El
Obispo de Roma hizo hincapié en el importante valor ecuménico del viaje
En
la Audiencia General del miércoles, en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, el
Papa Francisco exhortó a los cristianos de Egipto y de Oriente Medio a
implicarse en la paz en la región, porque “los cristianos, en Egipto como en
toda nación de la tierra, están llamados a ser levadura de fraternidad. Esto es
posible si viven en sí mismos la comunión con Cristo”, afirmó.
En
su enseñanza, el Santo Padre hizo balance del viaje apostólico que realizó a
Egipto del 28 al 29 de abril. Recordó que su intención era llevar “un signo de
paz a Egipto y a toda aquella región que, desafortunadamente, sufre el golpe de
los conflictos y del terrorismo. De hecho –destacó–, el lema del viaje era ‘El
Papa de la paz en un Egipto de paz’”.
Francisco
subrayó como uno de los puntos centrales del viaje la visita a la Universidad
de Al-Azhar, “la universidad islámica más antigua y máxima institución
académica del islam suní”. Explicó que esa visita tuvo un doble horizonte: “el
diálogo entre cristianos y musulmanes y, al mismo tiempo, promover la paz en el
mundo”.
El
Santo Padre explicó que, en el contexto del encuentro con el Gran Imán de
Al-Azhar y su intervención en la Conferencia Internacional para la paz, ofreció
una reflexión “en la cual puse en valor la historia de Egipto como tierra de
civilización y tierra de alianza”.
Para
el Pontífice, Egipto, como sinónimo de antigua civilización, de tesoros
artísticos y de conocimientos, “nos recuerda que la paz se construye mediante
la educación, la formación de la sabiduría y un humanismo que asume como parte
integrante la dimensión religiosa, la relación con Dios, como recordó el Gran
Imán en su discurso”.
“La
paz también se construye compartiendo la alianza entre Dios y el hombre,
fundamento de alianza entre todos los hombres, sustentada sobre el Decálogo
escrito en las tablas de piedra del Sinaí, pero de forma mucho más profunda en
el corazón de cada hombre de cada tiempo y lugar, ley que se resume en el
mandamiento del Amor de Dios y del prójimo”.
Por
ello abogó por “una paz estable y duradera que se sustente no en el derecho de
la fuerza, sino en la fuerza del derecho”, paz a la que Egipto puede contribuir
gracias a su peso histórico y religioso y a su papel en la región.
En
la catequesis,
el Obispo de Roma hizo hincapié en el importante valor ecuménico del viaje. En
este sentido, rememoró la reunión y oración común junto al Papa Tawadros II:
“Un fuerte signo de comunión, gracias a Dios, hemos podido darlo junto con mi
querido hermano el Papa Tawadros II, Patriarca de los Coptos ortodoxos. Hemos
renovado el compromiso, también firmando una Declaración Conjunta, de caminar
juntos y de comprometernos para no repetir el Bautismo administrado en las
respectivas Iglesias”.
“Juntos
hemos orado por los mártires de los recientes atentados que han golpeado
trágicamente aquella venerable Iglesia; y su sangre ha
fecundado este encuentro ecuménico, en el cual ha participado también el
Patriarca de Constantinopla Bartolomé. El Patriarca ecuménico, mi querido
hermano”.
En
su enseñanza ante los fieles congregados en la Plaza de San Pedro, Francisco
también rememoró los momentos vividos junto a la pequeña comunidad católica de
Egipto a los que exhortó a “revivir la experiencia de los discípulos de Emaús,
a encontrar siempre en Cristo”; y con los sacerdotes, religiosos, religiosas y
seminaristas, en los que vio “la belleza de la Iglesia en Egipto”.
El
Papa Francisco finalizó la catequesis agradeciendo a todos los que hicieron
posible el viaje, “especialmente a tantas personas que han ofrecido sus
oraciones y sufrimientos”.
Por Miguel Pérez
Pichel
Fuente:
ACI Prensa