“Hay
algunos corazones, si hiciésemos un electrocardiograma espiritual el resultado
sería lineal, que no tienen emociones”
El
Papa Francisco dedicó la homilía de la Misa en la
capilla de la residencia Santa Marta a hablar del Espíritu Santo, por lo que
invitó a escucharle para saber qué es lo bueno y qué es lo malo.
Francisco
comentó la Primera lectura del día y recordó que la comunidad de Éfeso “era
gente buena, gente de fe” pero no conocía el don del Espíritu Santo.
“¿Soy
capaz de escuchar al Espíritu Santo?; ¿soy capaz de pedir inspiración antes de
tomar una decisión o de decir una palabra o hacer algo?; ¿mi corazón está
tranquilo, sin emociones, es un corazón fijo?”, se preguntó.
“Hay
algunos corazones, si hiciésemos un electrocardiograma espiritual el resultado
sería lineal, que no tienen emociones. También en los evangelios están estos,
pensemos en los doctores de la ley: eran creyentes en Dios, sabían todos los
mandamientos, pero su corazón estaba cerrado, parado, no se dejaban inquietar”.
A
este punto, el Papa invitó a “dejarse preocupar por el Espíritu Santo: ‘He
sentido esto… pero Padre, ¿eso es sentimentalismo?’. ‘No, puede ser, pero no.
Si vas por el camino correcto no es sentimentalismo’. ‘He sentido el deseo de
hacer esto, de ir a visitar a ese enfermo o de cambiar de vida y dejar esto…’. Sentir y
discernir: discernir aquello que siente mi corazón, porque el Espíritu Santo es
el maestro del discernimiento”.
“Una
persona que no tiene estos movimientos en el corazón, que no discierne qué
sucede, es una persona que tiene una fe fría, una fe ideológica. Su fe es una
ideología”, añadió el Papa.
“¿Pido
que me guíe por el camino que debo escoger en mi vida y también todos los
días?, ¿pido que me de la gracia de distinguir lo bueno de lo menos bueno?
Porque lo bueno de lo malo se distingue rápido. Pero existe ese mal escondido
que es el menos bueno, pero esconde el mal. ¿Pido esta gracia? Estas preguntas
querría sembrarlas hoy en vuestro corazón”, afirmó.
“Pidamos
también nosotros la gracia de escuchar lo que el Espíritu dice a nuestra Iglesia, a nuestra
comunidad, a nuestra parroquia, a nuestra familia y a cada
uno de nosotros, la gracia de aprender este lenguaje de escuchar al Espíritu
Santo”.
Por Álvaro
de Juana
Fuente:
ACI Prensa