“Pensad
hoy en estas dos cosas: ¿Mi corazón está abierto y hago el esfuerzo de escuchar
al Espíritu Santo, de escuchar lo que me dice?”
Durante
la homilía de la Misa celebrada
en la Casa Santa Marta este lunes, el Papa Francisco propuso una oración para
que los cristianos pidan a Dios que les ayude a tener un corazón abierto a los
dones del Espíritu Santo:
“Señor,
ábreme el corazón para que pueda entender aquello que Tú nos has enseñado. Para
que pueda recordar aquello que Tú nos has enseñado. Para que pueda recordar tus
palabras. Para que pueda seguir tus palabras. Para que llegue a la verdad
plena”.
El
Santo Padre explicó que el Espíritu Santo “nos enseña a decir: ‘Jesús es el
Señor’”. “Sin el Espíritu, ninguno de nosotros sería capaz de decirlo, de
sentirlo, de vivirlo. Jesús, en otro fragmento de este largo discurso –recogido
en el Evangelio de San Juan–, dice del Espíritu: ‘Os conducirá a la Verdad
plena’, os acompañará hacia la Verdad plena. ‘Os hará recordar todas las cosas
que he dicho; os lo enseñará todo’”.
“Por
lo tanto, el Espíritu Santo es el acompañante en el camino de todo cristiano,
también el acompañante en el camino de la Iglesia. Y este es el
regalo que Jesús nos da”.
Para
explicar dónde habita el Espíritu Santo, Francisco recurrió a la figura de
Lidia, “comerciante de púrpura”, que aparece en la Lectura de los Hechos de los
Apóstoles.
A
Lidia, “el Señor le abrió el corazón para que entrase el Espíritu Santo y la
hiciese discípulo. Por lo tanto, es justamente en el corazón donde debemos
llevar al Espíritu Santo”.
“La
Iglesia lo llama ‘el dulce habitante del corazón’: ahí es. Pero en un corazón
cerrado no puede entrar. ‘Ah, ¿y dónde se compran las llaves para abrir el
corazón?’. No: es también un regalo. Es un regalo de Dios. ‘Señor, ábreme el
corazón para que entre el Espíritu y me haga comprender que Jesús es el
Señor’”.
El
Papa Francisco planteó dos preguntas implícitas en las lecturas del día. “La
primera: ¿pido al Señor la Gracia de que mi corazón permanezca abierto? La
segunda: ¿intento escuchar al Espíritu Santo, sus inspiraciones, las cosas que
dice a mi corazón para que vaya adelante en la vida cristiana y que pueda dar
testimonio de que Jesús es el Señor?”
“Pensad
hoy en estas dos cosas: ¿Mi corazón está abierto y hago el esfuerzo de escuchar
al Espíritu Santo, de escuchar lo que me dice?”.
Si
es así, “iremos adelante en la vida cristiana y daremos testimonio de
Jesucristo”, concluyó.
Por Miguel Pérez
Pichel
Fuente:
ACI Prensa