Audiencia
que concedió a los miembros del Pontificio Colegio Pío Rumano
En
la audiencia que concedió a los miembros del Pontificio Colegio Pío Rumano, el
Papa Francisco dijo a los futuros sacerdotes que el seminario “es el gimnasio”
en el que se entrenan para dar la vida.
El
Santo Padre recibió al Colegio por los 80 años de la fundación de esta
institución que se encarga de la formación de los futuros sacerdotes de la Iglesia Greco-Católica
Rumana.
El
Pontífice resaltó luego que “robusteciendo vuestra memoria eclesial –señaló
Francisco–, ayudarán a vencer una peligrosa tentación que podría presentarse:
la de caer en la mediocridad, la de contentarse con una vida normal donde todo
va adelante sin prisa, sin ardor”.
Por
el contrario, “un Pastor, como discípulo configurado en Cristo que ha dado la
vida hasta el fin, no puede permitirse el conformarse con una vida mediocre”.
Así, “sea siempre vuestro Colegio un ‘gimnasio’ donde entrenarse para
entregar la vida con disponibilidad”.
Por
lo tanto, “custodiar la memoria, no es simplemente recordar el pasado, sino
poner las bases para el futuro, para un futuro de esperanza. Si no custodiamos
la memoria terminaremos en la mediocridad del clericalismo”, advirtió.
El
Papa valoró también el renacimiento de la Comunidad Católica Oriental de
Rumanía después de “haberse resentido durante los trágicos sucesos de la
persecución atea”. Superado el período comunista, la Iglesia “asistió a un
bello renacimiento y, en los últimos años, se ha abierto a nuevos fieles”.
Francisco
recordó a los fieles de la Iglesia Greco-Católica Rumana que “esta historia,
hecha de grandes testimonios de fe y de momentos de prueba, de inviernos duros
y primaveras fértiles os pertenece. Es necesario custodiarla, no para permanecer
anclados en el pasado, sino para vivir los eventos que en cada época se
presentan para el sostenimiento de una memoria evangélica”.
“Hay
mucha necesidad de alimentar la esperanza cristiana, aquella esperanza que
entrega una nueva mirada capaz de descubrir y de ver el bien también cuando ha
sido oscurecido por el mal”, afirmó también el Santo Padre.
Francisco
deseó también a los presentes “que vuestra casa sea un cenáculo donde el
Espíritu haga misioneros de esperanza, portadores contagiosos de la presencia
del Resucitado, valientes en la creatividad y nunca desanimados ante los
problemas y la carencia de medios”.
Solidaridad con cristianos
de oriente
El
Santo Padre también se solidarizó con los cristianos perseguidos de Oriente
Medio y expresó su deseo de abrazarse a las familias y a todos los fieles cuyas
vidas se han visto duramente golpeadas por la violencia.
Así
lo hizo ante estudiantes coptos de Egipto, sirio católicos y caldeos de Irak y
Siria, y melquitas y maronitas del Líbano y Palestina pertenecientes al
Pontificio Colegio Sant’Efrem, inaugurado en 2003 para hospedar a seminaristas
y sacerdotes de lengua árabe provenientes de las Iglesias Orientales Católicas.
Estos
estudiantes se encontraban junto a miembros de la Comunidad del Pontificio
Colegio Pío Rumano de Roma, en cuya sede se hospedan.
“Ante
vosotros -dijo el Papa- pienso en la situación en la que se encuentran tantos
fieles de vuestras tierras, tantas familias que son obligadas a abandonar sus
casas o se ven afectados por la violencia y el sufrimiento”.
“Deseo
abrazarme de forma especial a estos hermanos y hermanas, junto con vuestros
Patriarcas y Obispos”, subrayó.
Por Miguel Pérez
Pichel
Fuente: ACI
Prensa