Aquí
la respuesta
Pareciera
que el latín, cuya existencia se remonta varios cientos de años antes de
Cristo, es un objeto de estudio poco probable para nuevas investigaciones, pero
la Iglesia ha
respondido abriendo un concurso donde es requisito el uso de esta lengua.
La Santa Sede indicó
que este año su concurso de temática humanista, el Premio de las Academias
Pontificias, será todo sobre el latín. El ganador será elegido por el Papa
Francisco y recibirá más de 21.400 dólares.
¿Por
qué la Iglesia Católica se preocupa tanto por promover el latín? Por varias
razones.
“En
el Vaticano algunos de los documentos más importantes emitidos por el Papa y la
Santa Sede están oficialmente escritos en latín”, dijo el secretario de la
Pontificia Academia para el Latín, P. Roberto Spataro, en conversación con CNA
–agencia en inglés del Grupo ACI–.
A
lo anterior se suma que la versión estándar de la Biblia, llamada la
Vulgata, también está escrita en latín.
Aparte
de esta razón muy práctica, dijo el sacerdote, es a través del latín que se
puede estar en contacto con la vasta herencia de la Iglesia a lo largo de los
siglos y “descubrir que este mismo lenguaje ha sido durante mucho tiempo el
medio del diálogo entre la fe y la razón”.
El
Premio 2017 de las Pontificias Academias es auspiciado por el Pontificio
Consejo para la Cultura y la Pontificia Academia para el Latín, fundada por el Papa Benedicto XVI en
el 2012 a través del motu proprio Latina Lingua.
Ese
motu proprio asegura la importancia del estudio y la preservación del latín,
pero de ninguna manera el único.
“El
Papa Benedicto quiso inspirar a la Iglesia universal para que no olvide que el
latín es la llave de un inmenso tesoro de sabiduría y conocimiento”, dijo
Spataro.
En
1962, San Juan XXIII emitió la constitución apostólica Veterum Sapientia, en la
que “declaró solemnemente” que el latín tiene tres
características distintivas que hacen de este antiguo lenguaje el
“lenguaje legítimo para la Iglesia Católica Romana”, dijo Spataro.
Así
como la Iglesia es por naturaleza “católica” o “universal”, la lengua latina es
también internacional, no perteneciendo a un país o lugar; y como ya no es una
lengua viva, también es inmutable.
Esto
“lo hace perfecto para las evaluaciones dogmáticas y litúrgicas ya que tal
actividad intelectual requiere un lenguaje lúcido que no deja ambigüedad en la
expresión. Es hermoso y elegante, y la Iglesia siempre es amante de las
artes y la cultura”, explicó el sacerdote.
Organizado
anualmente por el Consejo Pontificio para la Cultura, el Premio 2017 de las
Pontificias Academias se articula en torno a dos temas: las propuestas
metodológicas para la enseñanza del latín contemporáneo y la recepción del
antiguo latín cristiano entre las épocas medieval y moderna.
Traducido
y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en CNA.
Fuente:
ACI Prensa