19.3.17

TRANSFORMA TU CASA EN UN REFUGIO DE PAZ

De la cocina al dormitorio, algunas ideas para enriquecer tu decoración

Todos queremos que nuestra casa sea un remanso de paz y de amor. Sin embargo, la mayor parte del tiempo, nuestras casas parecen más una jungla: pilas de ropa desordenada, zapatos que entorpecen la entrada, una cocina apenas funcional y un salón abandonado ante la imposibilidad de control.

Nuestro ritmo de vida al galope nos deja poco tiempo para ocuparnos de la casa, pero si consiguen disminuir ese ritmo y colocar algunos detalles decorativos en cada habitación, su casa parecerá un hogar de paz y no solamente un armario gigante donde se apilan los objetos del día a día. Insuflar un poco de alma a su entorno es más sencillo de lo que piensan. 

Dejen que les inspire esta lista de toques decorativos que volverán su espacio más cómodo y espiritual. Quizás se den cuenta incluso de que su casa consigue reflejar la alegría y el confort que encontramos en las iglesias.
Umbral de la puerta y exterior

“Pedid y se les dará; busquen y hallarán; llamen y se les abrirá” (Mateo 7:7)

Que su puerta de entrada sea un símbolo y no solamente un pasaje hacia el interior o el exterior. Una puerta es un umbral, y en una iglesia eso representa acogida, refugio, así como transformación: nunca eres la misma persona cuando sales de la iglesia que cuando entraste. Recuerden a sus invitados que están entrando en un lugar aparte. Pequeños detalles, como una aldaba bonita o una campanilla, un felpudo de bienvenida o una estatuilla de un ángel sobre el umbral de la puerta, marcarán la diferencia.



Entrada

“No se olviden de la hospitalidad; gracias a ella hospedaron algunos, sin saberlo, a ángeles” (Hebreos 13:2)

En un lado interior junto a la puerta, ¿por qué no instalar una pequeña fuente de agua bendita y crear el hábito de bendecirse cada vez que salen o entran de casa? Tal vez los invitados se sientan motivados a hacer lo mismo. En cualquier época del año, colgar campanillas en el pomo de la puerta siempre aporta un aire de festividad. ¡Los invitados sentirán que su llegada es una celebración! Y como punto adicional, sabrán cuándo regresan los niños a casa. Para un toque sacramental de protección, cuelguen una medalla de san Benito cerca de la puerta.

La cocina

“Por tanto, ya coman, ya beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para gloria de Dios” (1 Corintios 10:31)

La cocina ya está provista de símbolos casi sacramentales, como la mesa, por ejemplo. Ya esté en un rincón acogedor para el desayuno o en medio de la cocina, la mesa está ahí donde se comparte el pan. Tengan en cuenta que todo lo que está en su cocina trata de abrir el apetito y estimular la conversación en torno a una comida.

Una cita espiritual o hierbas frescas que crezcan cerca de la ventana serían elementos que participarían de este sentimiento de convivencia. Una oración enmarcada, la invocación de un santo (como Marta, por ejemplo, conocida por sus fantasías culinarias) o un poema sugerente pueden inundar la cocina de un sentimiento de bienestar. Su cafetera o tetera preferida pueden ser también símbolos significativos que llamen a la relajación, la paz y la comunión.

Tapicen la puerta de su frigorífico con fotos de su familia, dibujos de sus hijos, postales, tarjetas de felicitación o todo lo que les recuerde a los seres queridos de su entorno.


El comedor

“Acudían al Templo todos los días con perseverancia y con un mismo espíritu, partían el pan por las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón. Alababan a Dios y gozaban de la simpatía de todo el pueblo. El Señor agregaba cada día a la comunidad a los que se habían de salvar” (Hechos 2:46-47)

Ya utilicen el comedor para comer o cenar todos los días o solamente en ocasiones especiales, la decoración es muy importante porque puede decir mucho sobre la historia de su familia. Pueden usar, por ejemplo, un mantel o unos candelabros heredados de su abuela. No importa mucho de qué se trate, los objetos que se transmiten de generación en generación permiten relatar la vida de su familia, al mismo tiempo que generan recuerdos nuevos.

“En el principio existía la Palabra”, nos recuerda san Juan. Pues es en el comedor donde nuestra tradición oral se perpetúa. Las personas se expresan a través de sus historias, sus risas y sus llantos, y nos enriquecen a todos. Algunos cuadros religiosos, con escenas como La última cena o Las bodas de Caná pueden ser bellas ilustraciones para esta habitación de compartir.

El salón

“Vengan a mí todos los que están fatigados y sobrecargados, y yo les daré descanso” (Mateo 11:28)

¡Sean audaces! No releguen obligatoriamente todos los símbolos religiosos a los dormitorios. Todos los que vengan a su casa deberían saber cuáles son su creencias. No duden en salpicar su salón de arte religioso. Enseguida sentirán el impacto positivo que esto puede tener sobre su ánimo.

El arte religioso no está destinado a verse expuesto únicamente en una iglesia. Pongan una imagen de la Virgen encima del sofá o bien algún óleo sobre un acontecimiento bíblico junto al sillón preferido, o incluso la estatua de un santo sobre su piano o en la estantería.


La luz

“Tú eres, Yahveh, mi lámpara, mi Dios que alumbra mis tinieblas” (Salmos 18:29)

Al igual que el cirio pascual en la víspera de Pascua, la luz de Cristo da vida a su casa. Ya sea el fuego de la chimenea, un horno de leña o un cirio sobre vuestra mesa, la presencia de una luz elemental que arda con todo su esplendor es un recordatorio poderoso de la presencia de Dios.

La habitación familiar

“No se inquieten por cosa alguna; antes bien, en toda ocasión, presenten a Dios sus peticiones, mediante la oración y la súplica, acompañadas de la acción de gracias. Y la paz de Dios, que supera todo conocimiento, custodiará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7)

Es el mejor entorno para recordarles los lazos que les unen, a ustedes y a su familia. Esta habitación es el lugar ideal para las fotos de familia o un árbol genealógico enmarcado en la pared, al igual que algunas citas espirituales. Añadan algunos cojines y mantas para darle un toque cómodo y cálido.

El dormitorio

“En vano madrugan al levantarse, el descanso retrasan, los que comen pan de fatigas, cuando él colma a su amado mientras duerme” (Salmos 127)

Pueden colocar un crucifijo bendecido en el dormitorio y un rosario junto a su cama. Al lado de sus fotos de matrimonio, ¿por qué no añadir una obra de arte religioso que evoque su amor marital? Mi obra preferida es el encuentro en la puerta dorada de Joaquín y Ana, obra de Giotto, con ese mismo nombre Encuentro en la Puerta Dorada.

Si eres soltero o soltera, quizás puedas utilizar una imagen de tu santo homónimo. En mi caso sería santa Ana o la Virgen María, por mi segundo nombre. Si no tienes un santo homónimo, usa el santo de tu iglesia o tu santo favorito.

Un pequeño consejo para un toque adicional acogedor: escoge un edredón de animados colores. ¡Todas las habitaciones deberían tener uno!


Cuarto de baño

“Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: ‘Dame de beber’, tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva” (Juan 4:10)

El agua es un elemento integral y salvador del sacramento del bautismo. Recuerden este don al decorar con amor este lugar donde se lavan y refrescan todos los días. Consideren utilizar toallas con una frase inspiradora. Añadan velas para crear una atmósfera de ensueño, también jabones y aromas originales, alegres o relajantes. Todos los elementos han de conjugar un ambiente que les limpie agradablemente del estrés de la jornada.

San Agustín calificaba la belleza de Dios como “tan antigua como nueva”. Nuestros humildes hogares pueden reflejar también eso, al igual que una hermosa catedral puede ilustrar el calendario litúrgico a través de magníficos ornamentos. La pintura de un niño en el frigorífico o una frase de Shakespeare colgando de una pared pueden ser tan refrescantes para el espíritu como una vidriera bañada por la luz del sol. A

sí que miren atentamente a su casa, identifiquen aquello que ya exprese su fe y diviértanse imaginando qué les gustaría añadir, ya sea algo sublime o magníficamente simple. Recuerden a todo aquel que entre en su casa que se trata de un hogar sólido como una roca.

 “Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca” (Mateo 7:25)

Fuente: Aleteia


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