesis para todos nosotros, yo le dije: «yo no vine a sobarle el lomo»,
como usted dijo de usar esa palabra (risas). Ahora también, no vengo a sobarle
el lomo, pero a subirle el rating del reino de Dios. ¿Qué le parece?
PAPA FRANCISCO: Me parece
bien. Que el Señor ayude en todo esto. Que el Señor ayude. Vea cómo el demonio
le sobó el lomo a Jesús, después de ayunar en el desierto, sintió hambre, y se
le acercó: «si vos sos el hijo de Dios». Sospechaba el demonio, muy
inteligente…«haced un milagro… haced que estas piedras sean pan y tenés el
poder… una riqueza… el pan a mano». Jesús le contesta (después vuelvo sobre las
respuestas).
Segundo paso: «¿Qué vas a
hacer ahora, te vas a pasar predicando y todo? Junta la gente, subite al techo
del templo, tírate abajo, no te va a pasar nada porque los Ángeles te van a
sostener, y con ese espectáculo ya todo el mundo va a creer en ti». Vanidad.
Jesús le contesta, cuando vio que no, no enganchaba. Lo lleva a lo alto y le
hace ver todos los reinos de la tierra y ahí se saca la careta y le dice «te
los regalo todos si me adoras». El último precio que pone. ¿Cómo contestó Jesús
al diablo? ¡No le contestó con una palabra suya!, ¡Porque con el diablo no se
dialoga! No se puede dialogar, porque nos gana siempre; Le contesta con la
palabra de Dios: «No solo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale
de la boca de Dios. No tentarás al Señor tu Dios, Adorarás al Señor tu Dios y a
Él solo servirás». ¿Por qué? Porque una palabra suya puede ser peligrosa frente
a la astucia del demonio, ¡Cuando el demonio tienta la palabra de Dios!
NOEL: Le voy a no más
mencionar un nombre y usted dice unas palabras para ellos, una respuesta para
ellos o sea una respuesta así cortita: Jóvenes
PAPA FRANCISCO: Bueno a
los jóvenes, lo que yo les pido es que no se jubilen a los 20 años. Es muy
triste ver un joven que se jubile. El joven tiene que mirar adelante y luchar y
pelear y usted puede hablar contando su vida a los jóvenes, miró siempre
adelante y tantos así.
Por favor chicos no se
jubilen, el futuro depende de ustedes, de los jóvenes ¿eh? Tengan coraje, se
van a equivocar mil veces pero van a hacer cosas. Hay una manera de no
equivocarse: quedarse encerrados en la casa, se quedan encerrados se jubilan y
se apolillan… Un joven con el alma apolillada… que feo muy feo. Salgan, tengan
ilusiones, apuesten a la vida, pero también hablen con los abuelos.
El profeta Joel en el
capítulo cuarto dice una cosa muy hermosa: hablando de la gracia de Dios, en el
pueblo de Dios: entonces los ancianos tendrán sueños, y los jóvenes van a
profetizar a los del medio los deja al costado. La memoria de los pueblos son
los ancianos, anímense hablen con los abuelos y de ahí saquen fuerzas de esa
memoria.
Para ir adelante,
profeticen, no profeticen solos, sino a partir de la memoria de los viejos.
Vayan adelante, un pie apoyado en la memoria y el otro adelante. La esperanza,
el coraje, nada de jubilación, nada de apolillamiento, nada de irse solitos.
No, enganchados a la memoria del abuelo y profetizando al futuro. Anímense, les
va a ir muy bien.
NOEL: ¿Qué les dice a las
madres solteras?, que la mayoría son madres solteras pero también hay padres
solteros.
PAPA FRANCISCO: Cuiden a
sus hijos, Dios sabe, Dios es el gran padre, y sabe la historia de cada una,
cada uno, cómo llegó a esa situación. En sus manos tienen una promesa, tienen
un futuro. Cuídenlos, dedíquense a sus hijos y mucha ternura por favor.
Una de las enfermedades
que tiene el mundo de hoy es la cardioesclerosis, corazones escleróticos duros,
no saben expresar el amor y el cariño. Ternura, necesitamos ternura,
necesitamos la revolución de la ternura, usted tiene ese niño, vino como vino,
pero con mucha ternura llevarlo adelante y ustedes mismos de esta manera
contagien ternura.
NOEL: Los ancianos, los
abuelos muchos de ellos olvidados, solo eso.
PAPA FRANCISCO: De las
cosas más tristes porque ellos son los que nos dieron la vida, los que tienen
la memoria de los pueblos, y en este mundo, en esta cultura que es la cultura
del descarte, ya cuando el abuelo no sirve se descarta.
Mi abuela me contaba, de
chicos nos contaba muchas historias, recuerdo una: un señor de familia bien
trabajador de una linda familia, estaba casado, varios hijos y su papá, viudo,
vivía con ellos, pero el papá se fue poniendo viejo y… en la mesa cuando comía
se le caía un poco la comida, se babosea.
Entonces él dijo no, a
papá no lo podemos tener con nosotros porque no podemos invitar gente, entonces
le compró una mesa chiquita y lo mandó a comer en la cocina, entonces la
familia comía en el comedor y el viejito en la cocina, porque se baboseaba y quedaba
mal. ¡Claro en el fondo estaba negando a su padre! ¿No? Y bueno a la semana
llega del trabajo y encuentra a su hijo el más pequeño que tenía 4 años, y
estaba con un martillo, unos clavos ahí, unas maderas jugando. Entonces el papá
le pregunta qué estás haciendo, estoy haciendo una mesa papá. ¿Una mesa para
qué? Para cuando vos seas viejo, para que puedas comer en la cocina. El chico
vio eso (el Papa apunta su dedo al corazón).
Yo les digo, si ustedes,
abandonan a los abuelos, sepan que la vida les puede pagar con la misma moneda.
Los abuelos son la memoria, no descartarlos, la memoria de la familia, la
memoria del pueblo, la memoria de la fe, no descartarlos, los abuelos son una
riqueza muy grande.
Conozco un lugar, un país
que está pasando por una crisis de desocupación bastante fuerte, y claro los
abuelos tienen la pensión, tienen la jubilación. El interés no es por amor, el
amor al abuelo se despertó en ese lugar por el comentario de toda la gente, se
acordaron de los abuelos por la pensión, la jubilación. A los abuelos yo les
diría: ustedes tienen el privilegio de poder orar, sean intercesores de sus
hijos, de sus nietos, de sus bisnietos, oren, oren, con su oración sostengan a
la familia.
NOEL: Los párrocos que a
veces se les hace la tarea pesada, son muchas cosas. Una palabra para los
párrocos sacerdotes.
PAPA FRANCISCO: A veces el
párroco tiene que llevar tantas cosas además de los problemas de la parroquia,
los problemas que se les confían y pueden caer en un gran cansancio. Yo les
diría frenen un poco cuando están así. Cuando están así váyanse al sagrario,
delante de la imagen de la Virgen, descansen un poquito, «padre si hago eso me
duermo». Dormite 20 minutos delante del Señor que te va a hacer bien.
NOEL: Bueno, yo quisiera
agradecerle, un mensaje para nosotros como apostolado El Sembrador que estamos
sembrando y somos llamados a sembrar. Creo que la semilla ha caído en tierra
buena, un mensaje para todos nuestros hermanos, servidores, miembros de este
apostolado, que nuestra intención y nuestro deseo mayor es ir, salir y hacer
eso que Jesús nos ha indicado y lo que usted nos viene diciendo.
PAPA FRANCISCO: Bueno
usted se me adelantó un poquito, pero… en la respuesta. Pero el mensaje de
Dios: tengan puntería, o sea que caiga en tierra buena, pero algunos van
sembrando como quien va de paseo y no les interesa la semilla, no la palabra,
la semilla sagrada, fíjate bien donde cae, no las desperdicies.
NOEL: Quisiéramos ya en
este momento solamente pedirle su bendición para todos los que van a ver esto,
porque yo no vengo aquí solo, vengo representando a muchísima gente, que
desearían estar cerca, como estoy yo, como estamos aquí nosotros, pero nuestra
tarea es que usted a través de este medio llegue, toque, con lo que nos ha
dicho, con su corazón abierto, lo que nos ha mencionado que desearía. Nosotros
no lo tomamos solamente como un comentario, como una plática más, la queremos
hacer nuestra y llevarla a cabo. Así como ha sido su deseo. Yo como hijo, usted
como papá, yo siento el deseo de cumplir y llevar a cabo también sus buenos
deseos.
PAPA FRANCISCO: Adelante,
coraje, oración y mucha ternura, mucha ternura. Les bendiga Dios Todopoderoso,
el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Fuente: Alfa y Omega